La política argentina se asoma a un cambio sísmico, el PRO, la fuerza que creo Mauricio Macri y fue la alternativa al peronismo kirchnerista de las últimas dos décadas podría desaparecer.
La decisión del Gobierno de eliminar las PASO deja al partido de Macri sin su principal coartada, fusionarse en las listas de Milei para disimular un proceso evidente: la fuga de sus votantes hacia las filas del Presidente.
Si se consuma la eliminación de las primarias, el PRO quedaría desnudo: obligado a presentarse en las generales de Octubre, donde debería competir con las listas del Gobierno y de la oposición peronista. Paradojas de la vida, terminaría en la ancha avenida del medio, con un agravante: la posibilidad que también la disputen esa pequeña franja la coalición que están armando Larreta, Lousteau, Schiaretti y Monzó.
Demasiada oferta para un electorado que se intuye exiguo por la polarización extrema que ya empiezan a marcar las encuestas. El Gobierno se subió a ese negoció y eligió a Cristina Kirchner como rival. Gracias por sacarme de agenda la condena, con la pavada de la jubilación, puede festejar la ex presidenta. No es algo nuevo. Santiago Caputo odia a Marcos Peña, pero en estrategia electoral lo copia de manera consistente. Macri vivió de mantener viva Cristina hasta que el invento se le volvió en contra y perdió la reelección.
Si se observa con la frialdad de un entomólogo la nube tóxica de X, es muy impactante lo que sucede. El PRO viene festejando los avances de Milei en la estabilización económica, subidos al River-Boca contra el kirchnerismo, en un loop eterno del "No vuelven más", sin percibir el riesgo muy concreto que ellos sean los primeros en ponerle el cuerpo a esa etiqueta.
Acaso por eso, tanto Cristina Kirchner como Sergio Massa se tientan con la idea de acompañar al gobierno en la eliminación de las PASO. El primer argumento es el más importante: "No hay plata para bancar dos elecciones generales", explica un dirigente muy importante que habla con ambos. El segundo es que entienden que el más perjudicado será Macri y por algún motivo que desconocemos, para ellos es prioridad destruir al ex presidente, aún si esto significa fortalecer a Milei.
Los dirigentes más lúcidos del PRO creen que su situación es tan mala que sólo les queda una opción: elegir como van a morir. Cristina y Massa se tientan con apoyar la eliminación de las PASO porque les permite en esta primer instancia eliminar a Macri y quedar plantados como única opción.
Porque en efecto, Milei es el gran ganador de la eliminación de las PASO, que sumada a la implementación de la Boleta Unica de Papel (BUP), lo deja en buenas condiciones para sortear en la elección que viene el mal armado territorial de su hermana y los Mene. Con la Boleta Unica, Milei se ahorra el esfuerzo por conseguir los fiscales que no tiene. Y con la eliminación de las PASO favorece una atomización del sistema político, que es funcional a su manera de administrar el poder: estos es, comprarlos de a uno y en fila.
De hecho, la Boleta Unica le quita sentido a las PASO. Si la lista nacional se desengancha de la distrital, toda la ingeniería cristinista para forzar un bipartidismo pierde sentido sin el arrastre obligado de la candidatura nacional. Es posible entonces que la eliminación de las primarias nos lleve a un sistema más parecido al brasileño: una constelación de partidos con algunos islotes grandes como el PT o en su momento el PSDB.
Los dirigentes más lúcidos del PRO creen que su situación es tan mala que sólo les queda una opción: elegir como van a morir. "La eliminación de las PASO nos puede servir sólo como amenaza a Milei en el cierre para decirle: Mira que si no nos das lugares en las listas y vamos por afuera y sacamos 7 o 10 puntos y con eso gana Cristina. Claro, al otro día de la elección desaparecemos, por eso sólo sirve para negociar", afirma a LPO uno de los dirigentes más importantes del macrismo.
Como sea, en política todo se mide por los resultados. Macri tuvo varias oportunidades para avanzar con su take over del gobierno de Milei. Hubo avances y retrocesos en ese recorrido, pero hasta ahora algo le falló en la administración de los tiempos para endurecer, someter y acordar.
"Si dejaba que se apruebe el financiamiento universitario, en vez de salvarle el veto, Macri hoy lo tenía arrodillado a Milei", especula un diputado que formó parte de esas negociaciones. La reflexión apunta acaso a la debilidad de la lógica de Macri: el ex presidente usó en estos largos 10 meses, su fuerza parlamentaria sólo para sacarle cargos en el Ejecutivo a Milei, acaso sin percibir la naturaleza precaria de esas posiciones a tiro de decreto presidencial.
Pero claro, esto es la Argentina y acá se alinean los planetas con la misma facilidad que se desacomodan. Por eso hay que hacer el esfuerzo de mirar lo estructural. Milei tiene un triunfo nítido que encadena dos hechos macroeconómicos: equilibrio fiscal y baja de la inflación. Prometió eso y cumplió.
Pero tiene enormes dificultades para acumular reservas, que es el lado b de su populismo cambiario de dólar barato. Una política que avanza a contramano de nuestros vecinos que vienen devaluando parejo, preparándose para el coletazo del super dólar de Trump. Además, sigue el cepo y en consecuencia no hay inversiones extranjeras en la economía real. Todos los beneficios del RIGI apenas activaron cuatro proyectos, tres de ellos de capital nacional, es decir, acorralados.
Con este dólar barato que dispara los costos, la pregunta es: ¿Qué le vamos a vender a quien? Por eso, en el encuentro de ejecutivos de finanzas de la semana pasada se analizó la posibilidad de una apertura del cepo con una devaluación del 30% entre enero y marzo. Hasta ahora Milei tipificó esa ruta como un camino al infierno. Y se entiende: la baja de la inflación es su capital político. Por eso, la única pregunta importante es si aguanta hasta octubre. Antes o después se sabe el resultado, hace ya demasiado tiempo que los norteamericanos, que fascinan a Milei, descubrieron una realidad inevitable: No existen los almuerzos gratis.
De: I Fidanza