Acosada por falta de dosis suficientes e indignada por el incumplimiento del acuerdo firmado con laboratorios, la Unión Europea anunció ayer que pondrá en marcha un mecanismo destinado a impedir las exportaciones de vacunas fuera del continente. La medida podría bloquear millones de dosis luego de que Bruselas otorgara a los reguladores nacionales de los 27 países del bloque la autorización para rechazar los pedidos de exportación.
El principal perjudicado por la decisión sería Reino Unido, que adquirió 40 millones de dosis al gigante farmacéutico Pfizer Biontech, que las produce en su planta de Bélgica. Esta medida resulta una respuesta contundente al anuncio reciente del grupo Astra Zeneca de que solo podría entregar a la UE el 25% de los 100 millones de dosis previstos para fines de marzo, debido a problemas en su planta de producción belga.
Bruselas no acepta esos argumentos y sospecha que el laboratorio británico pretende beneficiar a Reino Unido (que ya no forma parte de la UE) desviando su producción hacia las islas. Complementariamente, el gobierno belga inició una investigación en la planta que Astra Zeneca posee en Seneffe, al sur de Bruselas, «con el fin de comprobar si el grupo experimenta problemas de producción».
La carencia de vacunas suficientes en Europa obligó al gobierno español a detener su campaña de inmunización en Madrid y, probablemente, en la región de Cataluña. Francia también anunció una pausa en las vacunaciones de París, cuyas autoridades sanitarias postergaron para marzo los turnos ya otorgados en los hospitales con el objetivo de preservar las dosis disponibles para quienes deben recibir la segunda dosis.
En Alemania, el ministro de Salud Pública Jens Spahn vaticinó que «las próximas diez semanas serán muy duras» aunque reconoció que «elaborar las vacunas es una tarea muy compleja y la necesidad de aumentar la producción puede provocar atrasos». No obstante «el problema debería impactar a todos por igual y no solo a Europa», dijo.
Mientras tanto, Astra Zeneca rechazó la posibilidad de desviar dosis fabricadas en sus plantas de Gran Bretaña. Como respuesta a esa negativa, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, consideró que el bloque «debe explorar todas las opciones y hacer uso de todos los medios legales y medidas de presión contemplados en los tratados». Hasta ahora, solo el 2% de los 446 millones de habitantes de la UE recibieron la primera dosis, contra el 11% que ya lleva vacunado Reino Unido.
Vacuna autorizada.
En medio de las tensiones entre la UE y el laboratorio británico la vacuna de Astra Zeneca fue aprobada ayer por la Comisión Europea. Horas antes, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), organismo regulador con sede en Amsterdam, recomendó autorizar el fármaco para mayores de 18 años e incluir también a los adultos mayores de 65 años, pese a las dudas planteadas por Alemania. «EMA recomienda la autorización condicional para la vacuna de Astra Zeneca para personas de más de 18 años» anunció la institución en un comunicado.
Es la tercera vacuna que puede ser distribuida entre los 27 países del bloque, después de Pfizer Biontech y Moderna, recordó la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
«En un mundo ideal, una vacunación debería realizarse sin problemas. Pero no estamos en un mundo ideal» reflexionó un diplomático europeo. «Por eso, frente a ciertos países suele ser necesario aplicar restricciones a la exportación y hasta prohibir la exportación», advirtió.
El parlamentario alemán Peter Liese, de la Democracia Cristiana (CDU), fue todavía más lejos: «si la única solución es reducir los envíos al Reino Unido para beneficiar a la UE, está muy bien hacerlo» afirmó. Astra Zeneca argumenta que los contratos firmados la obligan a cumplir con las dosis comprometidas en Reino Unido, antes de hacer envíos a la UE, pero desde Bruselas respondieron que sus cuatro plantas europeas deberían abastecer los 400 millones de dosis adquiridas a un costo total de 336 millones de euros.
Desde Londres, el jefe de Gabinete, Michael Gove, declaró que su país solo ayudará a la UE «si sobran dosis en el país» y reconoció que «lo más importante es asegurar que nuestro programa de vacunación se desarrolle como fue programado».
Bolivia inició ayer la vacunación con la Sputnik V y la primera persona inmunizada fue una enfermera de terapia intensiva en Santa Cruz de la Sierra, durante un acto que contó con la presencia del presidente Luis Arce. «Me siento bien, emocionada y a la vez un poco nerviosa, pero positiva», manifestó Sandra Ríos, empleada del Hospital Japonés tras ser inoculada con una de las vacunas rusas llegadas el jueves en un primer cargamento de 20.000 dosis que trajo el vuelo de Aerolíneas Argentinas desde Moscú.
El acto fue transmitido por la televisión estatal y Arce estuvo de pie junto a Ríos mientras ella recibía la vacuna, luego de haber dejado constancia de su aceptación voluntaria y el compromiso de recibir la segunda dosis dentro de 21 días.
«Y así de manera conjunta, todos unidos en esta tarea de lucha contra la Covid vamos a lograr salir adelante y lo estamos haciendo, tienen la esperanza, lo han dicho ustedes: hay luz al final del túnel, por fin», manifestó el mandatario. «Esta es una solución estructural y no un paliativo, ya no es un defensivo, no es un aguante y no es una resistencia, ahora estamos empezando la etapa de solucionar estructuralmente el problema», agregó.
Diez profesionales del hospital cruceño, entre médicos enfermeras y auxiliares, recibieron las primeras vacunas, durante el acto inaugural de una campaña que priorizará al personal sanitario del país.