Asumió con parate, inflación del 28% e inconsistencias, pero se marcha con crisis, suba del 54% de precios y default en puerta.
Mauricio Macri usó este 5 de noviembre la cadena nacional para evaluar su gestión. Aquí, nos tomaremos tres páginas de NOTICIAS para analizar qué economía recibió y cuál deja después de cuatro años, el primer mandato completo de un presidente no peronista en 91 años.
El líder del PRO heredó una economía que venía estancada desde 2012, con un serrucho de años de caídas y subas, como la baja de 2014 y el alza de 2015 (+2,7%). Macri entregará el poder con dos años consecutivos de recesión, una seguidilla que no ocurría desde la depresión de 2002. Este año el PIB se reduciría 2,8%, según bancos y consultoras relevadas por la firma FocusEconomics.
“La actividad verificó una importante caída: 2019 finalizará un 4,8% por debajo de 2015”, calcula Andrea Osorio, economista de la Fundación Capital, que dirige Martín Redrado. “La industria y el comercio, los sectores con mayor peso en el PBI, se contraerían un 16,5% y un 14,4%, respectivamente”, agrega Osorio.
En el segundo mandato de la futura vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, la economía había crecido apenas al 0,4% promedio anual, “en gran medida de la falta de incentivos a la inversión por los controles de precios y al comercio interior y exterior”, según calcula y analiza Héctor Rubini, economista del Instituto de Investigación en Ciencias Económicas que dirige Juan Massot en la Universidad del Salvador. En la gestión Macri, el PBI registrará una caída promedio anual de 1,2%.
No por nada se ha contraído el PBI per cápita de la Argentina: de los 15.110 dólares a los 9.993, según el pronóstico de FocusEconomics. Está claro que hubo un retroceso de la renta indidivual, una de las medidas para juzgar el desarrollo económico de un país, pero también es cierto que en 2015 Macri heredó un “importante atraso cambiario”, como señala Osorio, de la Fundación Capital, y por tanto el PBI per cápita estaba sobrevaluado e iba camino a acomodarse en niveles menores. La polémica radica en si debía caerse un tercio, como sucedió.
Aquel dólar oficial atrasado costaba 9,80 pesos al finalizar el gobierno de Cristina Kirchner. Este 5 de noviembre cerró a 62,89, después de sucesivos ataques especulativos en 2018 y 2019. Entonces como ahora rige el cepo cambiario, con un periodo intermedio de tres años y medio de liberalización total. “El tipo de cambio corrigió en parte su atraso, si bien la elevada inflación y la reciente devaluación de las monedas de nuestros socios comerciales (Brasil, por ejemplo) limitan la ganancia de la competitvidad”, advierte Osorio.
Las reservas netas del Banco Central (activos menos pasivos) eran casi nulas en 2015. Ahora son de 15.000 millones, "un nivel escaso", advierte, no obstante, un informe de la consultora LCG, que conduce Guido Lorenzo, con Melisa Sala como economista principal. El Central sigue con su balance sin sanear.
El kirchnerismo se despidió con una inflación de entre 27% y 28% en 2015. En el segundo gobierno de CFK había promediado el 30%. En la era Macri rondó entre el 38%, según Rubini, y el 42%, según Osorio. Y se despide en 2019 con un 54% previsto, el mayor nivel de los últimos 28 años. “La fuerte devaluación del periodo y la corrección inicial del esquema tarifario se sumaron a la falta de coordinación entre la política monetaria, la fiscal y la de ingresos”, explica Osorio, que recuerda que Macri había heredado un fuerte retraso en el valor de las tarifas de energía y transporte.
LCG advierte además que la inercia inflacionaria es cada vez más veloz. Y "la próxima gestión deberá administrar las necesidades de una sociedad que acumula una marcada caída del poder adquisitivo de sus ingresos", según la consultora. Los salarios de los empleados formales perdieron 13% en dos años; los que trabajan en negro, 23% y los jubilados, pensionados y beneficiarios de asignaciones, un 7%, según LCG.
Las tarifas permanecieron casi congeladas durante 12 años de kirchnerismo. Con Macri habían recuperado casi todo lo que demandaban las empresas, pero volvieron a frenarse por la campaña electoral.
Este gobierno quiso controlar la inflación con altas tasas de interés. Las promedio de préstamos personales fueron del 37,1% en el segundo gobierno de CFK y del 49,1% en la gestión Macri.
