Apenas terminó el acto por el tercer aniversario del asesinato de Fernando Báez Sosa, el 18 de enero, los padres del joven salieron del anfiteatro municipal de Dolores escoltados por unos veinte policías. El matrimonio caminó unos pocos pasos hasta subirse a un vehículo mientras el centenar de personas que los acompañó se dispersaba por el Parque Libres del Sur. Pero el operativo de seguridad no terminó ahí. Fernando Burlando todavía tenía que recorrer unos trescientos metros más hasta llegar a su auto. Durante todo el homenaje se había mantenido serio y en silencio detrás de Silvino Báez y Graciela Sosa Osorio. Sin embargo, cuando quedó solo su semblante cambió. Avanzó con los policías a su alrededor con una sonrisa y saludó a todos los que siguieron su trayecto. Algunas mujeres lograron cruzar el cerco policial y hasta llegaron a darle un beso. “¡Fuerza Burlando!”, “¡Confiamos en vos!”, le decían desde lejos. Cuando llegó a su coche se tomó un momento antes de cerrar la puerta. Levantó el brazo para saludar y se sacó selfies con grandes y chicos. Y, cuando estaba a punto de partir, un grito desaforado se destacó del resto: “¡¡Fernando gobernadoooor!!”.
El joven del vozarrón no estaba solo y se entusiasmó cuando NOTICIAS se acercó a preguntar por el grito: “Fernando es nuestro candidato. Acá estamos con los referentes del MIF. Vinimos de Mar del Plata”, dijo y llamó a sus compañeros, Pablo Cuomo y Virginia Sosa, que se presentaron como el presidente y la vicepresidenta del Movimiento de Integración Federal (MIF).
Noticias: ¿Vinieron a acompañar a Burlando?
Pablo Cuomo: Sí. Fernando es nuestro candidato. Y lo está acompañando toda la dirigencia de la provincia de Buenos Aires. Vinieron compañeros de más de 50 distritos.
Noticias: ¿Con quién están a nivel nacional?
Sosa: Nuestros líderes políticos son Javier Milei a nivel nacional y Fernando Burlando en la provincia.
Esa noche Burlando se fue a dormir al Howard Johnson de Dolores, el hotel donde se instaló buena parte de enero para seguir el juicio de Báez Sosa, el caso con el que aumentó su popularidad de forma exponencial y que le permitió, después de mucho tiempo, empezar a blanquear su imagen pública. El histórico “abogado del diablo”, el apodo con el que lo bautizaron los medios por la película en la que Keanu Reeves vendía su alma al diablo y con el que él mismo coqueteó para construir su fama, ahora se presenta como la encarnación de la moral.
Su transformación comenzó a delinearse desde que asumió la representación de los padres de Báez Sosa. Según su versión, se acercó al matrimonio cuando contaron que su hijo estudiaba Derecho porque repetía que quería ser “el nuevo Burlando”. Se comunicó con ellos, intercambiaron mensajes y les ofreció ser su representante legal sin cobrarles honorarios.
Burlando se convirtió así en la voz de un pedido de justicia familiar y nacional. No hubo un solo día en las últimas semanas en que no fuera entrevistado por los medios o que su nombre no fuera tendencia en redes. Visceral, apasionado.
Sin embargo, y a pesar de la insistencia de NOTICIAS, Burlando no aceptó dar una entrevista a este medio. La esquivó por WhatsApp, a través de sus colaboradores y en persona. “No es mala voluntad. Mirá cómo tengo el chat”, contestó el 19 de enero, cuando se trasladó a Pinamar para jugar un partido de beach polo. Se excusó argumentando que en su celular había 2906 mensajes sin abrir.
Pasado pesado. En los ‘90, Burlando tuvo su primera hora mediática al defender al grupo conocido como “Los horneros”, miembros fundamentales de la estructura que, bajo la instigación del entorno del empresario Alfredo Yabrán, asesinó al fotógrafo de NOTICIAS José Luis Cabezas. Fue la primera de una larga lista de defensas polémicas.
Sin embargo, y a pesar de que hoy pretenda mostrarse diferente y recurra de forma sistemática a palabras como “moral” y “ética”, hay fantasmas de los que es difícil escapar. Sucedió, por ejemplo, en la conferencia de prensa que dio el 25 de enero después de terminar su alegato en el mismo Tribunal donde se juzgó a los asesinos de nuestro compañero. Cuando un periodista le recordó el aniversario del crimen, Burlando primero hizo un largo silencio incómodo y después vaciló una respuesta: “Es muy fuerte lo que preguntás. Pasó mucho tiempo y parece que fue ayer. Todavía recuerdo la imagen de los papás de José Luis ingresando a este Tribunal. Imborrable es la imagen de los dos papás que lucharon por Justicia. Fue una época muy complicada de la Argentina. Yo era muy jovencito. Muy joven.
