La situación en Australia es considerada de extrema gravedad, porque el fuego no deja de arrasar con todo a su alrededor, entre muertos, desaparecidos, turistas acorralados contra el mar, evacuaciones obligatorias de inmensas zonas y animales muertos, entre otras tristes postales de un país en peligro. Además, según las autoridades, murió el 30 por ciento de la población de koalas.
En las redes sociales y en los medios de comunicación circulan las imágenes de una nación asediada por las llamas, literalmente acorralada por incendios devastadores y al borde de una crisis humanitaria y ambiental que muchos no dudan en calificarla como “sin precedentes”. Como dato positivo, según los meteorólogos, en los últimos días han retrocedido las altas temperaturas.
Hasta hoy, son 18 los muertos de los cuales ocho perecieron en la jornada de ayer al tiempo que se suman más desaparecidos. Los testigos aseguran que en Canberra, por ejemplo, “el aire es irrespirable aunque esto sólo sería el comienzo porque el verano acaba de comenzar y en las zonas más afectadas, en Nueva Gales del Sur y en el estado de Victoria, se espera para el sábado una temperatura récord de 46 grados Celsius”, detalla la agencia ANSA.
Como dato para graficar la crisis que vive el país de los canguros, el humo de los incendios era visible desde Nueva Zelanda que se encuentra a más de 2.000 kilómetros de la costa australiana. El Gobierno desplegó aviones y barcos militares para ayudar a los numerosos residentes y turistas que no tuvieron más remedio que interrumpir sus vacaciones o su vida diaria para escapar hacia las zonas costeras y pasaron la noche -y varias noches más- a bordo de un auto o a la intemperie.
En todas las zonas asediadas por el fuego escasean los alimentos, el combustible, la electricidad y el agua. Al mismo tiempo, los supermercados tienen colas de personas mientras que otras tiendas literalmente están vacías. Entre los números que grafican el delicado escenario, los incendios forestales han destruido más de 200 hogares, casi mil sólo en Nueva Gales del Sur. Asimismo, se quemaron más de 5 millones de hectáreas, con enormes pérdidas para la fauna y la vegetación.
De hecho, de acuerdo a la Universidad de Sydney, 480 millones de animales habrían muerto desde el inicio de los incendios.