Acompañado por su hermana, el mandatario recorrió el templo venerado por el cristianismo; al final de la jornada, para despedirse de Jerusalén volvió al Muro de los Lamentos, donde hubo alegría; viaja hoy a Roma
No podía no pasar por la emblemática Iglesia del Santo Sepulcro antes de irse, sobre todo cuando su próxima escala será el Vaticano, donde este lunes por primera vez se reunirá con el papa Francisco. Fue así que este jueves, luego de su emotiva visita al kibutz Nir Oz, uno de los peores escenarios del ataque terrorista del 7-10, el presidente Javier Milei regresó a la Ciudad Vieja y, junto a su hermana Karina, secretaria general de la Presidencia, prendió unas velas y rezó en la milenaria Iglesia en la que se encuentran los tres sitios más simbólicos del cristianismo, es decir, donde, según la tradición, se cree que ocurrió el calvario, fue sepultado y luego resucitó Jesús, hace más de 2000 años.
La visita a la Iglesia del Santo Sepulcro del mandatario argentino, que es católico de nacimiento -es más, fue al colegio Cardenal Copello-, pero que está estudiando el judaísmo junto a su guía espiritual, el rabino Axel Wahanish, embajador designado en Israel, fue privada, sin periodistas ni curiosos ni fans alrededor.
Milei quiso evidentemente que fuera un momento íntimo, personal, que fue informado pasadas las 16 (hora local), cuando voceros de la presidencia enviaron tres imágenes. En verdad, la visita al Santo Sepulcro estaba prevista para anteayer por la tarde en la agenda, pero se canceló esa recorrida en la Ciudad Vieja: quizás por cansancio, pero también por motivos de seguridad, sobre todo después de las escenas de caos que se habían dado el martes, cuando el Presidente rezó ante el Muro de los Lamentos después de una recepción en este sitio sagrado del judaísmo tipo estrella de rock.
En una de las fotos Milei, siempre vestido con su campera de cuero negro, y su hermana, aparecen arrodillados y prendiendo unas velas en la piedra del Santo Sepulcro, un lugar sagrado. En otra, se los ve en la entrada del templo junto a dos frailes franciscanos, capuchinos, custodios de esta Iglesia que es propiedad de diversas congregaciones cristianas. De enormes piedras blancas típicas de Jerusalén, el templo, que en su entrada alberga la lápida de mármol en la que fue apoyado el cuerpo de Jesús después de su crucifixión -otro lugar venerado, que suele ser besado-, normalmente es meta de millones de peregrinos de todo el mundo. Pero desde el 7-10, tras el ataque de Hamas y la guerra, todo cambió y ya no hay filas interminables para ingresar allí, donde todo luce vacío y silencioso.
La visita a esta Iglesia histórica -que queda en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja, a unos diez minutos a pie del Muro de los Lamentos, ubicado en la parte judía-, probablemente podrá ser parte de la conversación que el presidente Milei tendrá el próximo lunes con el papa Francisco, con quien tendrá su primer cara a cara en una audiencia oficial prevista para las 9 locales en la Biblioteca del Palacio Apostólico. La última vez que el papa Francisco estuvo en la Iglesia del Santo Sepulcro fue cuando celebró allí una misa solemne en mayo de 2014. En esa ocasión, el Pontífice también rezó ante el Muro de los Lamentos, ocasión recordada en todo el mundo porque luego se abrazó con sus dos amigos argentinos, uno judío y otro musulmán, el rabino Abraham Skorka y el dirigente islámico Omar Abboud, que lo acompañaron en esa gira para reflejar esa más que serena coexistencia que hay en su madre patria entre las tres grandes religiones monoteístas veneradas en la Ciudad Santa.
En verdad, el presidente Milei verá por primera vez el domingo al papa Francisco. Lo saludará brevemente en la sacristía de la Basílica de San Pedro cuando asistirá a la canonización de la beata María Paz de Figueroa, Mamá Antula, que se convertirá en la primera santa argentina.
Milei también vivió un momento religioso ayer por la mañana, cuando tuvo en el hotel un “encuentro espiritual” con el rabino Osher Vai, que le dio su bendición, según hizo saber la presidencia. Y, otra vez, al final de una intensa jornada, cuando, en su última noche en Israel, volvió a pasar por el Muro de Los Lamentos para despedirse. Entonces, como pudo verse en imágenes de la Agencia AJN, bailó como si se tratara de un casamiento judío o un Bar Mitzva, fue llevado en andas por estudiantes de yeshivás y otra vez una multitud, en la que por supuesto estuvo el rabino Wahanish, entonó el popular canto “Am Israel Jai”, “larga vida al pueblo de Israel”.
Este viernes Milei dejará Israel y está previsto que llegue a Roma a las 14.30 (hora local) después de subirse otra vez a un vuelo de la aerolínea estatal israelí El-Al a las 10.40 de la mañana y de una despedida con todos los honores del gobierno israelí.
En Roma, al margen de la ceremonia de canonización de Mamá Antula, no tendrá agenda oficial hasta el lunes, cuando a la mañana tendrá su esperadísima audiencia con el papa Francisco; un almuerzo con el presidente de Italia, Sergio Mattarella en el Palacio del Quirinal, y luego una audiencia con la primera ministra, Giorgia Meloni, en Palacio Chigi. Ese mismo lunes, por la noche, el jefe de Estado regresará a la Argentina en un vuelo de ITA. La canciller, Diana Mondino, se quedará unos días más en la capital italiana para mantener reuniones de trabajo con diplomáticos y empresarios italianos.
Por Elisabetta Piqué