#silversisters
“Soy una orgullosa nueva granny”. Así se presenta Claudia Lázaro, de 58 años, a quien la cuarentena le dio, el año pasado, el empujón que necesitaba para animarse a dejar su pelo al natural. Y como indica, lejos de parecer una abuela avejentada (por el término “granny”), el suyo es hoy un look muy canchero y fresco, que la acerca a una versión más genuina -y por ende más feliz- de sí misma. “Estaba cansada de vivir yendo a la peluquería para hacerme el color; el pelo me crece rápido y era una esclavitud. A esto se sumó una situación personal de reflexión de ser lo que quería y no lo que los demás querían que fuera”, ilustra. Apoyada en especial por su pareja y una de sus hijas, comenzó la transición y sobrellevó esos primeros meses iniciales, los peores y más notorios, cuando canas y pelo teñido conviven. “Me fui acostumbrando y ahora estoy muy contenta de haberme animado”, sintetiza.
Como Claudia, son cada vez más las mujeres que deciden dejarse las canas. Empujadas por una nueva ola de aceptación y belleza natural, pero también por el costo económico de tener que recurrir a la peluquería muy seguido y por una cuarentena que las dejó sin servicio por meses, el pelo blanco dejó de ser tabú y viró a rasgo canchero y hasta, sinónimo de seguridad.
Hace unas semanas, una entrevista a Cecilia Dopazo agitó las redes. Promocionando su nueva obra “Radojka”, la actriz aparecía en las fotos con la casi totalidad de su pelo blanco. Bellísima y radiante, con sus ojos claros incluso más brillantes en ese contraste, sostenía que tras 25 años de teñirse había decidido liberarse y aceptarse. Su ejemplo fue aplaudido en redes, donde muchos sostuvieron que le quedaba incluso más lindo que su rubio clásico. A la par, Mercedes Morán se convirtió en la tapa de la revista “Ohlalà!” de este mes esgrimiendo orgullosa su melena blanca, a la que llegó por un papel en una película. "Siempre había fantaseado con dejarme mi pelo blanco cuando lo tuviera. Me parecía elegantísimo”, sostuvo.
Estos no son ejemplos aislados sino apenas unos de tantos. Figuras como Carla Conte o las internacionales Jamie Lee Curtis, Ángela Molina, Jane Fonda y Meryl Streep son solo algunas de las que optaron por ceder al blanco en todo su esplendor. Incluso pueden verse algunas más jóvenes, como Lady Gaga, Ariana Grande, Mónica Antonopulos y Ángela Torres imitando este estilo con tintura blanca o gris, dado el éxito de su aceptación.
Alrededor del mundo, se cuentan por miles las mujeres que siguen esta ruta. En Instagram, la cuenta @grombre recopila sus historias en pos de celebrar el “fenómeno natural del pelo gris”. Con 226.000 seguidores, recibe cientos de relatos y sus posteos promedian los 13.000 likes. Aquí múltiples mujeres comparten sus experiencias liberadoras después de años de angustiarse al ver emerger sus canas. Algo similar sucede al tipear en el buscador #silversisters, hashtag que agrupa a todas aquellas mujeres orgullosas de sus pelos blancos. Como una comunidad mundial, se dan aliento en un camino que muchos aún miran con recelo, pero que cada día se vuelve un poco más común.
Entre las razones para este sinceramiento capilar asoman tres fuertes. La primera son las ganas de aceptarse y reconocerse tal cual una es. En un mundo que cada vez lucha más por romper estereotipos “mononorma”, esta cruzada viene ganando adeptos. La segunda es el enorme costo económico y de tiempo que implica teñirse con una asiduidad de unos 15 días (en una peluquería promedio, el monto puede ir desde los $ 2350 a los $ 3900, dependiendo del procedimiento). Y la tercera se dio con la pandemia, que mantuvo a muchos locales cerrados por meses, haciendo que las mujeres debieran teñirse por su cuenta o directamente desistir del proceso si no se animaban.
“Antes de la pandemia, era una que otra la que tenía ganas de dejarse las canas. Pasaba tal vez con aquellas que tenían algún mechón o un lunar de canas y se lo dejaban. Después de la cuarentena esto se hizo más notorio y muchas más mujeres quisieron probar. No todas se las dejaron, pero más del 50% de las que probaron están muy contentas”, detalla Karolina Lozano, según su experiencia en Gino Lozano. Para ella, lo ideal es tener la totalidad del pelo blanco, porque queda más lindo que gris y medio jaspeado. “Si queda blanco por completo le da mucha luz a la cara, es casi como tener reflejos”, apunta.
Para lograr esto, sin embargo, es preciso atravesar la transición. Es decir, tener la paciencia para esperar que el pelo crezca en blancura hasta cubrir el teñido. “Lo ideal es cortarlo lo más corto posible que permitan las facciones, como para sacar todo el color anterior y que no queden tres tonos: tintura, color natural y canas. Si no se quiere o puede, otra digna transición es hacer reflejos bien blancos con papel o gorra”, detalla Lozano.
Y aunque este cambio puede hacerse en pos de liberarse de la esclavitud de la peluquería, las canas también requieren sus cuidados. “Para mantener la cana platinada y que no tienda al amarillo, hay que utilizar algún shampoo con tonos azules”, apunta Elvio Casciano, de Elite Estudio. Asimismo, la cana suele ser más gruesa y rígida que el pelo común, por lo que requiere hidrataciones periódicas, con sérums reparadores o ampollas nutritivas.
En el caso de aquellas mujeres más jóvenes, que aún no tengan canas pero quieran subirse a la moda del blanco o gris, los profesionales son más cautos. Mientras Lozano no lo recomienda; Casciano advierte que, en ocasiones, requiere más de una decoloración, con el daño para el pelo que esto implica. “Por eso ofrezco un tratamiento internacional complementario con un aditivo que se aplica en la decoloración para proteger de las agresiones, luego se hace un baño de luz y en el último paso, se realiza una híper hidratación”, relata.
Por todo esto, varias marcas de belleza capilar han apostado a este segmento de tratamiento del pelo canoso. “Estos cabellos se vuelven más rígidos, no solo por la falta de melanina, sino porque también disminuye la producción de queratina. Recomendamos que utilicen productos que ofrezcan más hidratación. Por ejemplo, en Schwarzkopf Professional contamos con productos específicos: en la línea de tratamiento Bonacure tenemos Time Restore, que contiene la co-enzima Q10, otorgándole vitalidad y elasticidad tanto al cabello como al cuero cabelludo, y el shampoo Silver de la línea Color Freeze, que elimina el reflejo amarillento que tienen algunas canas”, recomienda Mariana Arakaki, experta en coloración de la marca. Para ella, además del cuidado posterior, lo vital es un buen corte que permita aportar frescura. “La elección del corte del cabello es esencial a la hora de tomar la decisión de dejarse las canas, sea cual sea la opción que elijan para hacerlo”, apunta.
Y aunque dejarse las canas es un modo de verse más natural, es importante meditar el cambio, porque el pelo blanco puede también dar sensación de desprolijidad. Para subirse a la tendencia sin ganar años, deben combinarse un buen corte, con los productos adecuados de limpieza y nutrición y hasta un mejor maquillaje que resalte rasgos que quedarían “lavados” con esta nueva blancura. Un pequeño precio por una gran libertad.