El contrabando de soja de Argentina a países vecinos está generando un boom económico en varias localidades fronterizas con Brasil y Paraguay. Si bien no existen hasta el momento estimaciones del volumen contrabandeado, el dinero recaudado alcanza para satisfacer a ciudades y regiones enteras.
La localidad de El Soberbio, en el centro-este de la provincia de Misiones, es uno de los epicentros del contrabando de soja. El río Uruguay a esa altura es sumamente angosto (menos de 100/150 metros) y el traslado de mercadería y el negocio en torno a eso se facilitan notablemente.
El Soberbio tiene menos 6000 habitantes y limita con la localidad brasileña de Porto Soberbo en el estado de Río Grande Do Sul, uno de los más poblados del vecino país. Allí una tonelada de soja se puede pagar hasta 87.000 pesos. Del lado argentino, en cambio, cuesta 32.000 pesos.
Semejante diferencia se explica, según explicaron especialistas a LPO, por las retenciones del 33% que cobra el Estado argentino y por el desdoblamiento del tipo de cambio que genera que los productores locales no accedan a los 540 dólares que cotiza la soja en el Mercado de Chicago.
Los 55.000 pesos de diferencia entre lo que vale en Argentina y lo que se paga en Brasil son más que suficientes para abastecer a toda la cadena del contrabando que incluye changarines, camioneros, acopiadores, productores y fuerzas de seguridad que garantizan el éxito del negocio.
En Misiones casi no se produce soja porque las condiciones climáticas y agronómicas no favorecen el desarrollo del cultivo. La provincia se caracteriza principalmente por otro tipo de actividades productivas como la forestación, la yerba mate, el tabaco y la mandioca, entre otros.
La soja que se contrabandea en lanchas a Brasil proviene mayormente de provincias del centro del país. El denominado "transporte hormiga" de la oleaginosa busca comercializarse de manera ilegal en el vecino país para evadir la doble retención tanto directa como cambiaria.
Esta situación también ocurre en provincias que limitan con Paraguay como Formosa y también, incluso, en Jujuy en la frontera con Bolivia. En estos casos, a diferencia de la mayoría del territorio misionero, las fronteras son secas, lo que facilita aún más el contrabando de mercadería.
El tema genera tal grado de preocupación que los agroexportadores se manifestaron al respecto. "El contrabando de soja, como competencia desleal, perjudica a toda la industria exportadora, que paga impuestos, y al Estado, que no los percibe", indicó CIARA-CEC en un comunicado.
"Es imprescindible que las fuerzas de seguridad actúen rápido y severamente para eliminar este flagelo", señaló la entidad que nuclea a las principales firmas agroexportadoras que representan un tercio de los envíos al exterior del país.
Algunos dirigentes del campo creen que no es casual que el tema cobre notoriedad pública en este momento luego de la estatización de la hidrovía. De hecho, una de las causas que alentaba el Gobierno para tomar la decisión era, justamente, frenar el contrabando de soja.
En marzo la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, viajó a Misiones para recorrer la frontera con Brasil y ver en primera persona por dónde se contrabandea la soja. "Trabajamos estrategias para desplegar acciones que eviten un delito económico que daña a toda la sociedad", dijo la funcionaria.
Ese mes, en Misiones, Prefectura Naval había detectado casi 27 toneladas de soja y 11 de maíz que tenían como destino final Paraguay. Lógicamente son cifras insignificantes para el volumen total de ambas cosechas que superan las 100 millones de toneladas en la Argentina.
Sin embargo, el tema no deja de generar preocupación, no sólo en los actores del sector privado por la competencia desleal, sino también en las autoridades que exigen a los transportistas que ingresan a la provincia documentación tributaria respaldatoria de la mercadería que trasladan.
De: LPO