Mirá lo joven que sería que esta misma sala de audiencias que hoy veo muy pequeña, en ese momento la veía grande, tan grande seguramente como el alma de José -padre del fotógrafo-, a quien pude conocer y con quien pude entablar muchos diálogos que tenían que ver obviamente con la tragedia que habían vivido”. Lo dijo sin inmutarse. Los padres muertos de José Luis no pueden desmentir esos amables encuentros con un defensor de los asesinos de su hijo. Y antes de que apareciera una repregunta levantó la charla con la prensa y desapareció. Tal vez en esa incomodidad radica la negativa a ser entrevistado por NOTICIAS.
El nuevo Fernando Burlando, nuevo perfil y discurso moral
Claro que todo ser humano merece ser sometido a un juicio justo en el que pueda ejercer su defensa. ¿Pero puede un hombre que hizo bandera de su carencia de escrúpulos convertirse en un adalid del bien? La tarea resulta difícil, pero Burlando está decidido a intentarlo. Hay algo que es seguro y que quizás lo ayude: la gran habilidad del abogado es hablar el lenguaje mediático. De hecho, eso es parte de lo que ofrece con el combo de sus servicios. “Lo ves, por ejemplo, en el caso de Juan Darthés. La causa tramitó en Nicaragua y en Brasil, pero él puso la cara porque sabe que en paralelo a lo judicial hay que defender a ciertos clientes en público”, cuenta alguien que lo conoce y lo considera un amigo.
En esta cruzada para abandonar el mote de “abogado del diablo”, Burlando cometió algunas torpezas que bien podrían jugarle en contra. A principios de enero, por ejemplo, atacó a Hugo Tomei, el penalista a cargo de la defensa de los ocho imputados por el asesinato de Báez Sosa. No cuestionó sus habilidades jurídicas, sino que puso en jaque sus “valores”. “No me simpatiza nada. No creo que moral o éticamente esté haciendo las cosas bien”, dijo.
Sin embargo, el argumento se vuelve en su contra como un bumerang cuando se hace una lista de los casos más emblemáticos en los que participó. Después de defender a “Los Horneros”, su fama terminó de explotar con la representación de Horacio Conzi, el empresario que “por celos” persiguió un vehículo en el que viajaban cuatro jóvenes, disparó 14 veces y asesinó a uno de ellos, Marcos Schenone, de 23 años. Las décadas siguientes estuvieron signadas por clientes ricos, famosos y polémicos entre los que hubo celebrities, barrabravas, empresarios y poderosos. Giselle Rímolo y su ejercicio ilegal de la medicina; Alfredo Pesquera, involucrado en el accidente de tránsito que le costó la vida al Potro Rodrigo y Juan Darthés acusado de abuso sexual a una menor, son apenas tres ejemplos de su escaso apego a seleccionar clientes atendiendo a los valores que representan.
En una entrevista con NOTICIAS del año 2000 aceptó que jugaba con el papel del villano y sostuvo que él no se involucraba sentimentalmente con las historias de sus clientes. “Yo soy el que saco al malo de la película. Pero soy un técnico. No defiendo la faz humana de las personas”, dijo en aquella oportunidad.
No hace falta ir tan atrás en el tiempo. En septiembre del 2018, invitado al programa “PH Podemos hablar”, le preguntaron sobre el tema: “Defiendo a cualquiera que pueda pagar nuestros honorarios", respondió.
Un penalista amigo de Burlando aseguró que el hecho de haberse involucrado en el caso Báez Sosa estuvo motivado por un compromiso personal, pero reconoció que “la causa no sólo lo enaltece, sino que lo pone en otra situación frente a la sociedad”.
Fernando Burlando, candidato a gobernador
Su rol en este caso, lo sabe, será clave en sus aspiraciones a gobernador. El rumor sobre las intenciones de Burlando de ser candidato se terminó de confirmar a fines de diciembre, cuando en una entrevista él mismo contó que había tomado la decisión y que estaba trabajando con el Movimiento de Integración Federal (MIF). De inmediato se replicaron las notas y desde La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei, algún dirigente dejó trascender que el MIF iba a jugar dentro de su estructura y que solo había que esperar el momento adecuado para hacerlo oficial.
En el local partidario del MIF de Mar del Plata, en Luro e Independencia, la cartelería se divide entre afiches de Milei, de Burlando y de Sosa, la mujer que estuvo en el tercer aniversario por el crimen de Báez Sosa. Sin embargo, desde el partido del economista negaron a NOTICIAS de manera categórica que haya algún tipo de acuerdo entre los dos espacios y dijeron que el abogado “no es ni será candidato a nada”.
