Un Día Como Hoy:
13 de Noviembre de 1969, se registra la zamba "Balderrama" con música de Gustavo Leguizamón y letra de Manuel J. Castilla. La misma iba dirigida a un boliche donde nacieron zambas y entuertos, amoríos y poemas. El sol encegueció trasnochados y bohemios, mientras poetas pedían el almanaque, para reconocer la fecha que se levantaban de la mesa.
En Imagen Manuel J Castilla a orillitas del canal y el Boliche Balderrama en la esquina década de 1970.
No es para quitarle sus méritos a lo que se convirtió en el “templo del folclor de Salta”, gracias a la famosa zamba compuesta por Leguizamón y Castilla. Pero el "Boliche Balderrama" que hoy ostenta ese nombre sacramental para nuestro folclore, tiene otra historia que muy pocos conocen. Un disgusto de los autores surgido a poco de haber sido compuesta, tras la muerte del papá de los hermanos Balderrama y que devino en el arrepentimiento de los autores originales de haber compuesto la hoy tan popular zamba.
Un éxito a pesar del Cuchi y Castilla.
Esta otra versión (ratificada irónicamente por el propio Cuchi) se conocía por algunas voces indiscretas del ámbito del folclor salteño, y que dejó también trascender también uno de los hijos del Cuchi Leguizamón. El hecho es que había cierta divergencia irreconciliable con los hermanos Celestino y el recién fallecido Juan Balderrama, que incluso lo confirma un video que se puede encontrar en You Tube (ver abajo), de un multitudinario recital de Isella con el propio Cuchi.
Sobre el escenario Cesar Isella, que como previa condición del Cuchi para tocar en el piano y cantar juntos “Balderrama”, le tenía que dar el pase al genial autor de la música para que cuente “una sustanciosa historia” no conocida sobre lo que pasó posterior a la composición de la zamba.
“Resulta que sobre la zamba de Balderrama –cuenta el Cuchi con su acostumbrado histrionismo- el otro día me encuentro con una vieja que me pregunta: ¿Dígame a esos gordos siniestro Ud. le ha hecho una zamba? Nooo, señora como se le ocurre. Yo li ‘hecho al Tata de estos collas, que era muy buena persona. El no tiene la culpa que le hayan salido estos gordos que son capaces de comerse el techo (risas). A tal punto que los vive castigando a los turistas, causando la antipatía de todo el mundo”.
Con su extraordinario sarcasmo sobre el escenario sigue contando a la atenta platea que festeja sus dichos. El cuchi prosigue: “Entonces vino otro amigo y me dice: bueno es necesario que hagamos algo con Balderrama. ¿Y que querés que hagamos le pregunto?: “La anti- Balderrama” responde. Eeehhhhhh. “Bueno ahí le dejo una copla…” me dice y se va.
La copla decía: “Yo lo he visto a Balderrama/ en su boliche a deshora,/ cantándole al carnaval/ con caja registradora…” Risas del público. El Cuchi pone sus manos en el piano toca la zamba, y vuelta de hoja al episodio.
Final revelador de una irónica anécdota que luego se supo utilizó el Cuchi, antes de poner sus manos en el piano para interpretar la zamba con Cesar Isella, para mostrar su disgusto por haber compuesto esa zamba. Este hecho muestra y confirma que existía un verdadero desencuentro y posterior arrepentimiento que habría surgido cuando los hermanos Balderrama se hicieron cargo de otrora “Boliche” y no le perdonaban ni un céntimo las deudas en comidas que tenían Manuel, el Cuchi y sus amigos trashumantes.
Con el paso de los años, a pesar de la fama que logró la peña como negocio por la histórica zamba, se sabe que nunca, hasta la muerte del Cuchi, existió diálogo con los hermanos Balderrama. Esta es la otra historia que poco se conoce sobre el “Boliche Balderrama” se convirtió en el Templo del Folclor de Salta de todos los tiempos, aun a pesar del Cuchi Leguizamón y Manuel J. Castilla.