Carlos Alcaraz espera el saque de Alexander Zverev. La tarde es cálida en Madrid. El silencio a punto de quebrarse en la Caja Mágica indica que algo importante está por suceder. El alemán falla su primer servicio. El marcador apunta ventaja para el español. En tanto, Zverev busca otra pelota en su bolsillo para tratar de salvar el cuarto match point en contra. Segundo saque y la pelota, caprichosa, pega en la red para irse ancha.
Estático, el tablero deja de contar y muestra su verdad: 6-3 y 6-1, en una hora y un minuto de juego. En ese instante, el Court Central Manolo Santana se viene abajo y el público madrileño estalla en júbilo ante otro título de la nueva joya del ATP.
El joven tenista acaba de hacerse con el segundo Masters 1.000 de su carrera luego de pulverizar al alemán en la final. Y en la final de Madrid, el español hizo parecer como un novato al número tres del mundo, quien se inclinó ante los precisos golpes de su rival.
De hecho, tras finalizar el encuentro, el germano fue categórico con respecto al nivel de su contrincante: “Es el mejor jugador del mundo”.
Pero no fue solo a Zverev al que venció. En el camino dejó a quienes han dominado el circuito del ATP por años: Rafael Nadal (4), en cuartos de final, y a Novak Djokovic (1), en semifinales. Todo eso, con tan solo 19 años recién cumplidos.
Y es que el de Murcia ha tenido un 2022 sencillamente espectacular. Junto al título de la capital española, Alcaraz conquistó el que fue el primer gran título de su carrera, el Masters 1000 de Miami, borrando del mapa a Cilic, Tsitsipas y Casper Ruud.
A lo anterior, sumó el título en Barcelona, justamente antes de Madrid, y abrochó la corona en Río de Janeiro. Un palmarés nutrido a su corta edad que indican que la promesa ya se consagró.
Un comienzo prometedor
Oriundo de El Palmar, Murcia, el tenista ingresó a los 14 años a la academia de Juan Carlos Ferrero, en la que tuvo un importante ascenso al mando del coach exnúmero uno como jugador. Y desde pequeño que Carlitos se mostró como un deportista silencioso y trabajador. En esa pequeña localidad vivió con sus Carlos Alcaraz y Virginia Garfia, y sus tres hermanos, Álvaro, Sergio y Jaime. Carlos es el segundo de los cuatro. De su padre y abuelo heredó la pasión por el tenis.
Cualidades que el mismo Rafael Nadal destacó en su momento, cuando expresó que el murciano “tiene todos los ingredientes: la pasión, la humildad, el talento y el físico, lo que me recuerda mucho a mí cuando tenía su edad. Él ya es un rival en el presente”.
Por ello, uno de los elementos que asombran del joven tenista es que no es alguien enceguecido por el temprano éxito. De bajo perfil y hasta risueño, como se le notó con Zverev una vez entregado los premios, siempre está enfocado en lo que sucede en la cancha.
Y fue en la temporada 2021 cuando irrumpió en ATP. Si ya tras la pandemia Alcaraz había logrado su primer título ATP Challenger, en Trieste, tras derrotar al local Riccardio Bonadio, en menos de dos años el pupilo de Ferrero avanzó del puesto 146 del ranking al sexto.
Un ascenso vertiginoso para Carlitos, que ya con 17 años ya había ganado su primer partido en un torneo de Grand Slam. En esa ocasión, pudo superar al neerlandés Van de Zandschulp (31) en el Australian Open.
A los 18 años y 3 meses, Alcaraz también logró lo que el Big 3 no había podido conseguir: ganar un partido como mínimo en los cuatro Grand Slam. Sumado a lo anterior, en el US Open 2021, y frente a Tsitsipas, logró su mejor victoria como profesional de ese entonces, cuando venció al que era número tres del orbe. Triunfo que tampoco habían conseguido Federer, Nadal y Djokovic.
Y es la arcilla la superficie que más le acomoda al que hoy apunta a ser el mejor sub 21. En polvo de ladrillo, por ejemplo, conquistó su primer título en Umag, Croacia. Luego, se dirigió a disputar el Next Gen, que reunió a los 8 mejores de 2021 menores de 21 años. Ahí, no tuvo rivales y logró imponerse a todos los de su generación.
Un tenis del futuro
Y como era de esperar, e inevitablemente, comenzaron las opiniones sobre su juego, que ya empezaba a mostrarse como un proyecto dentro del circuito.
Por ejemplo, Toni Nadal, que ha elevado a Rafa a condición de leyenda, abordó las comparaciones que por ese entonces ya se hacían notar con el de Manacor. “No me parece mal que lo comparen con Rafa, porque, aunque son jugadores diferentes, comparten el sacrificio de jugar y la decisión de ganar”, decía por aquel entonces.
A eso, agregaba loas para el juego del joven tenista. “Es un jugador muy completo y de buena técnica. Su juego es moderno, trata de pegarle fuerte y muy rápido a la pelota, con un tenis muy agresivo. Si sigue así de centrado en su trabajo, tiene un futuro esperanzador”.
Un juego moderno, que se demuestra en que el tenista aprovecha cada cualidad y hace que las falencias se reduzcan al mínimo. Una capacidad de adaptación que para su coach es única, y que pudo presenciar desde que llegó a la academia de Ferrero.
“Es de los pocos jugadores que he visto que se puede adaptar en muy poco tiempo al nivel de cualquier jugador que le pongas enfrente”, decía recordando su potencial. A eso, agregaba la capacidad y el dinamismo que presenta Carlitos cada vez que enfrenta un partido.
“Es un tenista muy dinámico, que le gusta jugar muy agresivo. Se siente muy cómodo en todas las superficies, le gustan las pistas rápidas, porque finaliza mucho en la red, pero no lo incomoda la arcilla”.
Otro de los que vio en Alcaraz la encarnación del tenis moderno fue Gustavo Luza, excapitán de Copa Davis con Argentina, y quien enfrentó al murciano en 2019. Para él, el futuro del pupilo de Ferrero es tremendo, pues, a su juicio, es el mejor de las nuevas caras que pueblan el ATP.
“Va a ser el mejor de todas las caras nuevas que estamos viendo. Desde lo físico me parece muy veloz y tiene mucha generosidad en el desplazamiento, lo que habla de un jugador que no solamente es rápido, sino que tiene una gran actitud para moverse”, comentaba el entrenador hace un tiempo sobre el juego de Carlitos.
En Madrid, la promesa ya dejó de serla. Ahora, es toda una realidad. En la capital española, Alcaraz se consagró como el heredero del legado de Rafael Nadal y la continuidad de España como un ícono del tenis mundial. Con solo 19 años, el futuro del tenis ya nació.