Prácticamente la única buena noticia económica que tuvo el Gobierno para esbozar en los últimos días fue que la recuperación de la economía en el 2021 fue mayor a la que se esperaba originalmente. Casi quedó empatada con el desplome brutal de lo peor de la pandemia y la aplicación de las restricciones del 2020. Se derrumbó 10% y creció casi 10%.
Ahora todo parece empañarse. A poco de comenzar el 2022, la virulencia de la variante ómicron está poniendo en jaque la producción, el nivel de actividad del sector privado y, en consecuencia el PBI de este año y el nivel de empleo que podrá sostenerse (o no). El dato no es únicamente doméstico, también afecta a nivel internacional y, en consecuencia, el suministro de insumos importados.
Es decir, la foto es de alerta naranja. Lo que se perdió en el 2020 se recuperó el año pasado, en promedio, pero no fue igual en todos los sectores, el año pasado y ahora que el Gobierno no vuelve a las restricciones para no empantanar aún más la economía, igualmente tendría un gancho al hígado en el nivel de actividad por los ausentismos, un impacto que en el fondo la Casa Rosada no supo vislumbrar a pesar de que este tema está en el centro de la agenda política en Estados Unidos o Europa, por ejemplo, donde este efecto “contagioso” de la ómicron en las empresas ya empezó a darse antes que en América Latina.
En una de las maratónicas reuniones que tuvo el ministro de Economía, Martín Guzmán, esta semana con algunos de los empresarios que más emplean en el país, la posibilidad de que el PBI se desacelere este año estuvo en el centro de la escena. No es poca cosa, ya que mientras el Gobierno apuesta a una suba del 4% del PBI, el FMI por ejemplo a penas confía en un casi 1,80%.
Los niveles de ausentimo en las compañías van creciendo. Hay consenso en que es al menos del 20%, aunque hay algunas casos puntuales que podrían alcanzar entre el 40% y el 50%.
Lo que los empresarios y ejecutivos también le transmitieron al ministro es que de igual modo, hay demoras en los insumos importados por la misma razón. En este caso los insumos que, de paso está decir están subiendo en tre 20% y 25%. Esas demoras en las entregas más la suba de los precios por la suba del dólar también tendrán un inevitable coletazo en la inflación doméstica; un terreno donde el Gobierno no tiene ni tendrá ninguna buena noticia para aportar.
El otro eje que se coló en el encuentro con los referentes del sector privado fue que en todos los rubros se incrementaron las denuncias por el aumento en la informalidad. En algunos casos, incluso, la economía en negro llega a rozar el 50% debido básicamente a la excesiva carga impositiva en algunas actividades.
Otro de los reclamos que los empresarios aprovecharon para acercarle al equipo económico fue la suba en el costo de los fletes; en especial en los vinculados con el comercio exterior y por ejemplo en el transporte de cargas en barco que orilla un encarecimciento de entre 5% y 7% respecto de antes de la pandemia.
Una merma en la actividad de este flamante año sería la peor noticia para un año que ya arrancó con muchas dudas sobre su capacidad de crecer.