Bolivia amaneció en medio de una relativa calma tras una noche de gran violencia y en medio de una gran incertidumbre política después de la renuncia de Evo Morales, forzada por un ultimátum del ejército y las fuerzas policiales, en un clásico esquema de golpe de estado, y mientras se busca una salida institucional a la compleja situación.
De acuerdo con la ley, quien debía asumir la Presidencia era el Vicepresidente, Álvaro García Linera, sin embargo, él también renunció. Lo mismo que quienes seguían en la sucesión: la titular del Senado, Adriana Salvatierra, y el jefe de la Cámara de Diputados, Víctor Borda.
En ese marco, la vicepresidenta segunda del Senado, Jeanine Añez, asumió interinamente la Presidencia de Bolivia. “De manera constitucional voy a asumir primeramente la presidencia del Senado”, aseguró la senadora de Unidad Demócrata (oposición), que agregó que la suya será una transición. “Esto será como el pueblo boliviano quiere, un tema de transición. Vamos a llamar a elecciones con personalidades probas”, aseguró.
Se esperaba que este mediodía la Cámara de Diputados realizara una sesión extraordinaria para definir la sucesión de Evo, cuya carta de renuncia fue recibida ayer en el poder legislativo. El partido de Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), controla casi dos tercios de la Asamblea y es necesario para el quórum. Sin embargo, debido a que varios diputados expresaron su imposibilidad de llegar a la sede legislativa por la situación de inseguridad en las calles, se decidió postergar sin nueva fecha la sesión.
Diferentes actores de la oposición boliviana habían hecho un llamamiento a los grupos de choque golpistas para que no ataquen a los asambleístas del MAS y pudieran llegar a la Plaza Murillo, sede de la Asamblea Legislativa. Ayer hubo numerosas denuncias de hechos de violencia protagonizados por grupos de choque que “cazaban” a dirigentes oficialistas, y de represión policial con balas de plomo a manifestantes que pedían el regreso de Morales.
En tanto, Evo se halla refugiado en Chimoré, en el departamento de Cochabamba, pero no se sabe su ubicación exacta. El ex mandatario se mantuvo activo en Twitter, desde donde calificó a su rival político Carlos Mesa y al líder opositor del Comité Cívico Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, como “discriminadores y conspiradores, pasarán a la historia como racistas y golpistas”.