Guerra abierta entre las semilleras por quedarse con el negocio sojero que abandonó Bayer

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    La decisión de la firma alemana Bayer Crop Science de retirarse del negocio de venta de semillas de soja en la Argentina dejó vacante un lugar muy codiciado entre las principales compañías del sector que integran la poderosa Asociación Semilleros Argentinos (ASA) con 71 años de tradición.

    Es que, en el marco del proceso de fusión con Monsanto, Bayer decidió reordenarse y priorizar unidades de negocios más rentables con visión a mediano y largo plazo. Por este motivo, la mayor parte de sus inversiones ahora están destinadas a la agenda climática y a la gestión de los datos.

    Los directivos de la empresa de origen alemán, que en 2018 compró Monsanto por 63.000 millones de dólares, se enfocan en lo que respecta a las iniciativas para combatir el cambio climático (emisión de gases) y a la información para la toma de decisiones de los productores agropecuarios.

    La jugada no dejó de llamar la atención en el sector. Las autoridades de Bayer se encargaron de aclarar que, si bien la medida fue comunicada el 30 de julio, ya había sido tomada hace varios meses y responde al negocio comercial de la empresa, ajeno a la cuestión electoral de la Argentina.

    La salida del negocio de semillas y biotecnología en soja de Bayer incluye las marcas propias "Asgrow" e "Intacta". Se trata de dos productos con resistencia a insectos. En esta última tecnología la participación de la empresa en el mercado argentino ronda actualmente el 20%.

    El 20% de las ventas que dejó vacante Bayer ahora es peleado abiertamente por otras firmas que dominan el mercado semillero. Estas son Stine, Corteva, DonMario y Syngenta que captan el resto de las ventas con productos propios y con fuerte crecimiento en los últimos años

    En las provincias del norte del país la participación de Intacta es mayoritaria por la alta presencia de insectos en los campos. En Brasil, de hecho, la empresa mantiene esta tecnología con fuerte nivel de ventas entre los productores, justamente, por su uso y características de suelos y climas.

    LPO pudo saber que el 20% de las ventas que dejó vacante Bayer ahora es peleado abiertamente por otras firmas que dominan el mercado semillero. Estas son Stine, Corteva, DonMario y Syngenta que captan el resto de las ventas con productos propios y con fuerte crecimiento en los últimos años.

    Las compañías lanzaron en las últimas semanas agresivas campañas de publicidad para intentar captar nuevos clientes. El tema es que los números de la industria semillera vienen evidenciando una caída del negocio de la soja que registrará en 2021/22 la menor área de siembra en 15 años.

    Las empresas iniciaron negociaciones para mantener el sistema de captura de valor Bolsatech más allá de fines de febrero de 2022. Se trata de una herramienta mediante la cual se analizan todas las partidas de soja del país con el objetivo de detectar el evento RR2 PRO ("Intacta").

    Los especialistas destacan que esta tecnología genera debate dado que estimula el uso del herbicida 2, 4-D que controla malezas pero que, a su vez, puede afectar variedades de soja, algodón, poroto y girasol no resistentes. YPF Agro anunció que comercializará variedades con la tecnología Enlist.

    "Las peleas y pujas comerciales internas entre las compañías existen y son hasta naturales cuando se trata de un negocio con perspectivas de rentabilidad; no hay que asustarse, cada uno pelea en función de su estrategia", dijo a este medio un experimentado dirigente del mundo empresarial.

    Para tener una idea, contabilizando todos los cultivos agrícolas, el negocio de venta de semillas en la Argentina se ubica entre 1200 y 1300 millones de dólares por año dependiendo fundamentalmente del nivel de siembra que se mueve en función del clima y de factores de mercado.

    En la presente campaña 2021/22 se espera que en nuestro país se siembren alrededor de 17 o 18 millones de hectáreas de soja, según datos oficiales, repartidas principalmente en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Salta, entre otras.

    Si a esto se le suman el resto de los cultivos, como maíz o girasol, se trata de un negocio que cuenta con varios miles de productores agropecuarios como potenciales clientes para las empresas semilleras (en agroquímicos el negocio anual supera los 3.000 millones de dólares).

    Un dato no menor es que el área de soja en la Argentina viene perdiendo terreno en detrimento del maíz. Los especialistas destacan que actualmente no existen incentivos económicos para desarrollar genética en la oleaginosa y que es necesario contar con un nuevo marco legal.

    En el último año, según datos difundidos en un evento de la Bolsa de Cereales, la industria semillera argentina inscribió en el Registro Nacional de Cultivares unos 139 híbridos de maíz, al tiempo que en el caso de la soja apenas se registraron en el igual período unas 88 nuevas variedades.

     

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