Con la presidencia en juego en campos de batalla como Wisconsin y Pensilvania, Donald Trump pasó la noche del sábado en una California sólidamente liberal, tratando de vincular a la vicepresidenta Kamala Harris con lo que describió como los fracasos del estado natal de la demócrata.
Es casi seguro que Trump perderá California, y eso no cambiará después de su parada del sábado en Coachella, una ciudad desértica al este de Los Ángeles mejor conocida por el festival anual de música que lleva su nombre. Aun así, Trump aprovechó su visita para irrumpir en el estado más poblado del país, sacando a relucir sus recientes luchas contra la falta de vivienda, la escasez de agua y la falta de asequibilidad. Harris, la candidata presidencial demócrata, fue anteriormente senadora junior y fiscal general del estado.
“No vamos a permitir que Kamala Harris le haga a Estados Unidos lo que le hizo a California”, dijo Trump, refiriéndose al estado como el “Paraíso perdido”.
El expresidente perdió California de manera aplastante en 2020. Obtuvo más de 6 millones de votos, más que cualquier candidato presidencial republicano anterior, y sus márgenes superaron el 70% en algunos condados rurales que normalmente favorecen a los conservadores en la boleta.
Se trata de una enorme reserva de voluntarios potenciales para trabajar en las elecciones estatales y participar en bancos telefónicos en los estados más disputados. Y Trump atrajo la cobertura mediática del mercado de Los Ángeles, el segundo más grande del país.
Trump visitó Coachella entre escalas en Nevada, en una mesa redonda para latinos en Las Vegas el sábado temprano —donde elogió a los hispanos por tener “tanta energía”— y Arizona, para un acto de campaña el domingo en Prescott Valley. Perdió por poco esos dos estados indecisos ante el demócrata Joe Biden en 2020.
Ir a California le da a Trump la “capacidad de arremeter y de aprovechar esta gran población de partidarios de Trump”, dijo Tim Lineberger, quien fue director de comunicaciones de la campaña de Trump de 2016 en Michigan y también trabajó en el gobierno del expresidente. Él está “viniendo aquí y activando eso”.
El expresidente fue especialmente mordaz con respecto a la inmigración ilegal y advirtió en un momento dado: “Sus hijos están en peligro. No pueden ir a la escuela con esta gente, esta gente es de otro planeta”.
___ Blood reportó desde Los Ángeles. Los periodistas de The Associated Press Thomas Beaumont en Las Vegas y Nicholas Riccardi en Denver contribuyeron a este despacho.