Se trata de la «condena más dura que ha recibido nunca un activista pacífico» en Arabia Saudí, país donde son habituales las condenas a tuiteros y otros usuarios de redes sociales por expresar sus ideas en estas plataformas.
Una mujer saudí de 34 años, Salma al Shehab, ha sido condenada a esa misma cantidad de años de cárcel en su país por su actividad en Twitter, en la mayor pena impuesta hasta ahora en el reino por expresar pacíficamente sus opiniones, han denunciado organizaciones de derechos humanos regionales.
«El 9 de agosto, el Tribunal Penal Especializado de Apelación emitió una sentencia de 34 años de prisión contra ella, además de prohibirle viajar al exterior durante un periodo similar tras cumplir su sentencia», indicó en un comunicado el Centro del Golfo para los Derechos Humanos (GCDH).
«Esta injusta sentencia tiene que ver solamente con sus actividades pacíficas y civilizadas en Twitter», agregó la ONG.
El GCDH destacó que esta es la «condena más dura que ha recibido nunca un activista pacífico» en Arabia Saudí, país donde son habituales las condenas a tuiteros y otros usuarios de redes sociales por expresar sus ideas en ellas.
Esta organización indicó que Al Shehab utilizaba su cuenta en Twitter «en particular para mostrar sus creencias en al justicia de la causa palestina y para defender a prisioneros de conciencia».
La condenada, agregó, es madre de dos hijos y estudiaba un doctorado sobre salud bucal en la ciudad británica de Leeds hasta que el 15 de enero de 2021 fue arrestada al viajar a su país a pasar unas vacaciones con su familia.
Tras pasar varios meses detenida mientras era investigada, periodo en el que sufrió malos tratos y durante el que no se le permitió contratar un abogado, fue juzgada por un tribunal especializado en delitos de terrorismo que la condenó inicialmente a seis años de cárcel.
Pero en una revisión de la sentencia por un tribunal de apelación se le incrementó la pena de privación de libertad a 34 años bajo cargos como «desestabilizar la seguridad de la sociedad y la estabilidad del Estado», «propagar la sedición», «proporcionar ayuda a quienes buscan perturbar el orden público» o «difundir rumores falsos y maliciosos en Twitter», indicó el CGDH.
La ONG saudí con sede en Londres ALQST dijo en un comunicado su temor de que esta condena extremadamente dura sea «el inicio de una nueva tendencia que las autoridades saudíes sigan en los próximos días, como mecanismo para castigar a todos los que critican sus políticas».
El Centro del Golfo por los Derechos Humanos la considera un «mensaje de amenaza e intimidación enviado por el príncipe heredero Mohamd bin Salman, que tiene ahora el control del país, a todos los activistas de Internet de que este es el destino que le espera a quienes usen las redes sociales».
Las organizaciones de derechos ha denunciado reiteradamente que Arabia Saudí suele enjuiciar y condenar como terroristas a activistas, usuarios de redes sociales y críticos en general por la simple expresión pacífica de sus opiniones.