Definitivamente lo de Sergio Massa, renunciando en las próximas horas, lo devolvería a la centralidad pero daría cuenta del desmembramiento del Frente de Todos. Lo de Scioli desembarcando en el gabinete para usarlo de plataforma electoral para 2023 dinamitó su relación con Alberto”, escribía ayer pasado el mediodía el periodista Paulino Rodrigues en Twitter.
La renuncia de Massa no se produjo. Pero los rumores tenían cierto sustento. Explican que desde el Frente Renovador se cansaron de esperar la "reorganización" del gabinete económico que al parecer, Alberto Fernández había acordado con Sergio Massa en el viaje que compartieron a Los Ángeles para la Cumbre de las Américas.
Un viaje al que el presidente de la Cámara de Diputados fue invitado para calmar las aguas tras el nombramiento de Daniel Scioli al frente del ministerio de Producción, tras la renuncia de Matías Kulfas, hombre del presidente apuntado desde hace tiempo por el kirchnerismo, y sentenciado por la vicepresidenta Cristina Kirchner tras haber salido a cuestionarla.
Cuentan que Sergio Massa esperaba poder poner allí a uno de los suyos. El “Vasco” De Mendiguren, hoy al frente del BICE, hombre de la UIA y ex ministro de Producción durante la presidencia de Eduardo Duhalde. Una de las piezas del equipo económico que hace tiempo el tercer accionista del Frente de Todos le sugiere al presidente.
"Una persona como Daniel Scioli en materia de producción, hay que explicarle poco porque viene de una provincia que gobernó 8 años, la cual tiene el 50% del PBI industrial de Argentina, un sector agropecuario muy intenso, vivió empapado en los problemas productivos", respaldó De Mendiguren al ex gobernador, y negó haber sido consultado para el puesto: "estaba de viaje".
El premio consuelo fue la designación la semana pasada del massista Guillermo Michel en la Aduana (alguna vez apuntado como posible reemplazante de Martín Guzmán en Economía, pero hoy eventual sustituto para Mercedes Marcó del Pont en la AFIP). El hombre responsable de cortar el “festival de importaciones” que denunció la vicepresidenta en su acto el lunes en la CTA.
“Lo que se está hablando es de una renuncia de Sergio Massa a la presidencia de la Cámara de Diputados, pero eso va a ser dictaminado por el Congreso Nacional el 15 de julio en Mar del Plata. Sé que hubo alguna negociación en el viaje a la Cumbre de las Américas que va a ver reforzada en el viaje del G7, y en base a eso sobre el equipo económico”, reconoció el economista Fabián Medina a Delta 90.3.
“El 15 de julio va a haber un congreso del Frente Renovador. Y hay una presión de abajo hacia arriba para que Sergio deje el Frente de Todos. Lo ven a Massa presionado entre las internas del gabinete. Otra alternativa es no dejar el Frente, pero si dejar la Cámara. Y convertirse en un dirigente de peso pero con la muñeca más libre para recorrer el país. En general hay enojo porque no se termina de conformar una mesa política para debatir los problemas económicos y articular el Frente”, apoyó otro dirigente cercano a Massa.
“Estoy cansado de que le dan la razón a Sergio y de que no le hagan caso. Vemos que solo se anuncian los problemas, hay que crear una mesa de conducción del Frente de Todos para poder discutir política y dejar de enviar mensajes por los medios”, le dijo a Clarín el massista Jorge D`Onofrio, ministro de Transporte bonaerense. Una posición que secundan la diputada nacional Mónica Litza; el diputado bonaerense Nicolás Russo; Ruben Eslaiman, vicepresidente de esa Cámara; y el senador provincial José Luis Pallares.
"Sergio tiene que concentrarse en pensar el futuro del Frente Renovador más que en cuidar la unidad del Frente de Todos. Tenemos que recuperar la agenda de la clase media", explica uno de esos massista que reclama una agenda de medidas desde Diputados, como fue la ley de alivio fiscal que se aprobó antes del viaje a Los Ángeles, y que pronto tendría aprobación en el Senado. “Sergio colabora con ayudas fiscales pero después se las termina comiendo la inflación. Y en el medio Alberto y Cristina a los tiros. La gente tiene está harta de las peleas de los políticos”, señalan cerca de la presidencia de la Cámara Baja.
La idea de un divorcio del Frente Renovador con el Frente de Todos es cuestionada el por el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, el Jaime Durán Barba de Sergio Massa, que también tiene llegada con el presidente y la vice. Según Gutiérrez Rubí, un 55% de los argentinos quiere que el oficialismo siga unido, entre los que se incluye el 52% de los opositores blandos, y el 80% de los electores del oficialismo en 2019.
En ese sentido, Massa no quiere ser expuesto en su ambición política (todavía le duele muy profundamente el mote de “Ventajita” que le asignó el ex presidente Mauricio Macri). Y quiere probar que su deseo más inmediato es encaminar la economía y llevar la pelea al electorado de clase media en lugar de potenciar la pelea entre sindicatos y organizaciones sociales, alineados respectivamente con Cristina Kirchner y Alberto Fernández.
Se entiende bajo ese paraguas que la rosca rupturista es una presión para que el presidente le abra el juego en ese plan. “Es una llamada de atención ante un desliz en cuanto a los tiempos de la palabra empeñada, no hay que ponerse nervioso, son cosas que pasan en una coalición de gobierno y también pasa en la oposición”, reconoció Fabián Medina en El Disparador (Delta 90.3). Massa cree que todavía hay chances de rescatar la economía, bajar la inflación y contener el dólar como reclamó CFK. Y si lo logra, se habrá ganado la pole en la cerrera para la presidencia dentro del Frente de Todos.
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