La invasión de Ucrania es «un deber» de Moscú que necesita «cumplirse hasta el final», exclamó este miércoles el presidente Vladímir Putin, durante un extenso discurso en la sesión plenaria del Foro Económico Oriental de Vladivostok que reúne a sesenta países y territorios en esta ciudad portuaria rusa. El jefe del Kremlin aseguró que «no hemos perdido ni perderemos nada» en esta guerra y, en cambio, el país sí saldrá fortalecido en su «soberanía». El mandatario advirtió también sobre la posibilidad de paralizar la exportación de cereales y suspender el suministro energético a Occidente si fija precios a la exportación del petróleo y el gas rusos.
Putin considera que el grano embarcado en los puertos ucranianos no está siendo enviado a los países más necesitados, por lo que baraja suspender en diciembre el acuerdo alcanzado con el Gobierno de Kiev a finales de julio -gracias a la mediación de Turquía- para la exportación de cereales. «Hicimos todo lo posible para garantizar que se exportara el grano ucraniano. Lo hicimos junto con Turquía. Si excluimos a Turquía como país intermediario, entonces casi todo el grano exportado desde Ucrania no se está enviando a los países en desarrollo más pobres, sino a los países de la Unión Europea», lamentó el jefe del Kremlin.
A este respecto, añadió que «al igual que muchos países europeos en las últimas décadas y siglos han actuado como colonizadores, hoy continúan haciendo lo mismo». «Una vez más engañaron a los países en desarrollo y siguen haciéndolo. De esta forma, los problemas alimentarios en esos países más pobres no harán más que aumentar, lo que podría conducir a una catástrofe humanitaria sin precedentes», alertó. Su intención es hablar con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, para «limitar la exportación de grano y el comercio de alimentos a lo largo de esta ruta», es decir, con dirección hacia Europa.
El pasado 22 de julio se firmaron en Estambul dos acuerdos por separado con Turquía y Naciones Unidas para este tráfico: Ucrania por un lado y Rusia por otro. Kiev se comprometió a guiar las embarcaciones de forma segura y evitar los campos de minas mientras que Moscú aceptó no atacar los cargueros ni las infraestructuras portuarias ucranianas. Precisamente este miércoles se pronunció también el representante ruso ante la ONU, Víctor Nebenzia, al asegurar que «llegamos a un acuerdo, pero no funciona en lo que respecta a la parte rusa. Ni un solo barco ruso ha sacado grano ruso de los puertos rusos para exportarlo». Nebenzia insinuó, dadas las circunstancias, que Moscú podría rescindir los acuerdos o no prolongarlos cuando expiren en diciembre. A este respecto, el asesor de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, respondió que «no hay razones objetivas para revisar el acuerdo. Desde nuestro punto de vista y el de los intermediarios, se está cumpliendo estrictamente». Podoliak calificó la posición expresada por Putin de «inesperada» e «infundada».
Por otra parte, el líder ruso habló este miércoles de la actual crisis energética que sacude a Europa. Según su punto de vista, Rusia no emplea la energía como arma, pese a la interrupción indefinida del abastecimiento de gas al Viejo Continente a través del gaseoducto Nord Stream y la advertencia de su portavoz, Dmitri Peskov, de que no se restablecerá mientras no se levanten las sanciones.
La decisión «estúpida» del G-7
El máximo dirigente ruso tachó de «tonterías» las acusaciones de que utiliza los cortes como arma. Dijo que su país está dispuesto a proporcionar los volúmenes de gas que soliciten los países importadores, pero hizo referencia a la avería sufrida por una turbina, causa, según él, del actual parón de la tubería. «Si nos proporcionan la turbina, reactivaremos mañana el Nord Stream», aseguró. Peskov ya avisó el lunes que las sanciones occidentales por la invasión han provocado un gran déficit de piezas de recambio para el mantenimiento de los equipos del gaseoducto, lo que «amenaza la integridad del Nord Stream». Putin subrayó este miércoles que «no ha sido Rusia la que ha impuesto sanciones», a las que definió como un «callejón sin salida para todos, para unos y para otros».