Al parecer, los problemas entre La Libertad Avanza y el MIF no son nuevos. El espacio de Milei intenta poner un pie en el territorio, pero no tiene estructura. Por lo tanto, teje lazos con cualquier organización que les preste un local y algo de tiempo. “Todas las experiencias que tuvimos con el MIF fueron desastrosas. Pasó en Hurlingham y en Cañuelas. Siempre hacen lo mismo: dicen que fulano es el candidato de Milei, pero sin consultarlo con nadie del espacio. Eso es lo que pasó con Burlando y en diciembre llegamos a evaluar sacar un comunicado oficial para desmentirlo”, cuenta uno de los hombres fuertes del armado libertario.
Tan instalado está que Burlando será el candidato a gobernador de ese partido que uno de los máximos referentes provinciales de JxC, ante una consulta sobre el abogado, respondió: “Sí. Va con Milei a la provincia”.
Al parecer, la persona que más desea que Burlando se sume a la estructura de La Libertad Avanza es Gastón Yáñez, un abogado y ex funcionario de José C. Paz. El hombre fue el que intentó coordinar una reunión con los armadores de Milei que, según dijeron, ellos rechazaron. Desde el partido libertario repiten que solo hubo dos reuniones formales con potenciales candidatos a gobernadores: una charla con un chef famoso y dos con un ex deportista. “Burlando no es una opción, no tiene nada que aportar”, agregaron.
Burlando ya viene de otros fiascos aliancistas. En 2017 se sumaron a un armado de Mario Ishi en José C. Paz. Sin embargo, la Justicia Electoral dio de baja la lista. El intento con Ishi quedó en el pasado y Burlando siguió con su actividad aunque su amigo Yáñez continuó de la mano del intendente peronista y llegó a ser jefe de Gabinete del municipio. La estrategia de Burlando de aliarse con los barones del conurbano no resultó.
Unos años antes lo había intentado de otra manera. En 2015, en pleno "Bailando por un Sueño", anunció que pretendía meterse en política y se especuló con dos posibles referentes que podrían haberlo empujado: Adolfo Rodríguez Saá y Daniel Scioli. Al borde de lo absurdo y apelando al humor, hizo una insólita promesa: “Si me eligen diputado, voy a vender la Ferrari. Voy a pedir austeridad”, dijo en el escenario de Tinelli. La estrategia de la poca ropa y la explosión mediática tampoco resultó.
Ahora la búsqueda es distinta. Acaba de ser padre (por tercera vez) junto con Barby Franco. Y si bien no abandonó su extravagancia característica, en las redes se puede ver un Burlando un tanto más familiero y emocionalmente comprometido con su último gran caso. En las últimas fotografías se muestra trabajando con su beba en brazos, acompañando a los padres de Báez Sosa y con su equipo de trabajo en una suerte de caminata de superhéroes jurídicos.
Fernando Burlando, amigo del poder
Burlando supo tejer alianzas con poderosos, pero también se hizo de feroces enemigos que no dudan en lanzar todo tipo de historias sobre el penalista. Eso sí, todos prefieren el off. “Tiene poder. Meterte con él es asegurarte un lío”, contó uno de sus adversarios.
Sus vínculos con las fuerzas de seguridad marcaron los inicios de su trayectoria, como continuidad familiar. Su padre Julio Desiderio es recordado por el sobreseimiento a monseñor Antonio José Plaza, el arzobispo imputado por encubrimiento de torturas, privaciones de la libertad y violación de los deberes de funcionario público durante el tiempo que había sido designado capellán mayor de la Bonaerense en tiempos de Ramón Camps.
Burlando junior nunca negó esos vínculos con personajes de la fuerza policial. Mediáticamente, además de su defensa de los asesinos de Cabezas, se percibió esa afinidad en el 2011, cuando irrumpió como defensor de una familia humilde por el crimen de Candela Rodriguez; una nena de 11 años secuestrada y asesinada por un ajuste de cuentas que cruzaba a narcos y policías. La querella parecía sólo interesada en cerrar el caso.
En 2018 volvió a estar en una situación complicada, al menos mediáticamente. Un amigo suyo, el exjuez César Melazo, cayó en una investigación por ser supuestamente uno de los líderes de una banda de funcionarios judiciales, policías bonaerenses, barrabravas y delincuentes comunes dedicada a asaltar testaferros de políticos provinciales y el nombre de Burlando apareció en escuchas telefónicas.
En la actualidad Burlando pasa la mayor parte del tiempo en su oficina de Puerto Madero. Aunque no abandonó la extravagancia, ya no hace un culto al consumo y el lujo. Hace solo algunos años, él mismo se jactaba de ser el dueño de catorce autos de alta gama y de un zoológico privado en Villa Elisa para sus hijas. Hoy prefiere mostrarse como un hombre simple y emocionalmente comprometido con sus clientes. Pero no siempre se puede borrar con el codo lo que se escribió con la mano.
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