Hay que decir que ningún deudor serio incurre en cesación de pagos voluntariamente. El default es un infortunio, pero ya sucedió. Aunque es evidente, hay que repetirlo hasta que quede claro. No hay que dar por entendido nunca nada. Vivimos en un país atestado de ficción. Es más, cuando hay “voluntad de pago”, se pierde el sentido de las prioridades en el afán de cumplir. Frecuentemente el deudor sigue pagando por encima de las posibilidades en forma desordenada y sin estrategia, respondiendo al vencimiento más próximo, en lugar de establecer prioridades estratégicas.
La comunidad financiera, hasta que regrese de New York en abril, pensaba que Macri era “El Principito” y Cristina “Cruella de Vil”. Solo una asociación simuladora y tramposa planea un default. Me ha tocado examinar la admisión de clientes con problemas financieros y he desistido socorrerlos, al discernir su actuación previa y sus intenciones.
No es difícil discernir que durante 2019, se eligió cuidadosamente a quien pagarle y a quien no pagarle. Eso en un concurso privado generaría una calificación de conducta fraudulenta. Porque es evidente que hubo discrecionalidad en los pagos. Algunos amigos cobraron y Belocopitt no.
El default o cesación de pagos, simplemente sucede. En general es en forma desordenada. Está madurando desde hace 2 años.
En medio de una iliquidez trastornada se fueron pagando los vencimientos, hasta que no se pudo pagar más. Inclusive generó la idea de “arrojo” y honradez, aunque no sea real. Macri se fue a despedir de todos, diciendo: “Hasta ahora pagamos”.
Argentina no pudo evitar la cesación de pagos. Estamos en default desde agosto de 2019. Simplemente: Argentina re perfiló deuda sin autorización de los acreedores. Lo hizo en forma unilateral y compulsiva. Recuerden las expresiones del empresario Belocopitt, tan contrariado.
En un préstamo existe acreedor y deudor. Inicialmente ambos acuerdan fecha de pago y tasa de interés explicita o tácitamente (si es una colocación voluntaria en el mercado, a través de oferta pública). Si el deudor decide por cualquier razón-inclusive la imposibilidad de cumplir con los compromisos-cambiar la fecha de vencimiento, debe tomar la iniciativa de comenzar negociaciones para arribar a un acuerdo previo con el acreedor. Si no cumple con la fecha de pago por su cuenta, es default.
Si el próximo ministro llega a decir: “No hay que incurrir en cesación de pagos”, está dando por sentado que las deudas están “performing” (esta todo al día). Luego es obvio que si los acreedores se ponen duros y, no acuerdan un roll over, o una quita y plazo, toda la responsabilidad se le endilga al actual gobierno. Se cometería un grandísimo error estratégico, que estorbara la renegociación con los acreedores, la tornara más hostil.
Hablando en criollo: ¿se van a comer el garrón que les dejo Macri y su ministro Lacunza?-¿Se van a hacer autores del incumplimiento que No cometieron?- Esto es clave para entender el costo que se asume a posteriori. No es lo mismo presentarse en público con reporteros internacionales-aunque se haya hecho en privado- diciendo: “Buenas tardes, mucho gusto; lamento que estén tan enojados, pero yo soy el nuevo gobierno que viene a resolver la complicación que el gobierno anterior género”. “No se enojen conmigo. Yo acabo de llegar. Nosotros no estábamos cuando ustedes prestaron mal y los tomadores pidieron abusivamente”.
¿Se van a fumar el truco del reperfilamiento?
Desde el momento que pisemos el palito, los acreedores externos, los descuidados, los mal intencionados, tomaran al nuevo gobierno como responsable y, los enemigos le colgaran el mote de “gobierno defaultero”. Y, así lo trataran.
Resumiendo, estamos en default y la estrategia de decir “hay que evitar el default” es de una ingenuidad sorprendente. No caigamos en la trampa que dejo Macri y Lacunza. Dentro de 4 años nadie recordara quien fue el que defaulteó la deuda. Recuerde el Megacanje de Sturzenegger-Cavallo-De la Rúa, 3 meses antes del desastre. Volvieron. Sí; volvieron transfigurados, inclusive un asesor del gobierno de De la Rúa (Dujovne) como si nunca hubiera existido. Esto ya lo hicieron. Rodríguez Saá quedo en la historia. (Hasta hoy se recuerda la declaración de default). Ni Rodríguez Saá, ni Duhalde defaultearon. Fueron Cavallo, Sturzenegger, Marx, Mondino y un coro de correveidile que los encubría. Las consecuencias las pago Duhalde y Néstor Kirchner.
No tropecemos dos veces con la misma piedra. Si lo dijeron en privado, grítenlo a los cuatro vientos y no hagan nada por evitar los próximos impagos.
*Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, Profesor de Maestrías, Conferencista y consultor internacional. Presidente de HACER www.hacer.com.ar , autor de 6 libros, con: “2001, FMI, Tecnocracia y Crisis”.
Por:Pablo tigani