Con sus 50 velitas recién sopladas, la reina Máxima Zorreguieta retomó su agenda oficial y volvió a sorprender en su corta visita a la provincia de Limburgo, cerca del límite con Bélgica y Alemania. Junto al rey Guillermo (54) recorrió ciudades como Venla, Bergen y Venray, entre otras, y demostró que más allá de la corona que pueda llevar sobre su cabeza, su simpatía innata y su, por momentos, simplicidad, acrecientan la admiración y el amor de los holandeses.
Para cumplir el primer compromiso de su agenda, una visita al “Parque Nacional de Maasduinen” (que retrató el sitio Guacamouly.com) , en Bergen, decidió repetir, por tercera vez, el colorido tapado de Oscar de la Renta con flores en verde, amarillo, blanco, fucsia, que adquirió temporadas pasadas por 5.141 euros, y que llevó sobre un vestido con cuello asimétrico de Natan y completó con un tocado pillbox de mimbre trenzado en verde, con cartera en satén, guantes y stiletos haciendo juego de Gianvito Rossi.
Lo más gracioso fue que cuando la invitaron a recorrer el parque y Máxima comprobó las dimensiones del mismo y sus estrechos y zigzagueantes senderos pidió un minuto y un lugar para sentarse y cambió sus elegantes zapatos por unos simples mocasines, casi masculinos, y en color negro.
“No tan lindos y fashion pero muy cómodos para caminar por estos senderos…”, comentó con su simpatía de siempre. Ante la gran sonrisa de Guillermo, sin ningún problema, luego se acomodó el tapabocas y comenzó su caminata. Al día siguiente y como parte del apoyo que los monarcas están brindando a los empresarios ante la crisis económica que sufre el mundo debido a la pandemia, visitaron la peletería familiar “Smit & Son”, ubicada en Wesepe, que cumplía doscientos años.
Y allí Máxima brilló como una gran “lady” con un vestido al cuerpo de Natan que acompañó con un tapado que llevó sobre los hombros en “pied de poule” marrón y blanco que completó con un sofisticado sombrero de ala ancha en tono cobre de Fabienne Delvigne, zapatos altos en ocre de Gianvito Rossi, cartera, argollas de oro y su clásico Cartier de siempre. Los más detallistas le descubrieron en su muñeca dos brazaletes de oro que, según comentaron, eran uno de los regalos que había recibido de Guillermo por sus 50. Allí la Reina volvió a hacer alarde de su espontaneidad y simpatía cuando alguien pensó que había olvidado su tapabocas y ella mostró rápidamente que lo tenía en su mano.