La petrolera británica Shell ha anunciado este martes que no volverá a comprar petróleo ruso, así como que retirará su participación de todos los hidrocarburos de este país, después de las críticas recibidas tras la adquisición la semana pasada de un cargamento de crudo ruso para su refino. “Somos muy conscientes de que nuestra decisión de la semana pasada de comprar un cargamento de petróleo crudo ruso para refinarlo en productos como gasolina y diesel, a pesar de haberlo hecho pensando en la seguridad de los suministros, no fue la correcta y lo lamentamos”, ha asegurado el consejero delegado de la compañía de origen holandés, Ben van Beurden.
De este modo, el máximo ejecutivo de la petrolera ha anunciado que la posición de Shell pasa por “dejar de comprar crudo ruso de inmediato en el mercado al contado y no renovar los contratos a plazo”, mientras que destinará las ganancias procedentes de los remanentes de petróleo ruso procesado a un fondo cuyos recursos tratarán de aliviar las consecuencias de la guerra para el pueblo de Ucrania. Asimismo, en estrecha consulta con las autoridades, la petrolera está cambiando su cadena de suministro de petróleo crudo para eliminar los volúmenes rusos, aunque ha advertido de que podría llevar semanas en completarse y conducir a una reducción del rendimiento en algunas refinerías.
“Shell anuncia su intención de retirarse de su implicación en todos los hidrocarburos rusos, incluidos el crudo, los productos derivados del petróleo, el gas y el gas natural licuado [GNL], de manera gradual, alineado con las pautas del Gobierno [británico]”, se lee en un comunicado. “Este es un desafío complejo. Cambiar esta parte del sistema energético requerirá una acción concertada por parte de los gobiernos, los proveedores de energía y los clientes, y la transición a otros suministros de energía llevará mucho más tiempo”. La semana pasada, Shell anunció su intención de salir de las empresas conjuntas en las que participa junto a Gazprom, así como de poner fin a su participación en el proyecto del oleoducto Nord Stream 2. A finales de 2021, Shell tenía alrededor de 3.000 millones de dólares (2.680 millones de euros) en activos no corrientes en estas empresas en Rusia, ha precisado la compañía, advirtiendo de que la decisión de iniciar el proceso de salida afectará al valor en libros de los activos de Shell en el país euroasiático y provocará deterioros.