Donald Trump y Kamala Harris han protagonizado este martes en Filadelfia un debate a cara de perro, sin concesiones, en el que han chocado frontalmente en los principales asuntos de campaña: economía, inmigración, aborto, delincuencia y respeto por la democracia, entre otros. Ha sido un debate vivo, emocionante, muy tenso, en el que la batalla ha durado de la primera pregunta a la última y en la que la demócrata ha sido más capaz de cuestionar la idoneidad para el cargo de Trump que lo contrario. Harris ha pedido “pasar la página” de Trump y ha conseguido acorralar en ocasiones al expresidente, al que ha atacado por su gestión, su carácter y sus casos judiciales. Ha conseguido poner a la defensiva a Trump, hacieéndole morder el anzuelo con sus provocaciones. El expresidente se ha refugiado en su discurso más hiperbólico y extremo, al punto ser corregido varias veces por los moderadores por sus disparates. Como guinda, Harris recibió al final del debate el apoyo expreso de Taylor Swift, pidiendo el voto para ella.
Construye ya tu ciudad épica La primera sorpresa fue que ambos candidatos se dieron la mano, algo que buscó deliberadamente Harris acercándose a la zona del atril del expresidente: “Tengamos un buen debate”, le ha dicho. “Me alegro de verte”, ha contestado él. Era la primera vez que se encontraban en persona. Tras ello, la vicepresidenta se lanzó al ataque desde la primera pregunta, que combinó con mensajes de optimismo hacia los electores. Harris, como una fiscal que trata de convencer al jurado, tenía el debate muy preparado y lo interpretó a la perfección ante un Trump que gritaba cada vez más, y recurría a la inmigración una y otra vez, aunque se estuviese hablando de cualquier otro tema.
El debate partía como un examen sobre la idoneidad de Harris para el cargo de presidenta, pero lo que hizo ella fue cuestionar la de Trump una y otra vez. Trató de provocarle una y otra vez con ataques personales. En un momento dado, Harris se dirigió a Trump y le dijo que, como vicepresidenta, había hablado con líderes extranjeros: “Y dicen que eres una vergüenza”. Trump, sorprendentemente —o quizá no tanto— replicó con los halagos que le lanza Viktor Orbán, presidente de Hungría, con claras pulsiones autoritarias.
Cuando Trump volvió a insistir en el bulo de que no había perdido las elecciones de 2020, Kamala atacó con dureza “Donald Trump fue despedido por 81 millones de personas. Así que seamos claros al respecto. Y está claro que le está costando mucho asimilarlo”.
Trump no ha encontrado una forma efectiva de atacar a Harris, pero sobre todo, no ha aparecido presentar propuestas. Su visión de Estados Unidos es tan apocalíptica que pierde credibilidad. Le resulta efectiva entre sus fieles, pero no ha parecido aprovechar el debate para ampliar su base electoral. Los moderadores le han corregido en algunas de sus informaciones más descabelladas, como en que hay Estados en que está permitido no solo abortar hasta después del embarazo, sino también matar a los niños después de nacer o la de que los inmigrantes se están comiendo los gatos y las mascotas en Ohio: “Los que han entrado se están comiendo a los perros, se están comiendo a los gatos. Se están comiendo a las mascotas que viven allí. Esto es lo que está pasando en nuestro país, y es una vergüenza”, había dicho antes de que los moderadores le replicasen. (Taylor Swift ha pedido el voto para Harris con una foto de un gato, por cierto).
Harris ha atacado a Trump con el aborto, un asunto que mueve elecciones y en el que Trump no tiene una postura clara. “Uno no tiene que abandonar su fe o sus profundas creencias para estar de acuerdo en que el gobierno, y Donald Trump, desde luego, no debería decirle a una mujer lo que tiene que hacer con su cuerpo”, dijo la demócrata, aunque el expresidente negó que pretendiese una prohibición del aborto en todo el país.
Ni siquiera en la economía, un terreno que le favorece, ha conseguido Trump imponer su mensaje. Harris le ha atacado con que el expresidente solo busca su propio interés: Harris sabía cómo provocarle y ponerle una y otra vez a la defensiva: “En sus mítines habla de personajes de ficción como Hannibal Lecter. Hablará de que los molinos de viento provocan cáncer. Y lo que también notarán es que la gente empieza a abandonar sus mítines antes de tiempo por cansancio y aburrimiento. Lo único de lo que no le oirán hablar es de ustedes. No le oiréis hablar de vuestras necesidades, vuestros sueños y vuestros deseos, y os diré que creo que os merecéis un presidente que realmente os ponga en primer lugar, y os prometo que lo haré”, ha dicho la vicepresidenta durante el debate, para insistir en su turno de cierre en un mensaje que ya proclamó en la convención demócrata: que su “único cliente es el pueblo”.
“La gente no abandona mis mítines. Tenemos los mítines más grandes, los mítines más increíbles de la historia de la política”, ha contestado Trump, de nuevo a la defensiva, mordiendo cada anzuelo que le ponía Harris y alzando la voz cada vez más con gesto de enfado. En el lenguaje no verbal, Harris también ganó por goleada, aunque a veces pareciera que sobreactuaba. Ella miraba a su rival y reaccionaba con gestos a sus palabras, mientras Trump siempre miraba al frente con gesto tenso.
La vicepresidenta ha llamado racista a Trump a la cara, recordando que su inmobiliaria marginaba a los afroamericanos a la hora de alquilar vivienda. El expresidente ha llamado a Harris “marxista”. En el intercambio de golpes, ella le ha acusado de favorecer a los multimillonarios y él la ha acusado de radical.
En el turno de cierre, sin embargo, Harris ha tratado de lanzar un mensaje de esperanza y optimismo, de “pasar la página”, reiterando su lema y apelando al votante moderado e indeciso. Trump, que por sorteo tenía el último turno, lo ha dedicado a atacar a su rival. “Ella va a hacer esto, ella va a hacer lo otro. ¿Por qué no lo ha hecho en tres años y medio?”, cuestionó antes de decir que Biden y ella son “el peor presidente y la peor vicepresidenta de la historia de Estados Unidos”.
Al poco de acabar el debate, Trump ha tuiteado en su red social: “Creo que ha sido mi mejor debate de siempre, especialmente tomado en cuenta que eran tres contra uno”, ha escrito en referencia a los moderadores.