“La contracción del consumo privado se explica básicamente en los aumentos de la inflación y las altas tasas”, señalan los economistas Enrique Dentice y Federico Favata, de la Universidad de San Martín en un informe. A su vez, el tipo de cambio “tuvo su impacto en la inflación, las tasas y la depresión del consumo privado” y su correlato “se dio en pobreza, empleo y desempleo”. El consumo cayó 4,9% en cuatro años.
Desocupación. El desempleo en el segundo gobierno de CFK promediaba el 7,2%, según Rubini, de la Universidad del Salvador. Era del 6,6% en 2015, según Dentice y Favata, de la de San Martín. En la administración Macri rondará el 8,9% en los cuatro años, según Rubini. Y llegaría al 11% en 2019, según la Fundación Capital y LCG.
La pobreza subió del 26,9% en 2015 al 35,4%, según calculan Dentice y Favata. Se trata de un nivel similar al de 2005, advierte Osorio.
Las altas tasas también actuaron como “un factor disuasivo a la inversión productiva, derivada en su momento a las Lebac (Letras del Banco Central), favoreciendo también” la fuga de capitales al exterior, según Dentice y Favata. La inversión era del 18,4% del PBI a fines de 2015 y fue del 17,6% en octubre pasado, según Orlando J. Ferreres & Asociados. Las exportaciones, que cayeron 32% en el segundo gobierno de Cristina Kirchner, mejoraron entre 13% y 15% en el de Macri, calculan Rubini y Osorio, respectivamente.
Energía. El sector energético presentaba un déficit de US$ 4.400 millones anuales en los últimos cinco años de kirchnerismo. En los últimos 12 meses bajó a 1.000 millones tras los tarifazos, los subsidios -ahora menguantes- a Vaca Muerta, pero también por el desplome de importaciones por la crisis, según LCG.
El déficit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) era del 3,9% del PBI en 2015 y finalizará 2019 en un 1%, según la Fundación Capital. Se logró por un ajuste del gasto del 5% del PBI, sobre todo por el recorte de subsidios a las tarifas. El consumo público bajó 2,7% y también indica la “desinversión en obras públicas” a partir del programa de ajuste del FMI desde 2018, advierten Dentice y Favata. Pese al tarifazo, el déficit fiscal financiero (tras abonar intereses) casi no varió porque las menores subvenciones se compensaron con el mayor pago de la renta de la creciente deuda que emitió Macri. Este rojo cerraría 2019 en 4,5% del PBI, apenas por debajo del 5,1% de 2015, tal como lo mide Osorio.
Rubini comenta que Macri pasó del expansionismo fiscal inicial (vía baja de retenciones y reparación histórica a los jubilados de más ingresos) al programa del FMI. “El resultado no implica progresos sino todo lo contrario”, observa. El economista observa que el promedio anual del déficit primario, pese a la baja reciente, fue del 2,9% en la era Macri, frente al 2,7% del segundo gobierno de CFK, mientras que el financiero subió del 4,2% al 5,9%. LCG advierte que la "presión tributaria sigue siendo elevada". Es así en términos latinoamericanos, aunque no en relación a países desarrollados.
Una de las buenas herencias que había dejado el kirchnerismo era el bajo nivel de endeudamiento: 52,6% del PBI. Es verdad que estaba pendiente el arreglo de lo debido a los fondos buitre y otros acreedores, pero aquello suponía algo así como el 4% del PBI. Macri, en cambio, le deja a Alberto Fernández una deuda de entre 90% y 100%, según lo juzguen Fundación Capital o LCG.
No por nada el riesgo país promedió los 857 puntos en la última administración kirchnerista y finalizó ese periodo en 487, cuando el mercado se ilusionaba con Macri, mientras que en la era Cambiemos rondó los 658, pero acaba en 2.367, por el temor a un default por la herencia que recibirá un Fernández del que por ahora desconfían los inversores financieros. El presidente saliente le deja una reestructuración de deuda pendiente a su sucesor.
"La economía que recibió Macri presentaba una amplia serie de desequilibrios con la imposibilidad de una resolución simultánea en el corto plazo", admite LCG. "Cambiemos dejará a la nueva administración una economía muy débil, con 'fundamentals' todavía poco sólidos y muchas variables estresadas. Ha logrado corregir o moderar algunas de las inconsistencias que heredó de la gestión kirchnerista, como el déficit primario y el atraso cambiario, pero en líneas generales la herencia económica nuevamente presentará numerosas restricciones y volverá a parecerse bastante a una sábana corta", agrega la consultora.