Salah Abdeslam, el único superviviente de los comandos de los atentados terroristas del 13 de noviembre de 2015 en París y Saint-Denis, confirmó este miércoles ante el juez que se arrepintió en el último momento y decidió no activar su cinturón de explosivos. «Cuando uno está en aislamiento, uno se pregunta, en realidad: ¿hice bien en dar marcha atrás o debería haber ido hasta el final? Se dice debería haber activado esa cosa», dijo Abdeslam refiriéndose al cinturón explosivo que llevaba puesto esa noche y que tiró a una papelera.
El presunto terrorista clamó su inocencia, pese a reiterar su lealtad al Estado Islámico. «No he matado ni herido a nadie, ni un rasguño», dijo Abdeslam, durante su primer interrogatorio en el Tribunal de París que juzga desde septiembre este caso. Abdeslam, de 32 años, está acusado pertenecer al comando que perpetró una serie de ataques terroristas coordinados en la sala de conciertos Bataclan, en varias terrazas de bares y restaurantes parisinos y en las inmediaciones del Estadio de Francia en Saint-Denis. Los atentados dejaron 130 muertos y 350 heridos.
El yihadista cree que «las penas extremadamente severas» que suelen imponer los tribunales a los terroristas, no tiene el efecto disuasorio que inicialmente buscan. «En el futuro cuando un individuo se suba a un metro o a un autobús con una maleta de 50 kilos de explosivos y en el último momento diga 'me voy a echar atrás', sabrá que no tiene derecho, que, de lo contrario, lo encerrarán o lo matarán», agregó Abdeslam.
Los próximos interrogatorios servirán para intentar aclarar el papel exacto que tuvo Abdeslam en los atentados. El presunto terrorista, que podría ser condenado a cadena perpetua si es encontrado culpable, fue detenido en Bélgica el 18 de marzo de 2016 y fue extraditado en Francia un mes después. Abdeslam está encarcelado, bajo fuertes medidas de seguridad, en la prisión francesa de Fleury-Merogis, al sur de París, a la espera de conocer su sentencia.