La razón por la que Moscú sí podría cesar de suministrar carburantes a Occidente sería el establecimiento de topes a los precios de estas materias primas, algo que el mandatario consideró «una decisión absolutamente estúpida»: «No proporcionaremos nada en absoluto si es contrario a nuestros intereses, en este caso económicos: ni gas, ni petróleo, ni carbón, nada». Los países del G-7 decidieron el viernes poner un tope tarifario al crudo ruso.
«Quienes intentan imponernos esto no están en condiciones ahora de dictarnos su voluntad, tienen las manos muy cortas», enfatizó Putin antes de recordar que el gaseoducto por Ucrania «no funciona por iniciativa de Kiev y el Yamal-Europa lo cerró Polonia». Como solución, propuso poner en servicio la tubería Nord Stream-2, algo que la coalición de Gobierno en Alemania ve con reticencia. «Estamos listos para abrir la. Basta con apretar un botón», aseguró el mandatario ruso.
Sobre la guerra, Putin repitió su ya conocido argumento de que «las hostilidades comenzaron en 2014, después del golpe de Estado en Ucrania, por parte de quienes no deseaban un desarrollo normal y pacífico y trataron de reprimir a su propio pueblo llevando a cabo una operación militar tras otra y sometiendo a la gente que vive en Donbás a un genocidio durante ocho años». Por eso, señaló que Rusia «respondió a aquello de forma consciente» y llamó la invasión de Ucrania «un deber» que necesita «cumplirse hasta el final». «No hemos comenzado nada en cuanto a operaciones militares, sino que solo estamos tratando de ponerlas fin», insistió.
«Si Borrell viviera en los años 30 en España estaría del lado golpista»
Vladímir Putin tuvo este miércoles duras palabras para el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en respuesta a unas declaraciones del político español realizadas el lunes pasado en las que habría calificado a Rusia como un «régimen fascista». «Si (Borrell) hubiera vivido en España en los años treinta y hubiera escuchado la frase 'Sobre toda España está el cielo despejado', la señal que dio comienzo al golpe del general Franco, ¿hubiera tomado las armas? ¿Y de qué lado estaría?», se preguntó Putin ante los asistentes al Foro Económico Oriental de Vladivostok para, a continuación, responderse: «En mi opinión, estaría del lado de los golpistas, igual que hoy apoya a los golpistas en Ucrania». El presidente ruso considera que «la fuente principal del poder actual (en Ucrania) es el golpe de Estado de 2014», en alusión a las protestas de la plaza del Maidán que concluyeron con la presidencia del ucraniano Víktor Yanukóvich.
El jefe del Ejecutivo puso así el colofón a una serie de críticas vertidas por diferentes altos cargos gubernamentales rusos a las palabras de Borrell durante una conferencia interparlamentaria de Praga. No obstante, la Comisión Europea manifestó el mismo martes, un día después del discurso, que el Alto Comisionado de Asuntos Exteriores de la UE no se pronunció en tales términos y que la equiparación de Rusia con un «Estado fascista» obecedió a un error de traducción.
Borrelll, según la versión al inglés, dijo: «No tenemos un plan concreto sobre cómo derrotar a la Rusia fascista y su régimen fascista; se me ha preguntado, pero esa no es mi tarea, mi tarea es más modesta y es ayudar a Ucrania desde la unidad». Sin embargo, su oficina matizó que en esta declaración faltaba por apostillar que Borrell parafraseaba a un diputado estonio que se había referido a Rusia como un régimen fascista.
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvedev, criticó este miércoles la «mente cerrada» de Borrell y su «repugnante» declaración. «Este funcionario debe figurar en la lista permanente de personas a las que no dar la mano y sin derecho a ser perdonado».