En septiembre, el Índice de Precioa al Consumidor (IPC) desaceleró al 3,5%, a causa de la caída del consumo y la moderación de los dólares paralelos. Sin embargo, los salarios y el empleo siguen cayendo, con 187.725 puestos perdidos entre noviembre de 2023 y julio de 2024. El consumo privado y la inversión también muestran fuertes caídas, complicando el panorama económico.
A diez meses de iniciado el gobierno de Javier Milei, el Ejecutivo celebra un logro: haber perforado el piso de 4% de inflación mensual que venía siéndole esquivo en los cuatro meses anteriores: 4,2% en mayo, 4,6% en junio, 4% en julio y 4,2% en agosto. A su vez, el 3,5% de septiembre permitió retornar a una senda descendente, y desaceleró fuerte la inflación núcleo, es decir, aquella que deja de lado los precios regulados (en los que el Estado interviene, como las tarifas) y los estacionales (como las frutas y verduras o el turismo). De 4,1% en agosto, a 3,3% en septiembre. Los bolsillos argentinos celebran el alivio, pero lejos están de acompañar las buenas noticias.
Con el dato de septiembre, la inflación en lo que va de 2024 alcanzó el 101,6%, la inflación de la era Milei el 153% y la interanual 209%. ¿Qué rubros traicionaron al alza? El rubro con mayores aumentos fue “Vivienda, agua, electricidad, gas” con un incremento de 7,3%. Es el resultado del ajuste de tarifas y especialmente de alquileres. El rubro “Prendas de vestir y calzado”, a diferencia de los meses anteriores, ajustó sus precios por encima del promedio: 6%. En tercer lugar, “Educación” se movió en torno del 4,3% dados los aumentos autorizados para los colegios privados.
Por debajo del promedio destacó el rubro “Salud”, que mostró variaciones de 3,3%, como resultado del incremento en prepagas y de remarcación de 1,7% en los precios de medicamentos (y 4,9% en PVP PAMI aunque si se incluyen los medicamentos excluidos del vademécum recientemente el guarismo asciende a 9,7%).
Más destacable aún es el rubro “Alimentos y Bebidas”, que desaceleró fuertemente su incremento. Luego de 3,6% en agosto, 3,2% en julio, de 3% en junio, 4,8% en mayo, en septiembre alcanzó un 2,3%. En este punto colaboraron tanto la carne vacuna, que se movió a la baja en Hacienda -4,9% en promedio respecto al mes anterior, y las verduras que en el segmento mayorista se redujeron en 3,2%. En el primer caso, la caída del consumo está influyendo, y en el caso de las verduras, operó la estacionalidad. ¿Pero qué pasa con los ingresos?
¿A qué costo el Gobierno está desacelerando la inflación?
Los bolsillos de los argentinos no sólo no logran recuperar el poder adquisitivo de noviembre de 2023, sino que caen nuevamente: el dato publicado del RIPTE (Remuneración imponible promedio de trabajadores estables) arrojó un crecimiento de los salarios de 3,8% en agosto. Ese mismo mes, la inflación fue de 4,2%, por lo cual perdieron capacidad de compra.
Esta evolución de los precios, en septiembre, estuvo sostenida en la fuerte caída del consumo (la consultora Scentia midió en agosto un desplome del consumo masivo de 17,2%), el férreo control sobre el tipo de cambio oficial (que continúa en la senda del 2% mensual) y la moderación de los dólares financieros (el CCL bajó 4% punta a punta). También colaboró la medida del Impuesto PAIS, cuya alícuota el gobierno había aumentado en diciembre y retrotrajo a 7,5% el 1° de septiembre.
En octubre, la calma (con tendencia a la baja) en los dólares paralelos podría colaborar, así como la reducción del precio del gas y la nafta, si bien en este último caso, las empresas ya solicitaron aumentar nuevamente por el incremento del precio internacional en el marco de la tensión en Medio Oriente.
La cuestión es a qué costo el gobierno está desacelerando la inflación. Y allí preocupan seriamente los datos de actividad y empleo. Luego de sostener desde el Ejecutivo que lo peor ya había pasado, que comenzaba un sendero de recuperación, los datos de septiembre mostraron heterogeneidad: tanto las ventas de CAME como la construcción volvieron a caer contra el mes anterior (además de caer fuerte interanual): -0,5% y -5,43%.
Más grave aún es la situación del trabajo asalariado registrado: entre noviembre 2023 y julio de 2024 se perdieron 187.725 puestos, de los cuales 146.465 pertenecen al sector privado y 41.260 al ámbito público. Además, por segundo mes consecutivo, el sector industrial encabezó la caída con 2.855 empleos perdidos.
Con una economía que, según las propias previsiones presupuestarias del Gobierno, se dirige a terminar el año con una caída de 4%, el consumo privado derrumbado 6% y la inversión en el subsuelo de -22%, resulta difícil celebrar el dato de inflación.
CB/JJD