Desde el palco del acto masivo en la Plaza de Mayo del 17 de octubre se tiraron críticas contra el macrismo, hubo reproches al Gobierno nacional y acusaciones a la CGT; también se reclamó un congelamiento de precios y un bono de fin de año para los trabajadores y hasta se expuso un programa de gobierno con medidas que no figuran en el plan de Massa. Hubo aplausos de aceptación. Pero entre la multitud allí convocada, la consigna que sonó más fuerte fue otra: “Cristina Presidenta”. El operativo clamor arrancó.
La Vicepresidenta de la Nación mantiene activo su despacho en el Senado. Esta semana conversó con el ecuatoriano Rafael Correa, almorzó con embajadores de la Unión Europea; recibió a Víctor Santa María, el hábil sindicalista que integra la CGT, maneja el PJ porteño, y a la vez tiene llegada a Alberto Fernández. En el entorno de la Vicepresidenta domina la discreción respecto a la posibilidad de ir por un tercer mandato presidencial.
El 22 de junio pasado Cristina Kirchner dio una charla en Avellaneda. El ministro nacional Jorge Ferraresi (intendente con licencia) soltó en esa oportunidad la consigna “Cristina 2023″. Hugo Yasky, de la CTA, agitó entonces la consigna y la repitió el lunes pasado en la Plaza de Mayo. “Necesitamos que Cristina se sacrifique y sea candidata”, imploró otro sindicalista Pablo Miceli. José Palazzo, dirigente de La Bancaria y diputado nacional, y Walter Correa, dirigente sindical y ministro de Kicillof, se manifestaron igual.
En charla con este medio, el analista político Gustavo Córdoba sobre el clamor surgido en la Plaza de Mayo. “El ‘Cristina Presidenta’ es una consigna mayoritaria dentro del Frente de Todos y sigue siendo la figura central de la coalición. Cristina mantiene lo niveles más altos de adhesión electoral, pero también son inamovibles sus niveles de rechazo”, dice, aunque no cree que necesariamente signifique eso, que será candidata a Presidenta. “Todavía no vemos que se haya licuado el problema que tiene para enfrentar una segunda vuelta”, agrega. La encuesta de octubre de Zuban-Córdoba & Asociados arroja eso: Cristina Kirchner sigue manteniendo un nivel de rechazo del 65,6%, demasiado alto como para un eventual balotaje.
La gran base electoral de CFK sigue estando en el gran Buenos Aires. Allí, según la última encuesta de Management & Fit, la imagen de la vicepresidenta alcanza el 37,1 % de intención de votos, mientras que a nivel nacional el porcentaje baja a un 33,3 % a nivel nacional. Un número similar arroja el sondeo de Zuban-Córdoba. “La imagen de Cristina Kirchner retrocede un poco con respecto al mes pasado y el 65% de los entrevistados considera a la Vicepresidenta culpable de los hechos de corrupción por los que está siendo juzgada”, dice el analista Ricardo Rouvier.
“Hoy por hoy, con las PASO aún vigentes, creo que la consigna de la Plaza de Mayo fue más un grito de guerra por el descontento de la situación que electoral en sí mismo”, concluye Córdoba.
En Buenos Aires, la alianza electoral entre La Cámpora, los intendentes del conurbano y el gobernador Axel Kicillof se mantiene aceitada. El PJ bonaerense conducido por Máximo Kirchner reúne en su mesa de conducción a la mayoría de los sectores, incluido el ministro de Obras Pública, Gabriel Katopodis, el puente aun sin romper entre el kirchnerismo y el albertismo.
“La historia nos dice que Cristina siempre usa la sorpresa como un arma política”, comentó a este medio un funcionario del Senado nacional. Recordó la nominación de Amado Boudou como vicepresidente y el anuncio de la fórmula del Frente de Todos, en mayo de 2019, que sorprendió al propio Alberto Fernández.
De aquí a fin de año se espera que suba el volumen del “Cristina Presidente” coreado en la Plaza de Mayo. En el entorno de la vicepresidenta las expectativas se concentran en el fallo del juicio de Vialidad y en la investigación del intento de magnicidio, cuyas pistas dieron con el grupo de acción violenta Revolución Federal. Desde el despacho del senado, continuarán las reuniones con enviados de los gobernadores, sindicalistas, empresarios y diplomáticos.
Eduardo “Wado” de Pedro viene construyendo su camino al 2023, alentado por La Cámpora y por la Vicepresidenta. Se mueve con agenda propia dentro del Gobierno nacional. Acompañado por Ignacio Lamothe, del Consejo Federal de Inversión, encabezó dos giras al exterior de gobernadores (a Israel y a los Estados Unidos). Lo acompañaron los embajadores de esos dos países en Buenos Aires. “Esto solo ocurre cuando viaja un presidente”, comentó a este diario un alto funcionario de la Cancillería, donde los viajes de De Pedro despertaron recelo. “¿Es ministro del Interior o del Exterior?”, se preguntaron.
Wado visitó días atrás La Rioja, estrechando lazos políticos con el gobernador Ricardo Quintela. Recorrió una moderna fábrica textil, se sacó selfies con los trabajadores. El ministro, con gran formalismo, también revistó tropas en un cuartel, un acto simbólico no menor, tratándose de un hijo de militantes políticos desaparecidos.
Sergio Massa, socio creciente dentro del Frente de Todos, tampoco descuida su relación con las provincias (en la carrera ya no tan de fondo hacia el 2023). Confirmó la mejora en Ganancias en una visita a Santiago del Estero, y a los gobernadores les adelantó que la partida presupuestaria de 66 mil millones de pesos para el transporte sería llevada a 85 mil millones.
Apoyado también en una agenda social con anuncios de distintos bonos para los sectores vulnerables de la población, Massa fue mencionado entre la dirigencia sindical que fue al acto del 17 de Octubre de la CGT en Obras. Carlos Acuña, integrante del triunvirato de conducción, dijo que el ministro de Economía debe ser el próximo candidato presidencial del peronismo.
Aunque no participó ni envió mensajes a ninguno de los actos del 17 de octubre, Alberto Fernández no abandonó la escena (política). Ese lunes encabezó un acto con obra pública. Sentó a su lado al gobernador Kicillof, y a los ministros Massa y Katopodis. “Mejor que decir es hacer”, parafraseó el Presidente a Juan Domingo Perón.
Fernández terminó la semana en Pilar, cordón externo del Gran Buenos Aires, donde Whirlpool montó la fábrica de lavarropas más grande de la región. Aquí lo acompañó el embajador Daniel Scioli, clave en la gestión en Brasil para radicar aquí la planta. Ya empezó a correr la versión sobre una eventual alianza para el 2023.