La relación de Argentina con China atraviesa un momento muy complicado por el freno de la construcción de las represas de Santa Cruz y genera tensiones dentro de la coalición de gobierno.
Los chinos frenaron el financiamiento de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic porque quieren empezar a cobrar los primeros financiamientos del crédito de 4714 millones de dólares que firmaron durante el gobierno de Cristina Kirchner en 2014. De ese crédito, los chinos prestaron alrededor de 1500 millones de dólares y estimaban cobrar los primeros vencimientos con los eventuales ingresos que generaría la venta de energía eléctrica producida en las represas, que nunca fueron terminadas.
Tras la paralización casi total que tuvieron las obras durante el macrismo, en 2020 el gobierno apostaba a reactivarlas pero la pandemia complicó los planes. Pero además hubo problemas en la represa Cóndor Cliff Néstor Kirchner por una falla técnica que obligó a un rediseño de la obra y que dio como resultado que durante el año pasado sólo se realizarán trabajos complementarios.
En 2020 los avances se dieron mayormente en la represa Barrancosa Jorge Cepernic aunque el progreso de la obra fue modesto. En total se ejecutaron sólo unos 12 mil millones de pesos.
Los chinos se enfadaron con esta situación, que fuentes del Gobierno admitieron que se debe a una impericia del propio Ejecutivo y no sólo cortaron el envío del crédito para las represas sino que dejaron a la Argentina a merced de una prórroga para no caer en default.
Pero además comenzaron a sentirse los efectos colaterales en otras áreas en las que los chinos tienen comprometidas fuertes inversiones. En ese sentido cortaron el financiamiento de 4.695 millones de dólares acordado a fines del año pasado para reactivar las líneas del Belgrano Cargas, el San Martín y el tren Norpatagónico. Ese financiamiento también incluye la compra de material rodante y equipamiento.
Con este parate se ven perjudicadas las obras en las provincias, puesto que la inversión se acordó para generar 28 mil puestos de trabajo en 13 jurisdicciones.
El cortocircuito bilateral no impactó en la negociación nacional de las vacunas, puesto que el Gobierno consiguió cerrar la compra de 24 millones de dosis de Sinopharm que empezaron a llegar esta semana. Pero sí repercutió en el freno del contrato de Gerardo Morales con los chinos para traer 1 millón de dosis de esa misma vacuna.
Cristina Kirchner está muy enojada con el Gobierno por esta situación, en especial porque es la vicepresidenta quien lleva la relación diplomática con China y quien colocó al actual embajador, Sabino Vaca Narvaja.
En el kirchnerismo no descartan que además de la falta de gestión en el tema de las represas, haya además un gesto de la Rosada a Estados Unidos, el enemigo geopolítico de China. En abril, Alberto Fernández le dijo al enviado de Joe Biden a la Argentina, Juan González, que su gobierno no piensa instalar ninguna base militar china en el país.