Hace unos días, la salud del papa Francisco, que semanas atrás fue intervenido por una afección intestinal, volvió a ser usada por la prensa italiana para especular sobre la posible renuncia del pontífice argentino a la conducción de la Iglesia Católica.
En un artículo publicado por Libero Quotidiano, se aseguró que Francisco estaría listo para dar un paso al costado, agobiado por sus problemas de salud (el autor fue Antonio Socci, crítico acerrimo de Jorge Bergoglio, que llegó a afirmar que su elección fue “nula y sin valor”).
Y Il Fatto Quotidiano marcó en la misma senda que en el Vaticano se vivía “un clima pre cónclave” que nacía de las profundas divisiones entre los sectores afines al reformismo del Papa argentino, y los más tradicionalmente de la Curia romana. Aunque el propio Francisco se definió como “un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación”, sus apariciones post quirúrgicas y los viajes ya programados (para mediados de septiembre a Hungría y Eslovaquia) en su agenda lejos están de sugerir la intención de dimitir.
Desde el balcón del hospital donde estuvo internado (debió pasar 10 días en el Gemelli de Roma), el papa Francisco lamentó las especulaciones en torno a su renuncia. “Siempre que el Papa está enfermo corre brisa -o huracán- de cónclave”, contestó el pontífice de 84 años tras la operación de colon: “estenosis diverticular grave con signos de diverticulitis esclerosante”, marcó el parte que entregó el director médico del Gemelli.
El cónclave es el nombre que recibe la reunión de cardenales menores de 80 años, en la cual se elige a un nuevo Papa en la Capilla Sixtina, ante la renuncia o muerte del sumo pontífice. Francisco que cumplirá en diciembre 85 años, es consciente de que los sectores conservadores de la Iglesia agitan a la prensa italiana -que justamente manejan-, para presionarlo para que de un paso al costado a fin de año. A ellos Bergoglio les contestó con un “estoy vivo”, al ser consultado sobre su salud, y relatar la experiencia en la que un enfermero le “salvó la vida” durante la operación.
“Un enfermero me salvó la vida, un hombre de mucha experiencia. Es la segunda vez en la vida que un enfermero me salva la vida. La primera fue en el año 57”, relató el papa en una entrevista realizada por el periodista Carlos Herrera, la primera que concedió Francisco tras su intervención.
El Papa, que todavía tiene problemas para mantenerse de pie, ansia superar exitosamente el postoperatorio para recuperar sus gestiones por la paz en Afganistán (“le preocupa la crisis de refugiados que se está viviendo”, marca un allegado), y presidir el cierre del Congreso Eucarístico Internacional en Budapest.