Por primera vez, Enrique “Coti” Nosiglia está expectante acerca de qué lugar ocupará en la mesa del radicalismo. Hacía tres décadas que el ex ministro del Interior de Raúl Alfonsín no tenía esa incertidumbre, pero sus últimas jugadas no salieron tal cual esperaba.
Mentor de Martín Lousteau y Emilio Yacobitti, perdió influencia sobre sus jóvenes apuestas, que se mueven con autonomía, y ahora va camino a producir un quiebre inédito adentro de la UCR: en la elección de autoridades de la Convención Radical de fin de mes votaría por el candidato de Gerardo Morales, Gastón Manes -hermano de Facundo-, en vez de hacerlo por el porteño de Evolución, Hernán Rossi, aliado de Lousteau. “Eso está en curso”, avisan en su entorno.
DISPUTAS
A días de cumplir los 73 años, Nosiglia tiene algunos frentes abiertos en el centenario partido. “La influencia no es la misma que años atrás”, avisa un dirigente radical, que de todas maneras asegura tener una excelente relación con “el Coti”. Luego, cita ejemplos: “Se peleó con Daniel Angelici por Boca, y Lousteau ya tiene vuelo propio”.
En el entorno del ex ministro del Interior aseguran que no hay disputas específicas. Y que votar en contra del candidato de sus mentados corresponde a buscar “las proporciones que corresponden al partido, entre Capital y el interior”, no a diferencias personales.
Sin embargo, otros radicales creen que hay una decisión de fondo más importante: “Él no está bien ni con Macri ni con Larreta. Entonces quiere revalorizar al radicalismo para que el próximo presidente salga de acá: votar a Manes es votar por la autonomía de nuestro espacio”, analiza un dirigente que no duda en que “hay un acuerdo” entre Horacio Rodríguez Larreta y los radicales de Capital. “En cambio del lado Manes-Morales quieren ganarle al PRO”, completa.
Eso sí, a pesar de sus cortocircuitos actuales, nadie se animaría a dar por retirado al “Coti”. De hecho, es común que la primera referencia de sus correligionarios sea una salvaguarda personal: “Yo con él estoy bien”, “lo respeto” y otras consideraciones. Luego sí, se revelan las rispideces. Cuando en el partido le preguntaron al mismo Nosiglia qué lugar esperaba, el ex funcionario de Alfonsín los atajó: “El mismo de siempre”. Fin de la discusión.
A diferencia del ala dura del PRO, con quien sí han hecho públicas sus diferencias, “el Coti” cree que las elecciones del 2023 no tienen como único leitmotiv enfrentar al kirchnerismo, tal como sucedió en el 2015. Repite en cada reunión que habrá que consolidar una alternativa de gobierno diferente para enfrentar la crisis: que ser una oposición dura, sin propuestas, no va a alcanzar esta vez. Si prospera su posición, habrá fuertes encontronazos con el macrismo.
REAPARICIÓN
Nosiglia sigue cultivando el perfil bajo que lo identifica y lo convirtió en uno de los personajes más misteriosos de la escena política local, pero hace pocos meses decidió poner su rostro en la televisión: fue en el momento en el que el país se debatía sobre qué hacer con la deuda con el FMI. “Estamos ante una situación peligrosa”, explotó al ver que más de un dirigente político, de la oposición y del oficialismo, empujaban al default. Creyó que había actores que estaban siendo irresponsables y que había que fijar una posición clara desde el radicalismo.
Pero sus definiciones contra Macri tuvieron mayor repercusión que el tema deuda que lo motivó a salir del ostracismo: “Mauricio no entendió la política. Creo que se sobrevaloró”, lo cruzó en el programa de Carlos Pagni. En el entorno de Nosiglia confirman que desde esa entrevista, a principios de marzo, no volvieron a hablar con el ex presidente. Tampoco nadie del PRO los llamó para recriminarle la postura: “No se animarían”, los desafían.
Desde su histórica oficina de Callao y Corrientes, el dirigente sigue operando. Como hobby escribe textos para él y para el partido. Eso generó intereses y hasta el rumor de que podía editarse un libro de anécdotas que lo tuvieran como protagonista. La idea llegó a sus oídos, pero “el Coti” los paró en seco: “Se van a quedar con las ganas”, avisó. Y completó: “No pienso morirme todavía como para que estén pensando en mi biografía”.
La posición de Nosiglia suele descolocar a la militancia por una simple razón: nunca exige protagonismo. Su única voluntad política fue presidir el radicalismo en Capital Federal, en los ’80 y la aventura le duró pocos meses: Alfonsín lo llamó para que forme parte del gabinete.
Desde el ’89 que Nosiglia tiene poder sin necesidad de cargos. Esta será otra oportunidad en la que deberá medir sus influencias. A pesar de los cortocircuitos, nadie duda de que un lugar en la mesa va a encontrar. “Aún hoy, él puede hacer que las cosas pasen. Sigue teniendo la mejor agenda del mundo”, dicen en el radicalismo. Más allá de las disputas, hay cosas que no cambian.
De: Revista Noticias