Vacunas: la verdad sobre los intervalos de aplicación entre las dos dosis

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    Si hay algo que caracteriza a estos tiempos es la aparición constante de preguntas cuyas respuestas requieren una paciencia que no se ajusta a la urgencia sanitaria. Uno de los grandes interrogantes que acaba de surgir es qué sucede con los planes de vacunación si los gobiernos no logran cumplir con los plazos entre la aplicación de las primeras y las segundas dosis. En los países que ampliaron los intervalos entre los componentes como estrategia para alcanzar de forma más veloz a una cantidad mayor de la población -como Argentina-, las incógnitas son aún mayores: ¿se puede utilizar el mismo criterio para diferir las fechas con todas las vacunas? ¿Hay evidencia? ¿Cuándo se comienza a perder inmunidad?

    Los expertos reconocen que todavía hay temas sobre los cuales no hay estudios concluyentes y algunos países comienzan a dar marcha atrás con determinadas políticas, como acaba de hacer Argentina, que rectificó la decisión de diferir las dosis con la vacuna Sinopharm. Mario Lozano, virólogo e investigador del Conicet, celebra el cambio de rumbo con Sinopharm y se muestra optimista con el camino adoptado. En cambio, el infectólogo Eduardo López tiene una posición crítica e insiste en la necesidad de no innovar en materia de plazos.

    Diferentes vacunas Argentina aplica cuatro vacunas de dos componentes: Sputnik V, Covishield y AstraZeneca (iguales entre sí) y Sinopharm. Todas fueron vendidas con indicaciones sobre cuándo administrarse, pero en pleno plan de vacunación comenzaron las modificaciones.

    En el caso de AstraZeneca y Covishield, la recomendación inicial fue que la segunda dosis se diera 28 días después de la primera. Un estudio posterior confirmó que la eficacia aumentaba si se retrasaba la segunda hasta la semana 12 y ahora el laboratorio afirma que el plazo se puede prolongar hasta el día 90.

    Con Sputnik V, la primera información (publicada en estudios) fue que el segundo componente debía darse 21 días después. En febrero se dijo que ese plazo se podía prolongar hasta 60 días y, más recientemente, que se puede estirar hasta 90. Esta sugerencia no está publicada en estudios sino que son comunicados del laboratorio.

    Sinopharm, en cambio, tiene una única indicación: la segunda dosis se debe dar a los 21 días con un margen de más o menos 8 días. No hay ningún estudio ni información que indique la posibilidad de modificarlo. Por eso, cuando la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti anunció que se iban a diferir a un intervalo mínimo de 12 semanas la administración del segundo componente en todos los casos, los especialistas pusieron el grito en el cielo.

    “La Sinopharm, en una sola dosis, tiene alrededor de un 60% de protección, que no es bajo pero deja una ventana muy grande abierta a que las personas se contagien. La decisión de utilizar las vacunas que lleguen ahora como segundo componente es adecuada”, afirmó Lozada. Más allá de este caso, para él, diferir las fechas es acertado: “Las segundas dosis aumentan las garantías de generar una respuesta inmune a largo plazo. Sputnik V y AstraZeneca tienen una alta eficacia en la primera dosis. De acuerdo a los análisis que se hicieron en personas que se contagiaron de forma natural con niveles bajos de virus, la protección puede durar tres o cuatro meses. Por eso se puede pensar que con una sola dosis, de mínima, se puede tener tranquilidad por tres o cuatro meses”, explicó.

    López coincide con Lozano respecto de Sinopharm, pero insiste en que también se debería tener extrema precaución con Sputnik V, que no tiene estudios, y en que se debe cumplir a rajatabla el plazo para AstraZeneca. “Las vacunas solo protegen para formas graves del Covid cuando están completas, es decir, con los dos componentes”, insiste. Y sostiene que los estudios que comparan la inmunidad de un contagio natural con el funcionamiento de una primera dosis no son evidencia suficiente. “Podemos inferir que los títulos de anticuerpos van a ir cayendo a pesar de esos meses de gracia. Pero no sabés qué pasa con ese paciente al día 120 o al día 180”, agregó.

    En este escenario, las preguntas abiertas son varias: ¿qué sucede con aquellos que recibieron la primera de Sinopharm hace más de 21 días? ¿Cómo se administrarán las casi 4 millones de AstraZeneca que Argentina recibirá en mayo, cuyos componentes son iguales y se pueden aplicar como primera o segunda dosis? Y ¿de qué forma se resolverá qué hacer en caso de que el segundo componente de la Sputnik V -diferente al primero- no llegue? Sobre esto todavía no hay respuestas.

     

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