Pierna fuerte, corazón caliente: así se jugaron los primeros 45 minutos en La Plata. Boca manejó la pelota, San Lorenzo apostó a alguna contra, pero no pasó más de ahí. La diferencia, mínima por cierto, se dio recién sobre la hora.
El Xeneize impuso condiciones, adelantó sus líneas, contó con una defensa sólida y encontró en Eduardo Salvio y Exequiel Zeballos a sus jugadores más desequilibrantes.
El Ciclón raspó para intentar cortar cualquier ataque y casi que ni generó situaciones claras de gol. Demasiado poco para irse al descanso con un resultado positivo.
La gran diferencia se produjo a los 45 minutos, cuando Gastón Ávila quedó ubicado como lateral izquierdo y tiró un centro para que Luis Vázquez emule a Martín Palermo e infle la red. Delirio total en UNO y 1-0 para los de Sebastián Battaglia. Por cómo se dieron las cosas, fue justo.
Para el inicio del complemento, Pedro Troglio movió el banco y mandó a la cancha a Néstor Ortigoza y “Perrito” Barrios al campo de juego. Sin embargo, los de abordo no mejoraron y apenas insinuaron con un remate desde media distancia de Fernández Mercau.
Boca también aplicó la rotación y el DT le dio lugar a Aaron Molinas, Nicolás Orsini y los juveniles Gabriel Aranda y Pedro Velurtas. El cambio de esquema (pasó a jugar con enganche) no cambio demasiado los planes, más allá de que el equipo bajó un tanto la marcha.
A los 29 minutos, Mercau remató de afuera, la bola se desvió y se metió en el arco de Rossi, pero el juez de línea Germanotta lo anuló de manera correcta por posición adelantada. San Lorenzo mejoró, le quitó protagonismo a Boca y cambió la cara.
El reloj corrió, Boca logró hacer pie, encontró en Rossi la seguridad indicada y el marcador no se movió más en la final del Torneo de Verano. El cuadro más popular de la Argentina, que copó el estadio ubicado en 1 y 57, festejó el primer título del año. Amistoso, claro está, pero que sirve para sumar confianza de cara a lo que viene.