Carlos Robledo Puch (71) es el condenado que más tiempo lleva tras las rejas en la historia criminal argentina. Desde que fue detenido y sentenciado a perpetua hasta la actualidad pasaron 51 años. En el medio, surgieron debates, cambios en el Código Penal y del propio concepto de la perpetuidad. Pero “El Ángel de la Muerte”, como lo llamaban, sigue detenido en la Unidad 26 de Lisandro Olmos y no logra que lo autoricen a salir en libertad. En el país, hay más de 2 mil personas que recibieron la pena máxima.
Magdalena Espósito (25) y Abigail Páez (27), el viernes último, se sumaron a esa lista tras ser sentenciadas a prisión perpetua por el asesinato de Lucio Dupuy, el nene de 5 años ultimado a golpes por su madre y la pareja de ella. Máximo Thomsen (23), Ciro (22) y Luciano Pertossi (21), Enzo Comelli (22) y Matías Benicelli (23) también van a formar parte de ese grupo por el crimen de Fernando Báez Sosa (18) ocurrido en 2020. Todos ellos, a partir de ahora, integraran ese 4 por ciento de la población carcelaria nacional con esta pena.
Es que, según el último informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (Sneep), para 2021 había 55.933 condenados en todo el país. De los cuales, 2.489 habían recibido la pena máxima.
Entre condenados y procesados, para el 31 de diciembre de 2021, había 101.267 personas alojadas en cárceles argentinas tanto en el Servicio Penitenciario Federal como el correspondiente a cada provincia. El 17% eran menores de 24 años y trepa al 56% si se pone como tope los 35 años.
Casos. Nahir Galarza (24) y Aldana Rosarno Díaz (22), son dos casos de jóvenes detenidas. Ambas vinculadas con un crimen. Ambas cometieron el homicidio, según entendió cada Tribunal que las juzgó y las sentenciaron a perpetua.
Nahir fue condenada por matar de dos tiros a su novio Fernando Pastorizzo (20) el 29 de diciembre de 2017 en Entre Ríos. Ese mismo día, pero un año después, Aldana participaba del asesinato de Gustavo García Ibáñez (36) en la casa de la joven en la localidad bonaerense de Ezeiza.
Según entendió el jurado popular que la juzgó, quedó acreditado que Aldana llevó engañado hasta su casa a la víctima. Fueron en la moto de él. Una vez adentro lo emboscaron otras dos personas, uno de ellos era el novio de la chica. Lo mataron y dejaron el cuerpo maniatado. Dos días después, Aldana volvió y prendió fuego el lugar. Ahí los bomberos descubrieron a la víctima y poco tiempo después la joven fue detenida.
Aldana fue condenada el año pasado a perpetua (al igual que su novio) acusada de “homicidio criminis causa”, es decir que lo mataron para ocultar otro delito: el robo de la moto.
Justamente los calificativos legales por los que fueron condenadas Nahir y Aldana forman parte de los delitos que impide que la persona acceda a algún beneficio después de los 35 años de encierro.
En 1921, el Código Penal preveía la posibilidad de la libertad condicional a partir de los 20 años, con excepción de las personas reincidentes. Si se obtenía la libertad, luego de cinco años de cumplimiento de la libertad condicional, se extinguía la pena. Sin embargo, la pena era perpetua sin posibilidades de libertad condicional para los reincidentes y se le daba la opción a los jueces de imponer la “reclusión por tiempo indeterminado” en los casos de homicidio agravado. Es lo que pasó con Robledo Puch. En 1982 lo condenaron a la pena de “reclusión perpetua por tiempo indeterminado” por once homicidios cometidos entre 1971 y 1972. Hasta la actualidad, ninguno de los abogados que lo representó lograron su excarcelación. Pero en 2004 hubo un cambio y el plazo para acceder a este beneficio se extendió hasta los 35 años de prisión. También se determinó que no había posibilidad de acceder a la libertad condicional para los homicidios agravados previstos en el artículo 80 inciso 7, la violación seguida de muerte y el secuestro extorsivo y la privación de la libertad seguida de muerte.
