Tras la muerte de la Reina Isabel II, su hijo, Carlos III, ha sido el encargado de recoger el testigo de una de las monarcas más queridas y reconocidas del mundo. Sin embargo, su coronación ha estado rodeada de extravagancias y gestos que no han pasado desapercibidos en las redes sociales.
Primero llamaron la atención sus gestos de nerviosismo constante, con malas caras y palabra hacia algunos de sus empleados, sobre todo cuando una pluma con la que debía firmar un documento no tenía tinta, o el tintero le molestaba para escribir y pedía retirarlo de la mesa. También, sus manos hinchadas fueron tema de conversación, pero sus manías reales empiezan a salir a la luz, dejando al descubierto su excéntrica personalidad.
Desayunos minimalistas
La comida más importante del día no puede faltar, por poco que sea, y Carlos III tiene bien claro lo que quiere. Darren McGrady, un chef que formó parte de la casa real durante décadas explicó que pide dos ciruelas para solo comerse una: "La instrucción era colocar dos ciruelas y un poco de jugo en el tazón y enviárselo para el desayuno. Le mandaba dos ciruelas y él dejaba una para que volviera a mis manos y yo la regresara al frasco. Una mañana pensé en ponerle solo una. La envié al comedor, me mandó a llamar y me preguntó: '¿Tienes dos, por favor?'. Así que tuve que seguir enviándole dos cada mañana y me devolvía una", así lo explicó en una entrevista.
Planchar los cordones de los zapatos
Algunos no planchan ni las camisas, pero Carlos III necesita tenerlo todo perfecto. Muestra de ello es que manda planchar sus pijamas y cordones de los zapatos todos los días.
La manía del cepillo y las ventanas
"El tapón del baño debe estar en cierta posición, su toalla de baño doblada a su gusto, y la temperatura del agua debe ser tibia, y la bañera medio llena. Además, la pasta de dientes no la puede poner él mismo en el cepillo que debe estar colocado a una altura exacta de 2,5 centímetros", explicó la periodista Pilar Eyre, experta en casas reales.
Además, debe ser un hombre muy acalorado, acostumbrándose a dormir con las ventanas abiertas incluso en invierno cuando estuvo internado en su edad adolescente. Esperemos que Camila no sea demasiado friolenta.
Se lleva la cama y el váter cuando viaja
Carlos III es una persona de costumbres. No puede dormir fuera de su cama y no puede ir al baño si no es en el suyo. Viaja con ello constantemente, sin duda, un tipo de equipaje de los más raro y pesado.