La fiesta religiosa, la más importante de la provincia y del norte del país y que trasciende a Latinoamérica por su magnitud, se realiza desde 1692 cuando ocurrieron los terremotos que motivaron los cultos a las sagradas imágenes, a quienes se les implora desde entonces por su protección. Este año la festividad se inició en julio con la entronización de las imágenes y posterior visita de las diferentes instituciones de la provincia a la Catedral.