Finalmente, en 2017 se da un paso más. Ahora se amplía esta imposibilidad para todos los homicidios agravados (no solo el inciso 7) por los que se obtuvo la reclusión perpetua.
Aquí se encuadraría, la figura legal por la que fueron condenados los cinco rugbiers por tratarse de un homicidio agravado por alevosía y por ser premeditado. Así también pasa con las mujeres que mataron a Lucio y lo explicó Verónica Ferrero, la fiscal del caso: “El artículo 14 del Código Penal establece que las personas que son condenadas por este delito no pueden pedir, transcurridos los 35 años, ni ningún término, la libertad condicional”.
Un caso distinto es el de Jorge Mangeri (55), el portero que mató a Ángeles Rawson (16) en 2013, quien podrá acceder a la libertad condicional en 2048, porque el hecho ocurrió antes de la última reforma.
‘Una condena desafía todas las creencias previas de impunidad’
Máximo Thomsen se desmayó después de escuchar que el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores lo condenaba a perpetua, al igual que a sus cuatro amigos. Los hermanos Ciro y Luciano Pertossi lloraron. Mientras que su primo Lucas Pertossi no escondió su angustia. “El anuncio de la condena significa el derrumbe del mundo previo, rápidamente todo lo que formaba parte de la realidad conocida se desvanece”, explica la psicóloga Irene Sirianni y destaca que las personalidades de estilo psicopático “tienen emociones”, pero “las ponen en juego solo para sí mismos”.
“Aunque la persona sepa y conozca sus circunstancias, la condena suele irrumpir como un hecho sorpresivo, que no está basado en la ignorancia sino en las expectativas –sostenida en hipótesis reales o fantaseadas– de poder lograr eludir las consecuencias de sus actos”, describe la especialista en psicodiagnóstico forense a PERFIL y continúa: “El miedo al presente y al futuro, el enojo por la realidad adversa, la impotencia al saber que aunque exista una instancia de apelación la condena está escrita y tendrán que aceptar que en lo inmediato, no hay nada que pueda hacerse en contrario”.
Según la especialista, los acusados de matar a Fernando Báez Sosa, Nahir Galarza y la madre de Lucio Dupuy y su novia tienen como similitud cierto rasgo de personalidad que se caracteriza por “la falta de empatía por el otro, la sensación de impunidad ante la propia conducta y la distancia emocional ante la consecuencia de la misma”.
En estos casos, destaca, “es frecuente la sensación de frustración e impotencia extrema, ya que suelen ser personas que atraviesan la vida con la profunda convicción de que siempre van a salir indemnes de toda consecuencia” y “la realidad se les presenta como un golpe devastador, que desafía todas sus creencias previas de impunidad, de éxito personal y de poder sobre los demás o sobre las situaciones”.
“Las personalidades de estilo psicopático –concluye–, contrariamente a lo que el común de la gente cree, tienen emociones y las expresan: solo que son de uso estrictamente personal, las tienen y las ponen en juego solo para sí mismos. Todas sus emociones, se expresan en el momento en que se ven impactados por una situación que les afecta exclusivamente a ellos”.
Nahir Galarza. Fue condenada en 2018 por asesinar a su novio. Es una de las mujeres más jóvenes en recibir perpetua.
Thomsen, Comelli, Luciano y Ciro Pertossi y Benicelli. Cinco de los ocho acusados recibieron la pena máxima por el crimen de Fernando Báez Sosa. A los otros tres les dieron 15 años como “partícipes secundarios”.
Magdalena Espósito Valenti y Abigail Paez. La Justicia condenó a perpetua, este viernes, a la madre de Lucio Dupuy (5) y a su novia. Ambas fueron acusadas de matar a golpes al pequeño en su casa en La Pampa.
Aldana Roarno Díaz. La condenaron por llevar engañado a un joven a su casa, donde lo mataron para robarle.