La Argentina, ante la urgencia de entender la energía como política de Estado

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    Podremos discutir sobre las formas, pero no más sobre el fondo. Quienes formamos parte de la tradición productiva de la Argentina, desde distintos lugares de responsabilidad institucional, coincidimos sin dobleces en que el país está ante lo que quizás sea la última oportunidad de alcanzar y custodiar la mentada soberanía energética, una gesta que se inició con la fundación de YPF en 1922 y que, en un mundo cambiante y dinámico, necesita de un marco jurídico de previsibilidad y estabilidad que priorice las inversiones y la preservación de los recursos naturales para el desarrollo sustentable del país y el cuidado del medio ambiente.

    Estamos ante la urgencia de concebir a la energía, en todas sus formas y desde todas sus fuentes, como una verdadera política de Estado. Sólo así podremos protegerla de las oscilaciones y la inestabilidad propias de la dinámica vertiginosa de nuestra joven y aun en desarrollo institucionalidad republicana.

    A ese consenso indiscutido hemos llegado en las últimas dos semanas en la agenda de trabajo que suscitó la renovación de mandatos dirigenciales tanto en la Federación de Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburíferos (SUPEH) como en la Confederación Argentina de Trabajadores y Empleados de los Hidrocarburos, Energía, Combustibles, Derivados y Afines (CATEDAH). En el SUPEH resulté electo con el 83% de los votos directos de los afiliados y en la CATEDAH tendré por cuatro años más la responsabilidad, junto a los vicepresidentes Guillermo Peryra y Guillermo Moser, de impulsar la agenda del sector. Como máximo responsable en ambas instituciones resulta para mí necesario explicitar el rumbo que impulsaremos los trabajadores de cara al próximo decenio, con la mira en seguir empujando el crecimiento y el desarrollo del sector.

    Tanto desde la SUPEH como desde la CATEDAH buscamos que el Congreso trate la Ley que declara como Política de Estado a la energía y promueve a su vez la creación del Ente Autárquico Federativo Regional Mixto de Vaca Muerta. Ese proyecto, que se encuentra para su abordaje en la Comisión de Energía del Senado de la Nación, es el punto de partida para que la Argentina pueda alcanzar el desarrollo sostenido y pueda garantizar y custodiar la soberanía energética. Esencialmente, se propone para Vaca Muerta una organización multisectorial para el desarrollo energético de la Cuenca que genere estabilidad superlativa por sobre todos los escenarios políticos, jurídicos, económicos, sociales y coyunturales que puedan sobrevenir. Se persigue que la prevalencia de la energía permita construir establemente las bases de un país con las rutas del desarrollo económico, social, cultural, científico y tecnológico.

    He aquí la singularidad extraordinaria de Vaca Muerta, una Cuenca energética de identidad geológica, hidrográfica, geográfica y territorial, y con una sólida significación económica, tecnológica y estratégica para la producción, el trabajo y el desarrollo competitivo sean un logro en la Argentina. Esa singularidad deberá repetirse en su tratamiento para el resto de los yacimientos hidrocarburíferos que compartan las características antes mencionadas.

    Vaca Muerta es un yacimiento dinámico en marcha y con una prospectiva de creciente evolución, inversión, producción, rentabilidad y mercados. Los protagonistas son la Nación, las provincias, YPF, las empresas privadas nacionales y extranjeras y los sindicatos. A todos ellos corresponde la responsabilidad del consenso para la homologación de una organización que contenga las bases de la declaración de las políticas de Estado para el sector y la creación de un ente federativo regional mixto a modo de organización institucional.

    Pero para poder avanzar, es necesario que entendamos a la energía como una razón de Estado. Por eso, promovemos que la declaración de política de Estado alcance a la generación y distribución de todas las fuentes de energía del país, tanto convencionales como no convencionales, destinadas al trabajo, la producción, la industria y el desarrollo integral de la Nación. También buscamos que se aplique el contenido, efectos y alcance de esta declaración a las nuevas fuentes energéticas que provengan de la innovación tecnológica.

    Es hora de actuar, pues aún estamos a tiempo de estar a la altura de los desafíos de la era, y potenciar desde los trabajadores organizados el alcance, la proyección y la preponderancia de YPF, la monumental obra inaugurada por el general Enrique Mosconi en 1922 y que en apenas meses cumplirá 100 años.

    Por: Antonio Cassia

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