Esta vez, fueron los peritos los que dejaron en evidencia al joven al dar detalles de su personalidad y el daño causado en las víctimas.
Teruel está acusado en dos causas diferentes, ambas por delitos de abuso sexual. En una de ellas se encuentran coimputados dos amigos suyos, Silvio Ezequiel Rodríguez y Gonzalo Isaac Farfán. El debate es dirigido por la jueza Carolina Sanguedolce junto a los vocales Pablo Farah y Gabriela González. Desde que inició el juicio, la suerte de Teruel, por encima de los otros dos acusados, no fue buena y, en realidad, era de esperar, pues los primeros en declarar fueron familiares de las víctimas e incluso las mismas jóvenes abusadas.
El martes, también lo hizo Mario Teruel, padre del joven músico y, aunque todo indicara que no le dio una mano al sostener que su hijo le confesó los abusos e incluso reveló un tercer hecho con otra víctima desconocida, lo cierto es que esta declaración podría ser parte de una estrategia defensiva.
Ayer, en tanto, declararon tres psiquiatras, entre ellos un perito de parte y dos profesionales del gabinete del CIF, quienes tuvieron a su cargo la realización de una pericia a una de las víctimas, menor de edad al momento de los hechos.
Los testigos evaluaron a la víctima de la primera causa cuando tenía 17 años y confirmaron la existencia de daños psíquicos, por lo que sugieren tratamiento psicológico y psiquiátrico. También dijeron que la joven presentaba un discurso coherente y con contenido depresivo.
Sí aclararon que, durante la entrevista, se mostró reticente a hablar de los hechos. “Era vaga en los detalles y no podía dar precisiones”, señalaron, a la vez que informaron que presentaba una personalidad con indicadores de trastorno límite de la personalidad, labilidad y trastorno de la imagen corporal.
Reconocieron que evidenciaban vivencias psicotraumatizantes, las que daban cuenta de un daño psíquico de origen multifactorial. Explicaron que en su historia vital aparecían situaciones que la habían ido marcando y admitieron que el impacto traumático producido por un abuso a veces está reprimido y no sale en la entrevista.
Trastornos
Otra psicóloga que realizó un informe de la misma víctima, pero cuando la misma tenía 13 años, dijo que la menor refirió tener problemas en el vínculo con su madre por conflictos de horarios y límites. Manifestó que la menor presentaba trastornos alimenticios, se autolesionaba y aludía malestar emocional. Le contó que ese malestar había comenzado a manifestarse cuando ella tenía 10 años, edad en que comenzaron los abusos por parte de Teruel.
La profesional también se refirió a la madre de la menor, de quien dijo que se mostraba cansada, sin respuesta ante la situación y que no se oponía a que su hija se fuera a vivir con el padre. Reiteró que, desde los 10 años, la víctima manifestó tristeza, sufrió trastornos alimentarios y se autolesionaba.
Psicóloga afirmó que “es capaz de salirse de las normas”
Respecto a Teruel, una psicóloga del Poder Judicial que examinó al joven, afirmó que el acusado tiene una personalidad neurótica y que se mostró arrepentido y angustiado por los hechos cometidos, los cuales reconoció en las entrevistas. Sostuvo que Teruel forma vínculos inmaduros y que busca la protección de la familia. Y que, ante algunas situaciones o movilizaciones emocionales, es capaz de salirse de las normas. Puede ser una persona correcta y lógica en algunas situaciones, e impulsivo en otras, sin que prime la racionalidad.
La psicóloga indicó que el imputado no entendió cómo llegó a esta situación y que durante la evaluación habló de los hechos de abuso ocurridos en el marco de la primera causa.
Reconoció que, al momento de la entrevista, el acusado se encontraba muy angustiado por su situación de detención y por sentirse observado por los demás. Reconoció que Teruel le contó detalles del hecho por el cual había sido denunciado, reconoció el abuso y trató de justificar su error diciendo que no sabía por qué había sucedido eso. Respecto a la personalidad del imputado, indicó que sobresalían rasgos infantiles y dependientes y que buscaba permanentemente la contención de sus padres. Afirmó que el joven sabe lo que está mal, lo reconoce, pero también puede actuar sin tener en cuenta lo que causa en otras personas. Sostuvo que el plano psicosexual es un área conflictiva en la que el acusado puede actuar con el mecanismo de disociación antes descripto.
También declaró una asistente social del Poder Judicial que en 2019 entrevistó a Teruel y a familiares y vecinos del acusado. Contó que el joven se dedicaba a la producción musical, que tenía estudios terciarios y que era el menor de cuatro hermanos. Refirió un consumo no excesivo de alcohol y un uso recreativo de la marihuana, aceptado por el entorno familiar. Citó que en ese momento el acusado se encontraba en pareja desde hace seis años con una joven. Convivía con ella en un departamento que era propiedad de la familia. También señaló que la supuesta víctima era nieta de una amiga de la infancia de su madre, que frecuentemente visitaba la casa.