Diego Giacomini es economista, profesor de grado y director de la consultora E^2 (Economía y Ética). Fue socio intelectual de Javier Milei durante quince años, entre el 2005 y el 2019. Escribieron juntos cuatro libros, el último en 2019, que repetía tres veces la palabra libertad.
Fue quien acercó al actual presidente a las ideas libertarias de la escuela austríaca. Hace un mes sostuvo que Javier Milei miente respecto a la mejora económica, porque según advirtió en aquel momento, lo peor todavía no pasó.
Ley Bases: ministros buscan emitir dictamen con cambios, pero no saben si Javier Milei lo aceptará
El concepto índice de insatisfacción económica proporciona dos elementos y la relación entre ellos que son, el aumento de inflación y la actividad económica. Es decir, si hay más inflación y más actividad económica, una consuela a la otra y viceversa. Y de ahí vos sacas ese índice de los distintos gobiernos, y los distintos meses del gobierno de Javier Milei. ¿Por qué consideras importante combinar inflación junto con actividad económica?
Es un índice muy sencillo, que no tiene una gran ingeniería estadística detrás, que yo lo construyo a partir de dos variables. Una es la inflación, utilizando el IPC del INDEC, y otro el EMAE, que es el estimador mensual de la actividad económica, también proporcionado por el INDEC.
Si este índice sube quiere decir, básicamente, que los niveles de inflación aumentan y las variaciones del PBI se hacen más chiquitas, o negativas. Por el contrario, la insatisfacción económica se reduce cuando las variaciones de inflación se achican o bajan, y el nivel de actividad se incrementa.
Cuando este índice, ponemos la cifra histórica, en el siglo XXI de Argentina, va muy bien. Nos encontramos que es un índice que va creciendo a lo largo del 2003, a la fecha. El índice más bajo se encuentra con Néstor Kirchner, después crecen un poco con la administración de Cristina Kirchner número uno, después crecen un poco más en su segunda administración.
Y después crece más con Macri. Y la administración de Alberto Fernández la parti y la mido, primero con el ministro Guzmán, y después con las del ministro Sergio Tomás Massa. Es interesante, porque las de Gzumán son más bajas que las de Massa.
Les puedo decir los números, más puntualmente. Con Macri daba 3 puntos, con Alberto Fernández teniendo a Guzmán daba 3.2 puntos, con Alberto Fernández con Massa subió a 7.6 puntos. Después, en diciembre, enero y febrero con Milei sube a 17, 21.3 y 21.0. Y en marzo y abril caen a 15.5 y 11.5 puntos. Lo que quiero decir es que hoy estaríamos teniendo un índice de satisfacción macroeconómico, inclusive, alrededor de un 70%, 75% más alto que con Massa. Pero, en baja. Porque el pico del índice fue 21.3 puntos con Milei, y ahora está bajando a 11.5 puntos.
Pareciera haber una especie de trade off entre una cosa y la otra, es decir, la sociedad está dispuesta a soportar cierto grado de inflación acotada, en la medida que la actividad económica crezca, y que hay un grado de relación entre uno y otro. Cuando la inflación se hace insoportable, por más que crezca la actividad económica, la insatisfacción igual es aguda, y viceversa. O sea, si hubiera cero de inflación, pero la actividad económica está estancada, ¿Igual va a haber insatisfacción?
Va a haber insatisfacción económica. Imaginemos que la inflación es cero, pero si el nivel de actividad económica fuera menos de cinco, el nivel de insatisfacción económica va a ser elevado. Cuál sería si la inflación es cero y el nivel de actividad fuera cero, el nivel de insatisfacción sería baja también.
Lo que yo creo es que los empresarios argentinos, los consumidores argentinos, los agentes económicos individuales, desde el 2011 para acá están acostumbrados a vivir con muy mal nivel de actividad económica. Puntualmente, la tasa de crecimiento del PBI de ese período, desde el 2012 a la fecha, fue 0.3%, 0.4%, y la inflación sistemáticamente creciente, dónde la aceleración cada vez fue mayor en la tendencia.
Yo creo que, hoy por hoy, le duele más al empresario argentino, que se acostumbró durante los últimos 13 años a hacer negocios en un marco de inflación creciente, le duele más que el nivel de actividad caiga.
