Ambos fueron invitados por el Episcopado para participar el 8 de una "misa por la Patria" durante la celebración de esa virgen del credo católico. Las heridas políticas de una homilía del año anterior El presidente saliente, Mauricio Macri, y el electo, Alberto Fernández, se verán las caras dos días antes de la ceremonia de traspaso de mando ante la Asamblea Legislativa del 10 de diciembre. Será para la celebración de la Virgen de Luján que se conmemora cada 8, luego de una masiva peregrinación de católicos que sale anualmente desde el barrio porteño de Liniers hasta la basílica ubicada a 61 kilómetros en el oeste bonaerense.
Cada 8 de diciembre el templo es escenario de una homilía por la celebración. Este año será una “misa por la Patria” convocada a las 11 por el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, y el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Vicente Ojea, de estrecha relación con el papa Francisco. Ambos invitaron a “sectores políticos, partidos, credos, movimientos sociales y sindicales para participar de la homilía, y este jueves tanto Macri como Fernández confirmaron que estarán presentes”, explicó a Letra P el presbítero Máximo Jurcinovic, vocero del Episcopado. “Como es una misa específica por el día de la Virgen, se pensó que ambos sean especialmente invitados en este momento tan importante para el país”, explicó. Según detalló la agencia AICA la misa estará presidida por Ojea y la homilía estará a cargo de Scheinig. Para el culto católico la Virgen de Luján es “Patrona de la Argentina”. La última vez que la basílica concentró la atención política fue el 20 de octubre de 2018, cuando el entonces arzobispo Agustín Radrizzani organizó una homilía por “Paz, Pan y Trabajo” que concentró a una multitudinaria movilización de movimientos sociales y políticos. También contó con la presencia de distintos dirigentes peronistas y del Frente Sindical, encabezado por el líder camionero Hugo Moyano. El evento religioso, de alto contenido político, cosechó críticas de la Casa Rosada y acusaciones que buscaron vincularlo con una decisión del papa Jorge Bergoglio. Aunque el jefe del Vaticano autorizó el evento que cuestionó las consecuencias sociales del ajuste aplicado por la administración de Macri, Radrizzani pidió disculpas poco tiempo después y despegó al pontífice del tema. “Sé que algunos han sufrido por la misa del 20 octubre, les pido perdón, así como otros se han alegrado. Los invito a todos a caminar juntos para superar la dolorosa brecha que vivimos en nuestra sociedad”, sostuvo el entonces arzobispo en una “carta a los fieles” donde insistió que Francisco “no tuvo ninguna injerencia en la decisión”.