Jason Jones, un hombre de 29 años, sucumbió a sus heridas tras pasar casi seis semanas hospitalizado luego de un enfrentamiento con la policía en una comisaría en Catskill (NY), 129 millas al norte de Manhattan.
Estando aparentemente intoxicado y sin ropa, Jones entró en una comisaría de la aldea Catskill a finales de octubre y se enfrentó a los oficiales, quines desplegaron una pistola Taser para someterlo, pero como acababa de rociarse con desinfectante para manos estalló en llamas.
Jones fue retirado de un ventilador que lo mantenía con vida en un hospital de Syracuse el miércoles por la noche, informó The Times Union. La oficina del fiscal general del estado investiga la muerte del joven.
El jefe policial Dave Darling dijo en octubre que los oficiales estaban familiarizados con Jones por encuentros anteriores. “Creo que tenían miedo de que se hiciera daño a sí mismo, y eso fue lo que lo inició… Todavía hay detalles que estamos tratando de desarrollar”. Describió lo acontecido como “horrible” y afirmó que sus oficiales no están equipados con cámaras corporales, pero que había registros de video en la comisaría.
Kevin A. Luibrand, abogado de la familia Jones, se negó entonces a discutir los detalles, pero dijo que le había pedido a la policía que conservara todas las grabaciones y materiales escritos relacionados con el encuentro, que ahora resultó mortal.