El Gobierno decidió congelar la tarifa de gas para que no se vuelva a disparar la inflación
Evidentemente ningún índice puede medir la subjetividad de ningún ser humano. La inflación dejó de ser el principal problema de los argentinos, sino que el principal problema es la pobreza y la falta de crecimiento económico. La relación que hay en cualquier índice es que tienen el límite de que en cada momento la subjetividad de las personas es distinta. Entonces, en este momento, segundo semestre del 2024, ¿Crees que la sociedad va a empezar a ver que si la inflación es baja, pero la actividad económica sigue siendo recesiva, crezca su insatisfacción?
Exactamente. La acumulación y el paso del tiempo donde las ventas no encuentran piso y no mejora, lo mismo con la producción, ese va a ser el gran problema de esta administración en el corto plazo que está por venir. Porque, aparte, comete un gravísimo error intelectual, propio de la visión neoclásica mecanicista de la economía. Bajar la inflación es una cuestión necesaria pero no suficiente para volver a crecer.
Uno puede bajar la inflación, lo cual es bueno en los papeles, es uno de los condimentos que hay que lograr para volver a crecer, pero no es el único. Quiero decir, que por bajar la inflación a cero, que se logra gracias a una muy grande recesión, no se va a lograr por arte de magia que la economía encuentre un piso, rebote, y crezca en forma de V.
El crecimiento económico depende de muchas más variables que la estabilidad de precios. Argentina, como la política fiscal va a seguir siendo restrictiva, el ajuste del gasto público va a seguir existiendo, encontrar un piso y rebotar va a depender de que el sector privado haga lo que no hizo hace quince años. Es invertir, pero invertir fuertemente, que haya una formación bruta de capital que exceda por largo la amortización del capital. Con lo cual haya fuerte inversión neta, o sea, que en todos los sectores de la economía, se invierta para procurar ampliar la capacidad de producción.
El que tiene diez máquinas, que compre dos nuevas. El que tiene dos trabajadores, que contrate tres más. El que tiene una tecnología de hace 20 años, la cambie por una reciente. Para que suceda todo esto hay muchas variables que juegan en contra, y que no están relacionadas con la inflación.
Banalizar la locura
Tenemos un cúmulo de impuestos y de regulaciones que atentan contra la rentabilidad de la empresa, que enfrentamos contra que los empresarios puedan ganar dinero. Esto es importante, porque es parte de la motosierra. Yo le quise explicar a Javier que si él le corta los recursos a las provincias, es mentira que eso lo paga la casta. Si él hace eso, las provincias se dan vuelta y no se la pasan a los municipios.
¿Cómo se resuelve esta situación? Las provincias hacen revalúos, los municipios también. Se suben los impuestos inmobiliarios, se suben los impuestos a los automotores, se suben ingresos brutos, se crean nuevos impuestos provinciales, en la esfera municipal se crean nuevas tazas y se suben las que existen. Quiero decir, algo que parecía que iba a pagar la casta, porque la casta se quedaba con menos recursos, la casta se da vuelta y obtiene esos recursos agrandando la base imponible, incrementando los impuestos, subiendo las tasas y aumentando la fiscalización.
Entonces, todo esto atenta contra la rentabilidad de las empresas, entonces no va a ser positivo para la inversión, atenta contra el poder adquisitivo de los individuos, atenta contra el consumo. El nivel de actividad, en consecuencia, cae y no encuentra piso.
Otro ejemplo más, con este tipo de cambio no es rentable, no se gana dinero, ni produciendo para exportar, o sea nuestros bienes son caros en el exterior, salvo sectores puntuales como el agroexportador, pero por ejemplo, las economías regionales, industrias que exportan, se les hace mucho más difícil exportar. Más aún si le subimos retenciones, si le ponemos impuesto país para importar insumos.
Con este tipo de cambio tampoco es rentable, ni se gana dinero, produciendo para el mercado doméstico. Porque al productor lo asfixian los costos, tanto variables como fijos, la producción y las ventas caen porque no hay consumo en el mercado interno, donde la gente mantiene determinado nivel de consumo desahorrando.
Un consumo básico de subsistencia, lo cubre vendiendo dólares, ya sea por MEP, por contado por liqui o blue. Ahora, esa venta de dólares es un desahorro. Y el ahorro es lo que paga la inversión. Entonces, si hay menos ahorro y desahorro, termina habiendo menos ahorro genuino para pagar una potencial inversión futura. Entonces nos encontramos con que no habrá un rebote en el segundo semestre..
