Aunque lo normal es que el vencedor de las elecciones se conozca el mismo día de la votación, el resultado para definir al próximo presidente de Estados Unidos, al cierre de esta edición, todavía era incierto.
La razón está en los retrasos en el conteo de votos en varios estados y las impugnaciones que llevó a cabo Donald Trump en enclaves importantes en los que perdió la ventaja, factores que empantanaron el proceso y amenazan con dilatar la victoria del próximo presidente de Estados Unidos.
Aunque Trump desde hace semanas amenaza con acudir a la justicia si creía que había irregularidades, ayer empezó a cumplir con ese aviso: pidió detener el conteo de votos en Michigan, y también revisar de nuevo los sufragios en este estado, Wisconsin y Pensilvania, tres regiones fundamentales por ser consideradas ‘péndulo’ (sin lealtad a un partido), y cuya ventaja se esfumó durante el día de las elecciones en Estados Unidos)
De hecho, en la primera hora de ayer, Trump lideraba en Michigan y Wisconsin, mientras que por la tarde se le atribuyó a Joe Biden la victoria en ambos. Además de esto, el Presidente aseguró que acudiría a la Corte Suprema, lo cual demoraría aún más el conteo. Cabe recordar que la última vez que ocurrió esto y no se supo el ganador el mismo día fue en el 2000, cuando se enfrentaron George Bush y Al Gore, lo que derivó en un retraso de cinco semanas para proclamar al presidente del país. Sumado a estos retrasos, la misma tabulación de votos no había terminado, con demoras en , Pensilvania o Carolina del Norte, que presentaría los resultados el próximo día 12.
“Todavía no tenemos una respuesta final en las elecciones, y saber quién ganó realmente puede tomarse aún varios días hasta que se ejecute el conteo total de los votos. Biden tiene más caminos posibles para ganar que Trump, pero este ha prometido ir a los tribunales para impugnar la elección, aunque no está claro cuáles son sus opciones legales”, explica David Schulz, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Hamline, en Minnesota.
Al cierre de esta edición, el demócrata contaba con 264 votos de colegios electorales prácticamente seguros (contando Arizona que no ha terminado el escrutinio), mientras que el Presidente había sumado 214 de estos apoyos. Cabe recordar que la victoria se logra al alcanzar los 270 de estos. En el momento de terminar este artículo, faltaban por declarar al candidato vencedor en Alaska (3 votos electorales), Georgia (16), Carolina del Norte (15), Nevada (6) y Pensilvania (20). Los demócratas y republicanos también se enfrentaban ayer para tener el control del Congreso, y mientras se espera que los primeros mantengan la Cámara de Representantes, ayer se redujeron las esperanzas de que obtuviera también la mayoría en el Senado, lo que tendría efectos en la gobernabilidad del país. “La probabilidad de esta barrida demócrata se ha derrumbado.
Más allá de la incertidumbre a corto plazo por el ganador, es probable que el mercado tenga que seguir enfrentándose al mismo panorama complejo: un delicado equilibrio entre un crecimiento económico, cierto grado de estímulo fiscal, el apoyo imperativo de la política de los bancos centrales y la esperanza de que una vacuna eficaz esté disponible el año próximo”, explica Didier Saint-Georges, Managing Director de Carmignac. Eso sí, más allá del resultado, hasta el momento las elecciones dejan una serie de cifras históricas, que confirman lo determinante de estos comicios.
Por ejemplo, la participación en las elecciones fue la más elevada de los últimos 120 años, al llegar a 66,7% de ciudadanos que ejercieron su voto, es decir, casi 160 millones, frente a los 139 millones de 2016. Además, Biden es el candidato que más votos ha recibido en la historia, al menos 70,1 millones, lo que supera a los 69,5 millones que obtuvo Obama. DÉBIL RECUPERACIÓN EN EL PAÍS Mientras todavía se seguían contando votos, Estados Unidos dio nuevas señales de que su economía podría no tener el dinamismo que se esperaba en las últimas semanas, a pesar del avance del PIB del tercer trimestre, que creció 7,4%. Ayer se conoció el índice ISM del sector servicios, el cual mire el comportamiento de una industria que aporta dos tercios de la economía del país, un índice que si bien siguió expandiéndose, lo hizo a menor ritmo que en el pasado septiembre. “Los riesgos de una nueva recesión son elevados en momentos en que el virus se expande y el apoyo fiscal es incierto en el corto plazo, en particular con el resultado electoral sin definirse”, dijo Oxford Economics.