Sr Jefe de Gobierno
Horacio Rodríguez Larreta:
Me atrevo a escribirle esta carta abierta como un sincero y último intento de apelar a su sensatez y a la inequívoca defensa al sistema democrático que asumo que ambos compartimos.
Su accionar político, de estos últimos días, en torno a la imposición de las clases presenciales en nuestras escuelas de la Ciudad, ha dejado atónitos a gran parte de los porteños y porteñas y también a una importante porción de los argentinos y argentinas.
En varias oportunidades, desde su espacio político, hablaron de la necesidad de estar integrados al mundo, de lo inevitable que eso no ocurra, de pertenecer a un ámbito global. No se puede ser parte de este mundo integrado sólo en materia económica e ignorar los ejemplos que nos están dando varios países respecto a lo sanitario y las diferentes medidas restrictivas que han tomado para detener el avance del virus. Argentina no es una isla, pertenecemos a este universo donde más de 3 millones de personas perdieron la vida como consecuencia del COVID-19.
Con el respeto que su investidura exige quiero expresarle con sinceridad el estupor que me genera la manipulación política, mediática y judicial que su gobierno está ejerciendo con nuestra niñez, porque en medio de todo esto están las expectativas, la salud y la ilusión de los niños y niñas, jóvenes y adolescentes y toda la comunidad educativa de la Ciudad.
Los votos no le dan derecho a nadie, absolutamente a nadie, de arrogarse las decisiones por encima de las instituciones democráticas. Nos costó mucho recuperar y construir una democracia representativa, inclusiva y garante de derechos, nos costó miles de vidas, como para que ahora por un mezquino interés electoral usted la desprecie de la manera en que lo está haciendo. Su falta de consenso no es representativo de un sistema republicano que usted dice defender.
Quiero convocarlo a la cordura en nombre de todos aquellos que reivindicamos la política como un instrumento para mejorar la vida a nuestros conciudadanos. La política no debe ser una escalera para trepar a lo más alto a costa de que miles queden abajo, los escalones que usted pisa para trepar hacia sus intereses no pueden ser las vidas ajenas, porque aquí hay vidas en juego, y usted lo sabe Larreta. Quiero creer que no lo ignora, porque de ser así estamos frente a una irresponsabilidad supina, y si lo conoce ¿por qué entonces hace lo que hace?
Juegue limpio Larreta, discuta política, respete a la justicia, respete a la comunidad educativa, escúchela. No gobierne “en contra de”, gobierne “a favor de”.
Durante su gestión ha recortado sistemáticamente el presupuesto educativo, ha intentado cerrar escuelas, ha dejado a miles y miles de niñes sin vacantes, no ha construido un solo edificio escolar. Su Ministra de Educación, Soledad Acuña, tildó a nuestros docentes de “fracasados”, no ha titubeado en reprimirlos en pleno ejercicio del reclamo por sus derechos y, pese a todo esto, hoy levanta la bandera de la educación que, permítame decirle, que no le pertenece ni a usted ni a su espacio político, y me baso en datos y no en una mera opinión.
Juegue limpio Larreta. Si usted tiene intenciones presidencialistas hágalo bajo las normas que la democracia establece. Usted desobedece al Poder Ejecutivo Nacional, niega las decisiones del Poder Judicial, ¿éste es el modelo de país que usted le ofrece a los argentinos y argentinas?
Estos últimos días su mensaje ante la sociedad fue claro y contundente: “¡El poder soy yo!” ¿Realmente está convencido de esto? Insisto en la enorme preocupación que un hombre con semejante responsabilidades lo crea y actúe en ese sentido. No vale todo, Sr Jefe de Gobierno, bajo ninguna excusa.
Como militante política desde los 14 años tengo un puñado de convicciones a las que no pienso renunciar, convicciones que he madurado colectivamente, que he aprendido de la mano de enormes liderazgos y compañeres, durante tantos años de lucha política y de territorio.
Si la política no sirve para hacer feliz a nuestro pueblo no sirve para nada. No se hace política para uno, se hace política desde, para y por los demás. Y la política tiene como valor supremo el cuidado de la vida, no de la propia, sobre todo de la ajena. Por eso creo profundamente que “La Patria es siempre el otro”.
Su ambición desmedida y su egocentrismo político, está poniendo en riesgo vidas y esto debe tener un límite y es usted quien a priori debe autolimitarse. Si no lo hace al menos debe respetar a las normativas que se lo están exigiendo, pero tampoco las atiende. ¿A que nos está empujando?
En medio de tanto dolor, mientras aun no acabamos de despedir a casi 60 mil argentinos y argentinas que fallecieron a causa de este virus criminal, mientras las terapias intensivas están eligiendo quien la sigue peleando y a quienes dejan partir, mientras el miedo invade a toda una sociedad que quiere vivir, que necesita abrazar a los suyos; usted apuesta todo a usted mismo. Todas las fichas las juega a un único y mezquino interés electoral.
Las diferencias que usted y quien suscribe tenemos en términos políticos son abismales y están a la vista de todos, sin embargo la defensa por la vida debería unirnos, estoy convencida que nos lo está pidiendo el país entero. Lo convoco a ello, aunque temo que haga caso omiso a este reclamo. Debemos pensar en aquellos que esperan de nosotros que le garanticemos políticas de cuidados e integridad. Desde mi rol como legisladora porteña del FDT, junto a mis colegas, hemos luchado por leyes que hagan de esta ciudad una ciudad más inclusiva, más justa y más respetuosa de los derechos de todos y de todas.
Horacio Rodríguez Larreta, sin arrogarme ser la voz de nadie, pero sí haciendo honor al voto con el que me ha honrado gran parte de la ciudadanía porteña, es que le exijo que detenga su ambición desmedida y que respete nuestra democracia, porque mientras usted juega a hacer candidato otro se juegan la vida.