La última sesión de Diputados terminó con el fallido intento de Cambiemos de dejarla sin quórum para que no se aprobara la ley de equidad de género en los medios de comunicación, en rechazo a un artículo que condicionaba el reparto de la pauta publicitaria al cumplimiento de esta norma.
Pero el boicot no fue unánime entre los 53 del PRO: casualidad o no, quedaron conectados, desde sus bancas o el zoom, los de mayor afinidad con Mauricio Macri o Emilio Monzó. Los testigos adjudicaron la desinteligencia a la ausencia del jefe Cristian Ritondo, de gira en Estados Unidos, o a "la compleja tarea de desconectarse del VPN".
Sin embargo, con matices, los nombres de la rebeldía espejaron la interna del PRO entre los leales al ex presidente y a Patricia Bullrch y los que ya empiezan a aceptar la conducción de Horacio Rodríguez Larreta, quien para conocer la agenda legislativa habla semanalmente con Álvaro González, vice de la Cámara baja hasta diciembre. Monzó nunca ocultó a su grupo fiel, aunque sólo marca diferencias en leyes que no son centrales para la agenda presidencial.
Pero el episodio también demostró que Macri y Bullrich tienen una escasa presencia en el Congreso y podría ser peor si salen mal parados de internas en la provincia y la Ciudad, por lejos las provincias en las que más bancas renueva el PRO.
Peor aún peor es el destino de Elisa Carrió, que en 2017 y 2019 apeló a sus artes de rosca radical para ubicar a sus militantes arriba de todas las listas. En diciembre vencen el mandato 8 de sus 14 diputados y a un mes del cierre de listas, no la llama nadie. O sea, la dupla que le dio el puntapié inicial a Cambiemos con una foto veraniega en 2015 está cerca de quedar marginada de esta contienda electoral. Otros tiempos.
La rebelión de Larreta y María Eugenia Vidal fue tema de conversaciones pasilleras del PRO durante la sesión de Diputados y terminó colándose en el recinto. Algunos de los que siguieron en el VPN cuando la orden de sus jefes era la contraria fueron Pablo Torello, Carla Piccolomini, Héctor Baldassi, Jorge Enríquez y el santafesino Federico Angelini.
Los primeros tres, junto a Ezequiel Fernández Langan (un histórico del PRO y cercano a Marcos Peña), son tal vez los únicos macristas puros del bloque, sin otra terminal que el ex jefe de Estado y con su teléfono abierto las 24 horas del día.
Enríquez sabe que su futuro no está del lado de Larreta y Angelini, por ser vice del PRO, forma parte del "halcones de Patricia", un grupo que lleva las posturas más intransigentes con estandartes mediáticos como Fernando Iglesias y Waldo Wolff.
El resto de los desobedientes fueron algunos (no todos) de los que reportan a Monzó, el otro interesado en competir en la interna del PRO en Buenos Aires. Son los casos de Gabriel Frizza, Gustavo Hein, Marcelo Orrego y Juan Aicega.
Si bien el ex presidente de la Cámara no tiene una parada fácil si decide dar la interna, en su grupo de diputados hay varios con mandato hasta 2023 que seguirán reportándole, como Sebastián García de Luca, Gustavo Hein y Federico Frigerio, primo de Rogelio, el ex ministro del interior, que será candidato en Entre Ríos. Si gana, puede posicionarse para una pelea grande. Por ahora es cauto.
Pablo Torello es el único diputado leal a Mauricio Macri con mandato en 2023. En el Senado busca figuras fieles para competir por una banca. Larreta empezó a involucrarse en la agenda del Congreso con llamados semanales a Álvaro González.
Macri no tiene esa suerte y el único de los diputados que le responden sin dudarlo con mandato hasta 2023 es Torello, hermano de su amigo José, ex jefe de asesores durante su presidencia. Deberá sumar los que pueda ubicar en PBA y CABA, con o sin internas.
En su gira por Córdoba y Mendoza, zonas en las que las encuestas no son hostiles, intentó colar figuras fieles, pero las internas locales no le dan garantías de tomar una lapciera.
Entre los halcones de Patricia, que el año pasado actuaron como subgrupo y cada tanto se veían las caras por zoom, hay varios con mandato hasta el recambio presidencial, pero su fidelidades están atadas a sus expectativas. Así los ven desde la quinta Los Abrojos, donde Macri pasa sus fines de semanas.
