Hay deportistas o eventos deportivos que ilustran una época. Mosaicos de un vitraux global. El desembarco de Franco Colapinto en la Fórmula 1 puede inscribirse en esa larga lista de hitos que llevan la bandera argentina a lo más alto del deporte y del negocio mundial: el piloto de 21 años nacido en Pilar asoma en la máxima categoría del automovilismo como un emergente de la nueva economía y de las empresas nativas digitales. Incluso como parte de los nuevos consumos culturales de este tiempo: fue Bizarrap, el artista argentino conocido internacionalmente, quien promocionó y le consiguió espónsores y financiación primero para la Fórmula 2, y ahora para la Fórmula 1.
La llegada de Colapinto es también una muestra de cómo diseñan sus estrategias comerciales las empresas del siglo XXI y los unicornios argentinos. Hace 20 días, cuando Colapinto solo era un corredor que hacía sus divisiones inferiores en el circuito internacional, Globant organizó y auspició junto a 9z Team su primer Torneo de Simracing (el simulador virtual de una carrera). Los finalistas pudieron competir en la final contra Colapinto y Facu Dudulec, simracer profesional del equipo de 9z Globant.
En ese espacio virtual y real estaba Martín Migoya, co-fundador y CEO de Globant, una empresa de ingeniería de software y tecnología de la información que creció de manera exponencial en la última década, es considerada una de los cuatro unicornios nacionales –junto a Mercado Libre, OLX y Despegar– y que en la Bolsa de Nueva York ya duplica en su valor a símbolos nacionales como YPF.
Migoya dijo aquel día: “Esta alianza de Globant y Franco es mucho más que una simple colaboración; surge de una visión compartida. Creemos firmemente en el poder del talento latinoamericano. Desde las calles de Buenos Aires hasta los rincones más remotos de Latinoamérica, vemos el potencial de un talento que está listo para arrasar en el mundo. Estamos seguros que desde LATAM podemos liderar y marcar el ritmo de lo que suceda en el mundo, sea en F1 o en la industria de la tecnología”. Semanas más tarde, su pronóstico empezó a cumplirse.
Desde que Bizarrap llamó a Migoya para que sostuviera económicamente a Colapinto y, así, convertirlo en piloto de la Fórmula 2, la relación comercial entre el corredor y el unicornio argentino se fue transformando: ya no es solo un esponsoreo, sino que Globant se convirtió en partner de la escudería y también de la Fórmula 1 a escala global. Ser partner implica que la empresa de tecnología les ofrece un servicio a cambio de la publicidad: a la categoría automovilística le desarrolla el pit wall, un sistema de intercomunicación entre los equipos y el corredor, y también nuevas experiencias para la aplicación móvil de fanáticos.
Con la FIFA y con Los Angeles Clippers, Globant estableció acuerdos similares: en el caso de FIFA, el desarrollo de su propia plataforma FIFA Plus; y con la franquicia de la NBA, la instalación de un sistema de pantallas que genere una experiencia híbrida dentro del nuevo estadio.
Es cierto que, como escribió el periodista Marcelo Gantman en su newsletter de Big Data Sports, Colapinto no solo abarca a la nueva, sino también a la vieja economía (Quilmes o Celulosa Argentina, por citar dos casos). Aunque su apoyo más fuerte proviene de las empresas de este siglo: que Globant sea partner y no solo patrocinante de Williams gener ó, casi de manera inmediata, que otro unicornio como Mercado Libre se sumara a la estructura económica que sostendrá al piloto argentino durante lo que queda de esta temporada. BigBox, de Gastón Parisier –otro empresario que bancó al piloto desde antes–, Ripio y Fly Bondi terminan de componer ese cuadro que caracteriza esta época: empresas de tecnología, fintech, de logística y soluciones empresariales que están muy lejos de las tabacaleras que plotearon a los autos de la Fórmula 1 a fines del siglo XX.
Un entrenamiento sin sobresaltos
El piloto argentino de Williams Racing, Franco Colapinto, mejoró los errores que tuvo en el primer entrenamiento y maniobró con más soltura el Williams. A pesar de que terminó en la misma posición (17) y a más de un segundo del líder, que fue Lewis Hamilton, su marca fue de 1:21.784 –mejor que en la práctica anterior– y dejó satisfechos a los miembros de su escudería.
Sin embargo, el trabajo de Colapinto con su Williams no terminó y ahora deberá prepararse para el tercer entrenamiento, el cual tendrá lugar hoy sábado a las 7, y para las tres etapas de lo que será su primera clasificación en la Fórmula 1.
Pocos minutos después de arrancar, Colapinto se vio obligado a volver a pit lane luego de una bandera roja tras el choque contra un muro de Kimi Antonelli a bordo del Mercedes de George Russell y, afortunadamente, el piloto italiano salió ileso.
En tanto, el argentino llegó a quedar entre los mejores diez en el entrenamiento al posicionarse séptimo, aun así, posteriormente, fue superado por alguno de los otros pilotos y terminó bajando su lugar en la parrilla hasta quedar en el decimoséptimo puesto, a 1.204 segundos del neerlandés Max Verstappen y a 0.660 segundos de su compañero Alex Albon, quien finalizó en el octavo puesto.
Al finalizar la sesión, el pilarense tuvo un pequeño despiste, pero no llegó a mayores.
De: Agustin Colombo