Paulo Gonçalves (Esposende, Portugal; 40 años) falleció este domingo durante la séptima etapa del Rally Dakar. El portugués, uno de los nombres propios de la carrera, simpático y afable, magnífico compañero, tuvo un accidente por la mañana, a la altura del kilómetro 276 de la especial del día, entre Riad y Wadi Al Dawasir, en una zona fuera de pistas, por la que se pasaba a toda velocidad y en la que el roadbook marcaba un peligro nivel dos: había cinco kilómetros con muchas ondulaciones en el terreno. Allí, en el suelo, se lo encontraron, Stefan Svitko y Toby Price, que había tomado la salida inmediatamente después que él. Ellos fueron quienes advirtieron a la organización (el iritrack, con un botón rojo en cada uno de los vehículos, da el aviso) que, alertada a las 10.08, envió un helicóptero médico que aterrizó a las 10.16 en el lugar en el que se encontraba el piloto, inconsciente y con parada respiratoria. Tras una tentativa de reanimación in situ, Gonçalves fue evacuado hacia el hospital de LAYLA, el más cercano, donde se confirmó su muerte.
Gonçalves, el dorsal número 8 a la espalda, campeón del Mundial de Rally Cross Country en el 2013, corría su decimotercer Dakar y se estrenaba este año con el equipo Hero Motorsports, representante oficial de la fabricante india de motocicletas Hero. Con esposa y dos hijos, niño y niña, debutó en la mítica carrera el año 2006 y terminó en cuatro ocasiones en el top 10. El año 2015 acabó segundo por detrás de Marc Coma, que no se lo quitaba de la cabeza. “Es una pena el precio altísimo que hay que pagar por esta pasión y por esta carrera. Competí con Paulo muy de tú a tú. Siempre hubo una rivalidad muy deportiva, si tenías algún problema siempre paraba, preguntaba. Después corríamos, pero siempre hubo un respeto mutuo y una gran relación”, dijo.
El portugués, veterano, era uno de los pocos competidores que podía contar haber corrido el Dakar en moto primero en África, también en Sudamérica y, ahora, en Arabia Saudí. Lejos en la general después de romper el motor de su moto en la tercera etapa, había pasado con el cuarto mejor tiempo por el punto de control anterior al accidente, situado en el kilómetro 214. La especial del día era la más larga de la carrera este 2020. Y, además, muy rápida –“Demasiado rápida par mi gusto”, en opinión de Carlos Sainz, ganador en coches–, y con muchas y largas rectas y una media de velocidad de unos 120 km/h. Se trataba de 546 kilómetros que discurrían esencialmente por terrenos arenosos salpicados con dunas aquí y allá. Además de algunas zonas fuera de pista.
Alta velocidad.
El Dakar en Arabia Saudí, que acoge por primera vez la prueba, no se estaba presentando especialmente dificultoso desde el punto de vista técnico, aunque sí se habían disputado los últimos días etapas a muy alta velocidad. La principal dificultad de la prueba radicó en la navegación durante la primera semana. En la segunda abundan las dunas y las pistas rápidas.
El accidente de Gonçalves se produjo en mitad de la especial y muy pronto, lo que provocó que prácticamente todos sus colegas pasaran junto a su cadáver. El de Hero había salido en octava posición, de modo que casi toda la caravana pasó por aquel punto fatídico. Al terminar la etapa y asimilar lo sucedido muchos pilotos se preguntaban por qué no se suspendió la especial o se neutralizó el final de la misma. Los competidores tuvieron que completar más de 200 kilómetros a toda velocidad con la imagen de su compañero inerte en el suelo. Uno de los que se paró junto al cuerpo de Gonçalves fue Kevin Benavides (piloto de Honda, ex compañero suyo), que tras el impacto siguió corriendo y ha sido finalmente encumbrado como ganador de la etapa después de que la organización le devolviera el tiempo perdido.
Joan Barreda, que comenzó este Rally Dakar a remolque después de las dos caídas que sufrió en las cuatro primeras etapas, empezaba a recuperarse físicamente y a recuperar la confianza y el optimismo. Hasta que llegó al final. Supuestamente se había llevado la victoria (finalmente quedó segundo, a poco más de un minuto), pero la noticia de la muerte de Gonçalves le dejó devastado. Muy buen amigo del portugués, de quien fue compañero en Honda desde el año 2013 y hasta que el portugués dejó la casa tras la anterior edición del Dakar, Barreda llegó al vivac tras un duro enlace de 67 kilómetros, dejó su moto, y se encerró en su motorhome. El silencio se apoderó de los miembros del equipo Honda, aturdidos y apenados por el adiós de uno de los suyos.
“Ya sabemos que las motos son un deporte peligroso. Es un día triste para la gente de los rallies. Nuestros pensamientos están con su familia”, dijo el líder de la general, Ricky Brabec (Honda), que completó la especial a menos de cinco minutos de su compañero Benavides. “La clasificación ahora mismo no me importa nada, es secundario, más allá del deporte está la vida”, añadió. “Todos sabemos que la moto es peligrosa. Yo he hecho cinco Dakar en moto y cuando sales por la mañana a veces partes con una bola en el estómago porque no tienes protección, no tienes nada. Y eso lo saben todos. Paulo era un profesional que conocía los riesgos”, declaró el director del Dakar, David Castera.
El Rally Dakar no tenía que lamentar la muerte de uno de sus participantes desde el año 2015, cuando pereció el piloto polaco Michal Hernik por deshidratación. En total son ya 24 los fallecidos en la carrera (29 en total si se cuentan los accidentes vinculados a la prueba) desde que el Rally Dakar se celebrara por primera vez en 1979. “Es algo que nunca quieres vivir. Son momentos muy difíciles. Nosotros estamos aquí para los pilotos y los aficionados que quieren vivir la aventura, disfrutar... Algunos vienen a ganar, Paulo llevaba muchos años con nosotros, lo conocíamos todos, era una figura del rally”, concluyó Castera.