Un ritual tan antiguo y sagrado como el cónclave no podía llegar hasta nuestros días sin dejar un tendal de historias extraordinarias. Algunas huelen a incienso y piedra vieja; otras, a conspiración y a pura condición humana.
1. El cónclave más largo de la historia: hambre, encierro y techos arrancados
El récord absoluto lo tiene el cónclave de Viterbo (1268-1271).
La elección se demoró tanto (¡casi tres años!) que el pueblo, harto, decidió encerrar a los cardenales bajo llave y reducir su ración de comida.
Como tampoco se decidían, les quitaron el techo del edificio para que, sufriendo lluvia y frío, apuraran el voto. Así nació la expresión cum clave («bajo llave») para nombrar a este proceso.
2. El martillo de plata: la prueba de la muerte papal
Hasta hoy, el camarlengo debe asegurarse de que el Papa esté realmente muerto.
Tradicionalmente, golpea tres veces la frente del pontífice con un pequeño martillo de plata, mientras lo llama por su nombre bautismal:
«¿Francesco, dormisne in Domino?» («¿Francisco, duermes en el Señor?»).
Si no hay respuesta, se certifica la muerte.
Este ritual medieval sobrevive, aunque hoy suele complementarse con prácticas médicas modernas.
3. La Sala de las Lágrimas: donde los Papas lloran su elección
En la Sala de las Lágrimas —ubicada junto a la Capilla Sixtina—, espera el ajuar papal: tres sotanas de distinto tamaño (por si acaso).
Ahí, muchos pontífices se han quebrado emocionalmente tras aceptar la elección. Se cuenta que Juan XXIII lloró desconsoladamente, y que Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) permaneció allí, en silencio absoluto, por largos minutos antes de vestirse.
4. La elección del nombre: supersticiones y símbolos
La elección del nombre papal no es un detalle menor.
Algunos nombres están «malditos» por la historia: ningún Papa ha querido volver a llamarse «Pedro II», por respeto a San Pedro, el primer Papa.
Otros nombres, como «Pío» o «Juan», fueron elegidos buscando estabilidad o tradición.
El primer Papa en cambiar su nombre fue Juan II, en el año 533, porque su nombre de nacimiento era «Mercurio», y consideró inapropiado llevar el nombre de un dios pagano.
5. La chimenea del humo blanco: un enigma hasta hace poco
Durante siglos, el color del humo fue un problema.
Muchas veces el humo salía gris, confuso, y la gente no sabía si había Papa o no.
Recién en 2005, con la elección de Benedicto XVI, el Vaticano usó productos químicos especiales (perclorato de potasio, antraceno y azufre) para garantizar un humo blanco nítido.
6. Cónclaves fuera de Roma: de Perugia a Aviñón
No todos los cónclaves fueron romanos.
Durante los siglos XIII y XIV, por guerras e inestabilidad, varios se celebraron fuera de Roma.
Incluso, durante el famoso «Cisma de Aviñón» (1309-1377), siete Papas residieron en Francia, y sus elecciones se realizaron allí, lejos de la Ciudad Eterna.
7. El «Papa de un mes»: elecciones trágicas
No todos los Papas elegidos en cónclave tuvieron un pontificado largo.
Urbano VII (1590) fue elegido, pero murió de malaria 12 días después, antes siquiera de ser coronado formalmente.
Se convirtió en el Papa con el reinado más corto de la historia.