Desde que saltara la noticia del fallecimiento de la reina Isabel II, los sentimientos y emociones han estado a flor de piel. Muestra de ello es la reacción de Meghan Markle, quien con lágrimas en los ojos se ha despedido de la monarca en un histórico funeral. Un acto que, sin duda, ha acaparado las miradas de todo el planeta.
La mujer del príncipe Harry estaba colocada junto al rey Carlos III y el resto de los Windsor en el último adiós a la reina en la Abadía de Westminster. Con motivo de su muerte, se ha celebrado un funeral de Estado al que han acudido más de 2.000 personas y varios de los dirigentes más importantes del mundo. No obstante, y como era de esperar, muchos de los focos estaban puestos en ella, debido a las últimas decisiones que ha tomado su esposo respecto a la familia real británica.
La también actriz llegaba al templo abatida y con gesto serio, aunque realmente fue después del servicio religioso cuando no pudo evitar la emoción y rompió a llorar. De esta manera, se evidencia que, pese a todas las polémicas y desencuentros vividos en los últimos años, Isabel II era intocable, tanto para ella como para Harry. Y es que podría decirse que la Reina era su único apoyo dentro de la familia.
Además, este sofocón no hubiera venido solo por el adiós a la Reina, sino que se habrían mezclado la emoción de la despedida con el regreso al lugar en el que se casó con el hijo menor de Carlos III. Finalmente, después de todas las sensaciones vividas y reflejadas por parte de Meghan, todos pusieron rumbo al Castillo de Windsor, donde tuvo lugar el último y más íntimo adiós a su majestad.
De: La Marca