Dos referentes de este sector son el mendocino Omar de Marchi y la cordobesa Soher El Sukaria, a quienes Macri y Bullrich impusieron en diciembre como vice de la Cámara y del bloque, en la última muestra de poder que dieron sin encontrar reacción entre larretistas y vidalistas.
Tampoco se habían inmutado cuando la presidenta del PRO, sin preguntar, incluía a todo el bloque en sus comunicados al inicio de la pandemia. Por esos días, Larreta prefería no hacer política fuera de su despacho.
Otros halcones son Alejandro García, el riojano Julio Sahad y la cordobesa Adriana Ruarte, los dos primeros con mandato hasta diciembre, por lo que sólo un dominio pleno de las listas podría darle a Macri-Bullrich un peso en el bloque PRO capaz de irrumpir en la mesa de decisiones.
No parece posible y hasta algunos bromean con figuras que caminan entre los dos bandos como Carmen Polledo, quien era la candidata indiscutible de Macri a presidir la Cámara de Diputados si seguía cuatro años más en la Casa Rosada.
Macri le encargó contener a los líderes del PRO de cada provincia el año pasado y lo hizo sin grietas y elogios a Larreta para quien quisiera escucharlos. Por si acaso, el vicejefe de Gobierno Diego Santilli marcó los mismos números para evitar hostilidades, que finamente llegaron.
"Lo que no entiende Horacio es que Mauricio sigue teniendo 20 puntos, con mucha aceptación en el interior, y si no cede está dispuesto a hacerlos valer", desafía uno de los exponentes de la resistencia macrista en el Congreso.
Tal vez la primera puja de poder que Macri-Bullrich y Larreta-Vidal libraron dentro del palacio fue por las fechas electorales. Los dos últimos enviaron a sus emisarios a negociar la postergación en la Rosada y en el Congreso, chocaron con los primeros en cada reunión semanal de la mesa de Cambiemos, pero terminaron imponiéndose.
El celestino entre cada grupo y el ministro del Interior fue Mario Negri, jefe de Cambiemos en Diputados, pero no alcanzó para que los halcones de patricia votaran en contra. Fueron minoría.
En el Senado la ecuación es similar. Humberto Schiavoni es el único macrista "puro", pero su mala relación con Bullrich lo acercó a Larreta, a quien defendió en reuniones de bloque cuando se aliaba a Alberto Fernández en las primeras cuarentenas duras.
La UCR puja por dominar las listas de las 8 provincias que renuevan bancas en la Cámara alta y para evitarlo Macri viajó a Córdoba y trató de imponer a su ex ministro de Turismo Gustavo Santos, con quien intenta tener una voz propia. No podrá evitar una interna con Luis Juez.
Significaría la salida de Laura Rodríguez Machado, otras de las vices del PRO con la que Macri y Bullrich hablan seguido. En Santa Fe, mostraron como alternativa al ex canciller Jorge Faurie, mientras Larreta gestiona el retorno de Miguel Del Sel, quien perdió el diálogo con el ex presidente cuando abandonó la embajada de Panamá.
Mendoza fue el último destino de campaña de Macri, con la esperanza de ubicar una figura propia debajo del presidente de la UCR Alfredo Cornejo en la lista de senadores, con chances de ganar. Se les vence el mandato a dos radicales: Julio Cobos y Pamela Verasay.
Larreta tiene figuras en el Senado que lo protegen sin matices, como Guadalupe Tagliaferri y Gladys González. El año pasado se sumaba para protegerlo Martín Lousteau, pero ahora casi no participa de las comisiones y su alianza con el jefe de Gobierno entró en crisis con la aparición de Vidal como figura electoral en la Ciudad.
Rodríguez Machado podría ser incluida en la lista de Diputados para engrosar el club de los halcones que, cuentan en el Congreso, ya empezó a ofrecerse para colaborar con Jorge Macri, el elegido de su primo para enfrentar a Santilli y Monzó en la interna bonaerense. Iglesias estaría dispuesto a caminar por el conurbano.
Carrió está más complicada. Su inoportuna denuncia contra las vacunas Sputnik, que pidió investigar por "envenenamiento" cuando empezaron a arribar, complicó su incursión electoral y no parece tener a quien llamar para conseguir la reelección de al menos una parte de sus 8 diputados que vencen mandato.
Su último intento fue buscar un lugar en la lista de la UCR, que aún intenta convencer a Facundo Manes de librar una interna con el PRO. Si no es escuchada, tendrá que aceptar una muerte silenciosa de su fuerza política. Tal vez para siempre.
Fuente: LPO