Kirill Makoveev, que encabeza una de las organizaciones que traen las chicas a la Argentina, posteó en su Facebook una foto de Cristina Kirchner con un barbijo. Acompañó la imagen con la siguiente frase: “así llega la vejez y el olvido. Primero eres el presidente favorito de todos, luego nadie te saca a la calle después de ser condenado y luego ya estás aislado en la Patagonia”. El texto está traducido en ruso.
El hombre vive en la Argentina desde 2014 y le contó a The Guardian de Londres que pronto vio el negocio del turismo de parto. Seguramente sus clientas o clientes no se ofendieron con el posteo contra Cristina. Pocas la deben conocer, pero por la extracción política y social se trata en buena medida de mujeres de clase media acomodada, de recursos apreciables, que de ninguna manera huyen de la guerra con Ucrania, sino que están en busca de una nacionalidad diferente a la rusa. Más bien se orientan a irse a vivir a Europa o Estados Unidos.
Cómo funcionan las organizaciones ruso-argentinas que trafican la nacionalidad:
La industria judicial de pasaportes argentinos, Makoveev no tuvo problemas en ratificar este viernes, en C5N, que él efectivamente brinda los servicios que incluyen traductores y acompañamiento en todos los trámites, como por ejemplo en el Registro Civil, en el Registro Nacional de las Personas y seguramente en la justicia. Por supuesto, que la primera etapa es el parto y también el acompañamiento en la parte médica. Habló de que tres meses, pero según Migraciones las chicas se van al mes y medio y no regresan. La tarifa por los servicios, reveló Makoveev, es de 5.500 dólares, como piso.
“No hago nada ilegal --señaló el titular de RuArgentina--. Acá la legislación lo permite. Vendo información y servicios”.
En la nota que publicó The Guardian se consignan las explicaciones por las cuales la llegada de embarazadas rusas es masiva:
Muy buen servicio de salud, público y privado.
Magnífico pasaporte, con amplias posibilidades de ingreso a casi cualquier país.
Una histórica legislación de bienvenida a los inmigrantes.
La polémica se plantea en este último punto. Porque las mujeres no son estrictamente inmigrantes. La enorme mayoría no vienen a vivir a la Argentina. Sólo vienen a hacerse del pasaporte. Justamente el emblema de la empresa de Makoveev: no es una cigüeña sino un pingüino, que no trae un bebé, sino un pasaporte.
Desde ya que a RuArgentina no le va mal. Tienen todo reservado hasta abril. Y eso encaja con lo que ven en Migraciones. La cantidad de embarazadas rusas crece día a día. En los últimos meses son más de 5.000 y se habla de que el total para 2023 puede acercarse a 20.000.