Son miles. No se puede caminar por la playa sin temor a toparse con ellos.
Sucedió en la playa de Drakes Beach, en California (Estados Unidos), por suerte, bien lejos de nuestras costas. Por alguna razón que la ciencia no termina de establecer, allí encallaron miles y miles de Urechis unicinctus, que popularmente reciben el gráfico nombre de "Peces pene".
Los peces pene se entierran en la arena y cavan una madriguera en forma de U. Cuando la marea está baja, entren en su madriguera exudando una red mucosa y pegajosa de un anillo de glándulas. Así generan una larga red a lo largo del túnel. Son bastante impresionantes las contracciones del "pez pene": de este modo absorben e plancton y las bacterias. Cuando la red se obstruye, el gusano la absorbe junto con los nutrientes que se han acumulado y desecha el resto.
El pez pene es una especie antiquísima: existen restos de madrigueras que los especialistas ubican hace 300 millones de años. Pueden llegar a vivir hasta 20 años, siempre y cuando no se topen antes con ninguno de sus depredadores naturales: las nutrias, los tiburones, las rayas, las gaviotas y las platijas. Otro día te contamos cómo luce una platija.
En algunos países asiáticos, como Corea, Japón y China, el pez pene se come crudo, o bien a la parrilla con sal y aceite, o bien acompañado de una salsa bien picantita llamada gochujang.
Entre las posibles, ya que aún no definitivas, explicaciones sobre el drama del pez pene, los especialistas especulan con la acción devastadora de ciertos cambios meteorológicos: las tormentas producidas por el fenómeno del Niño destruyen los sedimentos y exponen gravemente a las criaturas que habitan la zona litoral. Es lo que le pasa al pobre pez pene.