Vladimir Putin declaró la semana pasada la ley marcial sobre los cuatro territorios ucranianos anexados ilegalmente por Rusia el mes pasado. Prueba de que el Kremlin no tiene verdadero control sobre Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporizhzhia, y debe recurrir a su puño de hierro para dominar las cuatro regiones ocupadas del este y sur de Ucrania, que son el punto focal del conflicto.
Durante una reunión del consejo de seguridad ruso, Putin otorgó poderes de emergencia a los líderes regionales de los territorios que Moscú anexó el mes pasado después de realizar referéndums amañados. Una medida que Ucrania y la comunidad internacional no aceptan. En la práctica, sigue sin estar claro qué cambiará sobre estas cuatro regiones, que ya están altamente militarizadas hace tiempo, bajo ocupación militar o en disputa con la contraofensiva de Ucrania.
El principal, apuntan los analistas, sería por caso un nuevo grado de cobertura legal para las acciones militares de los altos mandos rusos: la impunidad para los cabecillas en caso de ser acusados de crímenes de guerra.
Según la ley rusa, la ley marcial amplía los poderes que tienen las fuerzas del orden: permite que los militares impongan toques de queda; restrinjan la libertad de movimiento; incauten propiedades civiles; controlen las comunicaciones; y ordenen a los ciudadanos que reconstruyan las ciudades destruidas.
“La ley marcial significa esencialmente la suspensión del gobierno normal y del estado de derecho”, explicó Max Bergmann, director para Europa en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “Permite a los militares apoderarse de activos civiles, edificios, desplegar recursos según sea necesario. Y esencialmente permite que los militares tomen las decisiones”.
Lo que desnuda sin embargo la medida, es que Moscú no controla por completo las cuatro regiones, por lo que no está claro si Rusia podrá implementar las disposiciones de manera efectiva. Según Bergmann, el decreto sirve como “una formalización de mucho de lo que ya estaba ocurriendo sobre el terreno”. Hacia afuera, elimina la mascarada de que estas regiones tuvieron elecciones libres y son “felizmente parte de Rusia”. “Se deshace de la fachada y dice: 'Bueno, solo estamos ocupando militarmente estas regiones'. Y esa es una señal importante", manifestó el analista.
Moscú no había declarado la ley marcial desde que la Unión Soviética la impuso durante la Segunda Guerra Mundial. “Durante el período soviético, Rusia luchó en varias guerras, pero lo hizo a través de sus fuerzas regulares. No tuvo que hacer la movilización masiva que necesita ahora”, detalló Bergmann. “Y hay una desconexión real entre la propaganda que Putin ha usado para vender el conflicto, y los sacrificios que se les pide a los rusos. Al pueblo se le dijo que se trataba de una operación militar especial y ahora se está movilizando como si fuera la Segunda Guerra Mundial”.
Y esto impacta en como el pueblo ruso ha virado del apoyo al descontento: además de declarar la ley marcial, Putin impuso “niveles de respuesta” en 26 regiones, incluida Moscú, lo que, según expertos, podría tener repercusiones más amplias a nivel nacional.
En las regiones rusas fronterizas con Ucrania: Krasnodar, Belgorod, Bryansk, Voronezh, Kursk y Rostov, así como Crimea, las restricciones imponen algunas medidas de guerra, pero están un paso por debajo de la "respuesta máxima" que introdujo el Kremlin en los territorios ucranianos ocupados: la medida podría significar un nuevo nivel de control sobre las industrias, reutilizándolas para apoyar a los militares.
"Lo que vemos es una especie de estrategia de 'rana hirviendo', donde en lugar de anunciar un salto importante en la merma de libertades que que generaría el descontento al público ruso, Putin las implementa gradualmente", marcó Bergmann. Si la declaración de la ley marcial resulta exitosa y Rusia aún necesita más tropas y recursos, “bien podría expandirse”.
Las medidas tomadas en territorios anexados ilegalmente podrían además significar el incremento de las deportaciones forzadas de ciudadanos ucranianos a otras regiones de Rusia. “La ley marcial de Putin en las regiones anexadas es una preparación para la deportación masiva de la población ucraniana a otras áreas de Rusia para reemplazar la composición étnica del territorio ocupado”, tuiteó Oleksiy Danilov, secretario de seguridad nacional de Ucrania. Una colonización de los territorios anexados que sea luego imposible de disolver en caso de perder la guerra.
Tales deportaciones, han estado en marcha durante mucho tiempo. Pero hoy se intensifican: durante el fin de semana pasado, se ordenó a todos los civiles que evacuaran de inmediato la ciudad de Kherson, ante el avance de la contraofensiva ucraniana.
La orden de los militares fue que tomaran "documentos, dinero, objetos de valor y ropa" y se dispusieran a marcharse, debido a "la tensa situación en el frente". El Instituto para el Estudio de la Guerra estadounidense analizó en el mismo sentido que la llamada rusa indicaba que los ocupantes “no esperan un rápido regreso ruso o civil” a la ciudad, y parecían estar tratando de despoblarla para dañar su “sustento social y económico a largo plazo”.
Los éxitos ucranianos en la sección norte de la línea del frente en septiembre, incluida la recuperación de Izium, parecen haber persuadido a los rusos de que ya no pueden mantener fuerzas al oeste del Dnipro, porque su posición es demasiado vulnerable en general. Ucrania podrán volver a ocupar los territorios, pero Putin tendrá a los ucranianos de esas ciudades como rehenes. La estrategia que Rusia usa desde tiempos imperiales, y a la que el líder del Kremlin apela recurrentemente.