En las próximas semanas una palabra va a volverse clave en el léxico de los argentinos: NomiVac. El Registro Federal de Vacunación Nominalizado es la lista en donde se encuentran, con nombre y apellido, todos los argentinos que en algún momento de su vida se inyectaron una vacuna. Es, para que se entienda, una versión digital de la libreta sanitaria.
En esa base de datos también están, como debe ser, los registros de las personas que se dieron la vacuna Sputnik V y próximamente la de AstraZeneca contra el coronavirus (Covid-19). Esa base de datos se encuentra dentro del Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA), pero cuanta con una particularidad.
Al ser información muy detallada, nombre, apellido, documento nacional de identidad y demás, el acceso es restringido. Pocas personas tienen la potestad de ingresar a dicha base de datos, que además cuenta con huella digital. Dato no menor: si alguien quisiera filtrar la lista se podría saber quién tuvo acceso. “Es un escándalo mayúsculo si se llega a filtrar”, repiten puertas adentro de la Casa Rosada.
Es que literalmente las listas de nombres no paran de difundirse y mientras el círculo más cercano del presidente Alberto Fernández intenta remarcar que no tenían noción de lo que estaba ocurriendo con el vacunatorio VIP, en otras esferas del poder reconocen que en el Hospital Posadas pasaron cosas en las que se hizo la vista gorda al menos.
Justamente por estos antecedentes es que por estas horas surge la duda sobre si la Justicia avanzará sobre la mencionada base de datos. Es por eso que desde el domingo a primera hora la flamante ministra de Salud, Carla Vizzotti, empieza a delinear lo que será la lavada de cara al operativo de vacunación.
Con al menos un millón de dosis que llegarían entre la semana entrante y la primera de marzo, Vizzotti sabe que será un mes de vacas flacas en cuanto a la cantidad de dosis que recibirá el país. También sabe que la vacuna que ella negoció personalmente (Sputnik V) dependerán de la situación de producción de Rusia y no del compromiso asumido de entrega de dosis.
“No llegan a dimensionar la cagada que se mandaron. Es gravísimo lo que pasó y si no damos la cara rápido puede escalar muchísimo más”, reflexionó, ya en un tono cero protocolar, uno de los hombres de mayor dialogo con el Presidente.
Por estas horas, el Ministerio de Salud tendrá un sólo cambio asegurado: el reemplazo de Vizzotti como secretaria de Acceso a la Salud. En un principio se especuló con la posibilidad de que sea el viceministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, quien ocupe ese cargo y ejerza el mismo rol que la nueva ministra.
Eso fue rápidamente desafectado. Que Vizzotti sea una funcionaria del agrado de Fernández como también de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner no quiere decir que en Salud pueda suceder lo mismo que en el resto de las dependencias del Estado Nacional en donde el kirchnerismo duro empezó a ocupar espacios desde hace tiempo.
Se da por descontando que el jefe de Gabinete de González García, Lisandro Bonelli, deje el cargo. Sobrino del ex ministro, fue su principal asesor político y mano derecha durante el casi año y medio de gestión. Experimentado político, que fue electo dos veces como diputado provincial, y de fluido dialogo con todos los principales referentes del Frente de Todos, Bonelli también acusó el golpe.
Otro de los que podría renunciar es el secretario de Equidad, Martín Sabignoso, uno de los pocos “Ginés puros”, según explican. Ayer por la noche en Olivos remarcaban que no había espacio para cambios de figuras dentro de Salud como consecuencia de las necesidades del operativo de vacunación.
La atención, además del operativo de contención y lavada de cara de la vacunación contra el coronavirus, estaba puesta en diagramas la estrategia a seguir sobre todo si la Justicia, en alguna de las múltiples denuncias que se presentaron y se presentarán de cara a mañana, decide avanzar y solicitar todos los registros del NomiVac.