Aunque es algo obvio que un importante porcentaje de adultos no suelen dormir solos, la ciencia del sueño tiene todavía muchos detalles por entender sobre la influencia de estar con una pareja en el momento del descanso y la calidad del sueño.
Avanzar en ese sentido fue, justamente el objetivo del análisis de una encuesta realizada por un grupo de trabajo de la Universidad de Arizona que verificó las respuestas de 1007 adultos. Y entre las asociaciones de conductas y los datos significativos que encontraron, saltó un hecho que para algunos será obvio y, para otros, contradictorio. En resumen, los encuestados que compartían cama con una pareja afectiva o en el contexto de una relación romántica, durante la mayoría de sus noches, informaron sufrir menores porcentajes de insomnio severo, menos fatiga y, en promedio, disfrutar de tiempo de descanso. Todo eso comparando los mismos parámetros de calidad del sueño con lo informado por aquellas personas que afirmaron no compartir su cama con su pareja.
El trabajo se presentó hace unos días en el evento “Sleep 2022”, una reunión académica que organiza la American Academy of Sleep Medicine y que se publicó en la revista científica especializada Sleep.
Para definir "compartir la cama" se evaluó la respuesta sobre la frecuencia de dormir juntos en los 30 días anteriores. Y respecto al beneficio de hacerlo con una pareja/cónyuge, se lo comparó frente a los que afirmaron dormir con niños, mascota, otro miembro de la familia y dormir solos.
Entre los “beneficios” asociados (que no es lo mismo que causados) por descansar la mayoría de las noches junto a un “partner” en la misma cama, es que el tiempo total antes de dormirse resultó menor, permanecían dormidos por más tiempo y disminuía el riesgo de sufrir apnea del sueño. También es posible seguir otros tips y consejos simples para descansar mejor.
Pero -siempre hay un pero- todo esto se da cuando la pareja involucrada comparte un entorno “afectivo-romántico”. Es que cuando estas mismas preguntas se le hicieron a aquellos que durmieron, por ejemplo, con un hijo la mayoría de las noches, los datos se invirtieron: informaron una mayor tendencia al insomnio, mayor riesgo de apnea del sueño y menos control sobre su calidad total.
Otros datos resaltados en el paper mostraron que dormir con una pareja se asoció con puntajes más bajos en las que miden depresión, ansiedad y estrés. Y dormir en soledad se asoció con puntajes más altos de depresión y menor satisfacción con las relaciones sociales.
"Reposar con una pareja romántica demuestra beneficios para la salud del sueño, incluida la reducción del riesgo de apnea, la gravedad del insomnio y una mejora general en la calidad del sueño", sintetizó el coautor del estudio, Brandon Fuentes, investigador del departamento de psiquiatría de esta Universidad.
En resumen, los reportes indican que adultos que comparten la cama con una pareja o cónyuge duermen mejor que aquellos que duermen solos. Y eso sin siquiera hacer referencia a los otros beneficios adicionales típicamente asociados a “compartir” la cama.