El punto es que el sector privado viene en caída desde mediados del 2022. Estamos acumulando más de 18 meses de caída desde el ajuste de Massa. ¿Cuál es el problema? Que este ajuste, con Javier Milei, se profundiza mes a mes. A ver, en el primer trimestre del año se cae, en promedio, - 6.8 el nivel de actividad. Según ese índice, en marzo cayó - 9.7. O sea, se profundizó con relación a la de febrero.
Ahora, en la industria pymes que es el 80% del empleo industrial en la Argentina. En febrero se cayó - 9.9, en marzo - 11.9, en abril - 18.3. ¿Qué vemos? Cada vez más pronunciada la caída. Por otro lado, las ventas minoristas, también siguen cayendo en términos interanuales y acumulan en los primeros cuatro meses del año, - 18.4%.
Si usted va a sectores, que son leading indicators, indicadores líderes como la construcción, la construcción rebota y cae antes de que rebote y caiga toda la economía. Sale de la resección antes, y se sumerge de nuevo antes que toda la economía. Si la economía estuviera por salir, estaríamos viendo signos positivos.
Opositores a la sombra de Milei
¿Qué estamos viendo? Todo lo contrario. La industria de la construcción está cayendo a niveles del 40% interanual. Veamos tanto el índice construya, que releva solamente la construcción privada, como el ISAAC del INDEC, que tiene dentro obra pública. Y si uno mira el indicador de la Universidad Torcuato Di Tella, que mide la probabilidad de que la economía salga de esta recesión en los próximos meses, marca una probabilidad del 2%, mientras hay una probabilidad del 98% de que siga en recesión.
Dicho esto, creo que los argentinos tenemos que esperar que la inflación siga bajando de forma lenta, porque baja de forma lenta. Pongo un ejemplo, cuando se puso la convertibilidad, a esta altura la inflación ya estaba en 3.2% mensual, no en 8.8%, habiendo arrancado en 27%, muy similar al 25.5% donde arrancó Milei. O sea, la convertibilidad a esta altura del partido bajó de 27% a 3.2%. Con este plan se bajó solamente de 25.5% a 8.8%.
Dentro de dos meses, o sea lo que sería el equivalente a la inflación de junio próxima, con la convertibilidad ya estaba en 1.8% mensual. Acá van a festejar si está en 6%. Y la gran diferencia es que todo ese descenso de la convertibilidad de la inflación fue con el PBI, aumentando +10.5% en 1991. Y este año el PBI va a estar cayendo entre el -5% o -6%.
Entonces, termina este año, imaginando un plan exitoso que baja la inflación a 4% mensual, vamos a tener un año en el cual la inflación va a dar alrededor de 160%, en el mejor de los éxitos 150% en diciembre del 2024, en el promedio del año 225%, 230%, con un PBI cayendo - 5%.
Realmente es un escenario muy complicado para el sector privado, y como el plan no es dinámicamente consistente, hay una probabilidad que más adelante en el tiempo esta estabilidad cambiaria sufra alguna corrección. Desde el 1 diciembre al 30 de abril la inflación en pesos es 107%, y la inflación en dólares es 80%.
Días imperfectos
Claramente que en cinco meses haya una inflación del 80% enciende todas las luces rojas de que esto no es sostenible. La alta inflación lo que muestra es que el dólar cada vez vale menos, y se abarata artificialmente en Argentina. Y esto pone sobre la mesa la probabilidad de que en algún momento haya una corrección cambiaria, y cuando suceda, probablemente el proceso de desinflación se aborte y la inflación sufra algún salto.
Y el tema es, si el único activo que quiere vender el Gobierno es estabilidad cambiaria y desinfección sistemática y permanente, sea a la velocidad que sea, si esas dos cosas abortan de una economía que cae fuertemente su nivel de actividad, eso va a ser un impacto muy negativo en términos de reputación y credibilidad. La caída de nivel de actividad, es la caída de demanda de dinero por motivo de transacción. Si la gente produce menos, consume menos e invierte menos, demanda menos pesos. Y si demanda menos pesos, eso es alimento que ayuda a que vuelva la inestabilidad cambiaria y que en algún momento, más adelante, salte el dólar y se alborote la inflación