Rechazo K al adelantamiento de paritarias

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    Algunas de las medidas definidas por el Gobierno con sindicatos y empresarios en la "lucha" contra la inflación volvieron a generar el rechazo explícito del ala kirchnerista, lo que mantiene abiertos los interrogantes sobre hasta qué punto puede llegar el embate de La Cámpora y los seguidores de Cristina contra el presidente Alberto Fernández y su mesa de decisiones.

    Una de las acciones acordadas con la CGT y la UIA fue el adelantamiento de las paritarias antes de su fecha de vencimiento, como forma de recomponer los salarios ante la suba sostenida de precios. Pero, para sorpresa (y no tanto) del albertismo, los sectores duros de la coalición salieron a rechazar no sólo la medida sino la intención de consensuar con el sector empresario. Una convivencia cada vez más difícil.

    "Me dejó gusto a poco esa decisión, hay que tomar medidas más contundentes, más concretas y más firmes", dijo el senador Oscar Parrilli, que habla por Cristina. Una muestra de que el kirchnerismo está hoy plantado en una suerte de oposición interna, decidido a cuestionar los pasos que dé Alberto Fernández como si no formara parte de la coalición oficialista.

    Lo que el ala cristinista le está pidiendo al Gobierno es una "vocación muy decidida de recomposición del salario como la medida más fuerte de un paquete ", para que haya una redistribución de todo el ingreso y se recupere el salario, según señalaron ante A24.com desde las usinas K.

    "Eso va a hacer que se active el consumo, que es una de las formas de atacar la inflación. Ni más ni menos que lo que hicieron Néstor y Cristina durante 12 años", recordaron, como una manera de marcar la cancha.

    El kirchnerismo advierte hoy que el acuerdo con el FMI "dificulta" la puesta en marcha de un rumbo redistributivo, pero de todos modos lo ve como "posible" siempre y cuando "se tomen decisiones". "Y esa es la discusión que hay en el seno del Gobierno -admiten-. Es claro pero al mismo tiempo es muy difícil: hay que honrar lo que dijimos en campaña pero que eso no haga saltar todo por los aires".

    De todos modos, el sector duro de la coalición intenta poner paños fríos y alerta que la fractura del Frente de Todos, de producirse, "sería un gran triunfo al que aspira la derecha económica financiera, que viene operando a favor de eso, y la política que se beneficiaría de eso".

    "El Frente de Todos no se va a romper -aseguran desde el kirchnerismo ante A24.com-; lo que pasa es que se generó toda una corriente en la que muchos, incluso con buenas intenciones, se comieron la curva y abonan la fractura, y eso incluye a muchos dirigentes del espacio que hacen política leyendo los medios".

    ¿Se refieren el albertismo? "Nosotros tenemos muy claro que lo último que tenemos que hacer es romper", aseguran desde el cristinismo, donde hacen la salvedad de que sí es "legítimo" el debate.

    Es que, para el sector K, "si hay un momento de situación social y económica extrema, y se advierten medidas que no nos están llevando a resolver esos problemas, antes que la propia estructura cruja, con la militancia y la calle, hay que hacer llamados de atención y dar señales políticas que puedan encauzar el rumbo del gobierno". Eso serían las intervenciones de Máximo Kirchner.

    Entre otras acciones, el cristinismo apunta a que el Gobierno no permita más aumentos de precios, y menos con la "excusa" de la guerra entre Rusia y Ucrania. "Alberto se ha comprometido con empresarios y después los ministros hacen otra cosa", se quejan por lo bajo, en lo que se pueden adivinar críticas a las gestiones de Julián Domínguez, de buen vínculo con el agro, o del propio Martín Guzmán, titular del Palacio de Hacienda.

    Pero el cristinismo insiste en que "en cada reunión" dejan en claro que "no va a haber ruptura y que se sostendrá" a Alberto.

    Eso sí: tienen reproches para el núcleo del Presidente. "Cualquier ministro que critica a La Cámpora debería por lo menos tener la honestidad política de saber que si todo no saltó por los aires es porque organizaciones como esa, y otras, vienen sosteniendo la paz social en el conurbano y la provincia", provocan. "Si no, estaría la 9 de Julio rota todos los días, y no sólo con los troskos".

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    Sin vueltas, el sector más duro de la coalición alerta que "está en marcha un golpe económico" porque "no hay condiciones para que sigan aumentando las cosas como están ahciendo". "No hay ni condiciones externas, contexto ni corrida cambiaria, más que la especulación de un grupo económico", puntean.

    Pero, aunque hierva la interna, los cristinistas se entusiasman cuando hay unidad de criterio y puntos de encuentro que, afirman, alteran a los sectores que agitan la ruptura.

    En esa línea citan el proyecto del oficialismo en el Senado para crear un fondo con dinero fugado al exterior que se destine al pago de la deuda con el FMI, y que recibió el apoyo de la Casa Rosada. "Cuando se vio que había unidad en eso, la furia de las empresas fue tremenda, y es claramente demostrativa de lo que les duele cuando el Frente de Todos unifica una posición", analizan cerca de la vicepresidenta.

    Desde el sector gremial, mientras tanto, no están dispuestos a dejar pasar como si nada el programa de "consenso" entre la UIA y la CGT que el Gobierno alcanzó la semana pasada. El secretario general de la Federación del Cuero (FATICA), Walter Correa, pidió "mejorar el bolsillo del laburante" y advirtió que "con la paritaria sola no alcanza".

    El ex diputado de Unidad Ciudadana criticó también que el Gobierno se siente con algunos de los representantes de la UIA. "Hay una línea empresarial que es la de Daniel Funes De Rioja, que es la misma de los '90, y a la que no le interesan los trabajadores", dijo el dirigente, en diálogo con El Destape Radio, sobre el presidente de la UIA y la Copal, que la semana pasada sufrió una manifestación en contra de movimientos sociales kirchneristas.

    En términos más duros se expresó el jefe de la CTA, Hugo Yasky, que acusó que la "terapia de grupo" con gremios y empresarios promovida por Alberto Fernández "no funcionó". "No podemos avanzar sólo en lo que los empresarios avalan", reprochó, y se quejó también de que el adelantamiento de paritarias "queda a mitad de camino porque hace falta un aumento de salarios general".

    Según lo establecido, esta etapa del programa tendrá 90 días de vigenciaSegún lo establecido, esta etapa del programa tendrá 90 días de vigencia Pero el dirigente sindical no se limitó a ese acuerdo y también criticó abiertamente a Guzmán, de quien dijo que "toma distancia del padecimiento de los argentinos" y lo definió como un "testigo mudo de una lucha de clases donde ganan los de arriba".

    El secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense, Héctor Amichetti, también hizo su aporte y, si bien elogió el adelantamiento de paritarias, reclamó una "decisión firme del Estado" porque "no alcanza con Precios Cuidados". "No confío en las mesas de diálogo con los que aumentaron precios, como Molinos y Arcor", lanzó. Una pirotecnia verbal cada vez más encendida.

     

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